Los paseos de Yellow Catamarans han transportado a más de medio millón de turistas.

Pasear por el puerto de Maó dicen que no solo es descubrir un paraje único de singularidad y belleza inigualable en todo el Mediterráneo, sino que permite hacer un recorrido por la historia de Menorca a través de sus diversas conquistas. Una excursión náutica que la empresa Berguiners Port Maó SL lleva haciendo más de veinte años por la rada mahonesa con sus catamaranes amarillos, más conocidos como Yellow Catamarans, que ha permitido que más de medio millón de turistas hayan podido disfrutar de la brisa y los encantos del puerto natural más grande del Mediterráneo y el segundo mayor del mundo después de Pearl Harbour.

La historia de esta empresa menorquina tiene origen en las primeras salidas que Delio Preto por el puerto. Este pescador de es Castell se dio cuenta en los años sesenta de que los turistas italianos que llegaban en aquel entonces a Menorca se interesaban no solo por lo que hacía sino por recorrer un trocito del espectacular puerto natural que los contemplaba. Con su pequeña embarcación de color amarillo recogía a los intrépidos expedicionarios en Cales Fonts y los trasladaba hasta la fábrica donde se producía el Gin Xoriguer para que pudieran degustar y hacer la visita a la emblemática destilería. Estas primeras excursiones náuticas se fueron convirtiendo en algo habitual más allá de su trabajo diario, con lo que al cabo del tiempo decidió botar una nueva embarcación más grande con la que poder pasear cómodamente a los turistas. Sin quizás pretenderlo, estaba escribiendo las primeras páginas de la historia de un pequeño negocio que inicialmente fue familiar y que el paso del tiempo hizo evolucionar a ritmo de llegadas de nuevos turistas.

“La llegada en masa de británicos que venían a pasar sus vacaciones a Menorca hizo que los touroperadores de la época se pusieran en contacto con Delio Preto para poder concertar excursiones por el puerto para los clientes de los hoteles con su menorquín de veinte plazas”, explica Antonio Ares, uno de los socios de la empresa actual. “Con la llegada de más y más turistas se fueron añadiendo otros pescadores como Delio que también ofrecían excursiones a través de los seis kilómetros de longitud que tiene nuestro puerto”, añade.

Fue a principios de los años noventa cuando decidieron dar un paso más en las excursiones náuticas en la empresa e iniciaron una búsqueda de algo nuevo y diferente de lo que se estaba ofreciendo en Menorca. Descubrieron que en el norte de la Costa Brava, en la zona de l’Estartit, se realizaban excursiones por una reserva natural con unos catamaranes que permitían no solo un simple paseo sino que tenían el añadido de la visión del fondo marino. “Decidieron encargar en un astillero de Roses una embarcación a medida para el puerto de Maó, un catamarán de dieciséis metros de eslora y seis y medio de manga para 150 pasajeros”, explica Antonio Ares.

“Fue una innovación en la isla porque no solo fue el primer barco de estas características que llegaba a Menorca sino que llegaba con el atractivo de poder observar la vida subacuática. El bautismo de mar se produjo en verano de 1995 en una inauguración llena de expectación e invitados”, añade. De hecho, uno de los interrogantes era la funcionalidad de la visión submarina ya que el puerto tiene una profundidad de 20 metros.

“Al salir fuera del puerto fue cuando nos dimos cuenta del espectáculo que suponía la visión de la fauna y la flora marina a una profundidad de tan solo 4 metros”, detalla. “Con el nuevo catamarán ya podíamos acoger un autobús entero y hacer excursiones de una hora que recorrían toda la costa norte hasta la entrada del puerto y regresaban por la zona sur. Seguíamos con los touroperadores pero en aquellos años fue cuando decidimos abrirnos a la venta para el visitante espontáneo que nos solicitaba subir en la embarcación”, explica Ares.

En 1998 decidieron constituir la sociedad mercantil que es ahora con la incorporación de nuevos socios y decidieron invertir en la adquisición de un segundo catamarán para satisfacer la demanda creciente de turismo que se fue consolidando con el paso de los años. “La mayor parte del trabajo se concentraba entre mayo y octubre, en una época en la que también teníamos peticiones de grupos sénior extranjeros a los que trasladábamos a visitar sitios especiales como El Lazareto o la Isla del Aire para que se pudieran bañar o ver una puesta de sol”.

Actualmente realizan seis salidas diarias entre las diez y media de la mañana y las seis de la tarde pero también alquilan sus embarcaciones para eventos privados como bodas o cumpleaños. “La excursión por el puerto sigue siendo uno de los atractivos más demandados de quien visita Menorca en verano pero, lamentablemente, hemos dejado de ofrecer salidas para contemplar la puesta de sol con una copa de cava porque el touroperador ya no está interesado. Ofrecemos otras salidas especiales, además de las diarias en temporada alta, para seguir alguna regata o evento especial como el Foro Menorca en la Isla del Rey. Nos gusta también poder colaborar desinteresadamente con acciones como las procesiones del Carmen, la cabalgata de Reyes en es Castell o las visitas a la Isla del Rey los domingos”, apunta Antonio Ares. “Hemos intentado otras iniciativas como excursiones hasta la Fortaleza de la Mola pero el hecho de que también se pueda llegar a través de carretera, nos las han hecho acabar descartando”, concluye.

FUTURO. Berguiners Port Maó SL tiene actualmente trece empleados, de los cuales ocho son al mismo tiempo socios y propietarios de la empresa. Disponen de dos locales abiertos al público en el mismo puerto de Maó, además de unas taquillas para la adquisición de boletos para el pasaje.

“Empezamos a vender al público con una mesa y una sombrilla hasta que hace trece años Autoridad Portuaria de Balears nos permitió montar unas casetas y unos almacenes que reconvertimos también en oficinas de venta. Crecimos entre personal de tierra y patrones para las embarcaciones para poder ofrecer un mejor servicio”, explica el patrón.

“Nos hemos abierto también a la comercialización online a través de nuestra página web, además de disponer de un canal de Facebook abierto con más de tres mil amigos”, añade. “Cada año imprimimos 180.000 folletos, que no son pocos, para distribuir por toda la isla, como uno de las de las maneras que tenemos para llegar al cliente”. De momento no se plantean ampliar más la flota y este año, además, por primera vez, deberán hacer la varada en Alcúdia ya que en Menorca no disponen del servicio portuario adecuado.