El Ministerio de Industria, Energía y Turismo ha redoblado su ofensiva favorable a las prospecciones petrolíferas en el mar balear, reafirmando la exclusiva competencia estatal en este tema y con cambios fiscales a última hora para vencer la resistencia social e institucional a las prospecciones, introduciendo un nuevo impuesto sobre la producción de hidrocarburos, con la promesa de repartir los ingresos que se obtengan, como una especie de soborno, con la comunidad autónoma y los ayuntamientos de las Illes Balears. El Ministerio del Petróleo, que no de Turismo, ha dado prioridad a las prospecciones. La comunidad autónoma que tiene la mayoría de las competencias en Turismo y la responsabilidad de hacer viable el turismo en las islas solo puede protestar esperando ser escuchada. Por parte del Estado solo Medio Ambiente del Ministerio, a través de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, desaconseja las prospecciones en el mar balear. ¿Podrá este informe negativo a las prospecciones doblegar los intereses de Industria y de las Petroleras? ¿Vale la pena poner en peligro el futuro del turismo y del mar Mediterráneo, cuando la propia Asociación Española de Hidrocarburos estima con una probabilidad de éxito reducida que las reservas de crudo no darían ni para dos meses de consumo en España?

Hay que ir más lejos en la protección del mar Mediterráneo. Este es el reto que tiene España y las Illes Balears. El Mediterráneo no es solo una parcela de nuestro país, que podemos explotar como si fuese nuestro solamente y hacer barbaridades creyéndonos inteligentes por ello, para obtener, a costa de daños incalculables, beneficios económicos dudosos basados en apostar por una industria contaminante. Todo parece indicar que en el futuro cercano, esta industria puede cambiar en otra dirección por el progreso tecnológico en la utilización de fuentes de energía renovable y la protección medioambiental, pero mientras el mal ya estará hecho. Todos los países mediterráneos tienen el deber de salvaguardar este legado de belleza y de historia milenaria que ahora se quiere borrar de un plumazo. Todas las islas y países ribereños del Mediterráneo deberían tomar conciencia y unirse para evitar esta enorme desgracia. El mar Mediterráneo es Patrimonio de la Humanidad y permitir las prospecciones es un sin sentido para dicha entidad. Es ridículo que se pida a Eivissa y Formentera y a sus aguas ciertas condiciones por ser Patrimonio de la Humanidad y después se permitan estos desmanes. El futuro no va por ser uno más de los que contaminan y destruyen el equilibrio del planeta. El futuro está cambiando y muy rápido y en dirección contraria a la contaminación y los hidrocarburos como base de la energía, entonces no es de países inteligentes actuar de esta forma, el progreso va por otro lado. Los países mediterráneos deberían unirse en este sentido y promover otros avances, otras tecnologías, las prospecciones no son sino más de lo mismo. Hay que aprovechar los foros interregionales abiertos dentro de la Unión Europea con Francia e Italia, y los foros de las regiones mediterráneas de España para que la comunidad autónoma de las Illes Balears adopte una postura activa en esta protección. También se debería trabajar para mejorar la protección legislativa de las actividades turísticas y medioambientales de las regiones mediterráneas que están ahora indefensas ante los intereses de las multinacionales del petróleo.