Situados en un contexto en que la única forma (no hay otra) para retomar una senda de crecimiento sólida y estable es lograr una mayor presencia de Balears en la economía mundial, la pregunta que sigue es cómo mejorar el posicionamiento internacional de los bienes y servicios que se producen en las Islas.

Aunque esta pregunta no tiene una respuesta única, existe un creciente reconocimiento de que lo que se necesita es forjar una ‘estrategia inteligente’ centrada en la construcción de ventajas competitivas sostenibles. Buen reflejo de ello es la estrategia de crecimiento que plantea la Unión Europea para esta década, Europa 2020, y cuya iniciativa más emblemática es la ‘Estrategia de investigación e innovación para la especialización inteligente’ o RIS3 (por las siglas de ‘Research and Innovation Smart Specialisation Strategy’).

El concepto de ‘estrategia de especialización inteligente’ surge de la constatación de que en el pasado muchos gobiernos regionales han invertido miméticamente en ciertas áreas, sin realmente tener en cuenta su contexto específico. De ahí que las estrategias de especialización inteligente se sustenten sobre la idea de concentrar recursos de conocimiento y enlazarlos con un número limitado de actividades económicas –sobre la base de las fortalezas propias y la especialización internacional de cada región–.

Paralelamente, la especialización inteligente promueve un uso eficaz y eficiente de las inversiones públicas, favoreciendo que los países y regiones fortalezcan su capacidad innovadora, concentrando los escasos recursos humanos y financieros en unas pocas áreas globalmente competitivas con objeto de relanzar el crecimiento económico y la prosperidad.

La especialización inteligente se enfrenta, pues, al difícil desafío de tomar decisiones de priorización y distribución de recursos para identificar las áreas de desarrollo regional más prometedoras en lo que ha sido descrito como un proceso de descubrimiento emprendedor. Ello obliga a involucrar proactivamente a los actores regionales, incluyendo, entre otros, a empresas, instituciones de educación superior, institutos de investigación, innovadores independientes y, en definitiva, a cualquiera actor de la sociedad civil.

Por supuesto, la formulación de una estrategia de especialización inteligente no conducirá por sí misma a una mejora del posicionamiento internacional del Archipiélago. Es preciso que se traslade a instrumentos prácticos, de ahí que resulte fundamental una adecuada gobernanza multinivel que imbrique los diferentes niveles de la administración con el fin de combinar el necesario establecimiento de objetivos y asignación presupuestaria (políticas de arriba abajo ‘top down’) con la contribución de los agentes regionales en la definición de prioridades de especialización (políticas de abajo arriba ‘bottom up’).

Este es el reto ahora: movilizar talento, priorizar y concentrar fuentes de financiación, desarrollar clusters de nivel global y facilitar la aparición de plataformas de liderazgo colaborativo que permitan encajar lo que se tiene con lo que el resto del mundo tiene. En definitiva, ha llegado la hora de focalizar la estrategia de especialización inteligente RIS3 de Balears para responder a las necesidades de transformación del sistema productivo con un objetivo final: contribuir a la generación de empleo y bienestar a medio-largo plazo.