Cristina Quintana, la segunda generación, es la actual propietaria de la empresa. | Gemma Andreu

La familia Quintana Pons lleva 23 años elaborando licores de forma artesanal en Alaior. Una tarea que inició Lorenzo Quintana Seguí en 1992 junto a su esposa Magda Pons Garcés, y que tras su jubilación ha pasado a manos de su hija Cristina. La segunda generación se ha propuesto que Licores Biniarbolla amplíe su presencia en el sector de la hostelería y la restauración de Menorca, tras haber iniciado un cuidadoso trabajo de renovación de toda su imagen corporativa. Una actualización de la marca pero sin perder la esencia que les ha permitido convertirse en un producto menorquín de referencia.

FINCA BINIARBOLLA. La finca Biniarbolla en Alaior siempre ha privilegiado una gran extensión de árboles frutales y la familia Quintana Pons se había dedicado durante años a la comercialización de la fruta. Al mismo tiempo, con la fruta sobrante, Lorenzo Quintana se encargaba de elaborar un licor para consumo propio, hecho a partir de la maceración de frutas y hierbas aromáticas. Una producción que acabó dando lugar al nacimiento de Licores Biniarbolla en 1992 y que empezó a distribuir tímidamente a los restaurantes de la zona. “Hasta el año 2000 mi padre solo elaboraba licores de mandarina, de melocotón y de limón, pero recuperó una receta antigua de unos monjes de Menorca que habían producido bebidas digestivas y medicinales”, explica Cristina Quintana Pons, actual propietaria. “Consiguió afinar esta receta olvidada por el paso de los siglos y la fue puliendo hasta que le gustó el sabor, creando nuestro propio licor de hierbas”, añade.

De hecho, Lorenzo Quintana ha tenido el honor de recibir la carta como maestro licorero artesanal, el único de Balears. “Hoy en día seguimos haciendo el mismo proceso de elaboración artesanal, a partir de la mezcla entre 17 y 18 hierbas la mayoría de las cuáles recogemos en la finca familiar durante el verano”, detalla. La maceración en alcohol de remolacha durante dos o tres meses, antes del proceso de embotellado, acabará con el proceso de lacrado y sellado manual para algunos de sus formatos. En el año 2011 incorporaron el licor de manzanilla.

A lo largo de su historia han llegado a producir 36.000 botellas anuales, si bien actualmente no superan las 20.000. “Que los turistas no puedan embarcar líquidos en los aviones ha frenado mucho las ventas del sector y nosotros, que somos pequeños, todavía lo hemos notado más”, explica Cristina Quintana.

Desde la jubilación de su fundador, la nueva gerente ha culminado un proceso de renovación de todo el packaging y la imagen corporativa de Licores Biniarbolla así como la incorporación de nueva maquinaria que mejora los procesos de elaboración. “Sin perder su esencia, creo que hemos conseguido que las hierbas sean mas gustosas y bastante más dulzonas en la distintas graduaciones que tenemos en el mercado”, comenta.

La empresa se ha centrado en la producción de licor de mandarina, de limón, de hierbas dulces y de manzanilla como productos estrella. “Mi objetivo es mejorar nuestra presencia en los hoteles, bares y restaurantes de Menorca, aprovechando que tenemos un producto de calidad que no se elabora como los otros licores, a partir de aromas, sino a través de un proceso de maceración auténtico. El consumidor de hoy en día demanda este producto propio artesanal. Queremos abrirnos a la sociedad menorquina y al turismo, con visitas a nuestra fábrica para que además de degustar y comprar el producto, puedan vivir la experiencia de la maceración”, detalla.

Durante este mes de marzo han hecho diversas promociones con la Asociación Gastronómica Fra Roger y la Asociación de Restaurantes y Cafeterías de Menorca. “Tengo muchas ideas para aumentar la notoriedad de nuestra marca. La nueva página web que está en proceso nos ayudará y también las visitas comerciales que estamos haciendo a hoteles rurales, restaurantes y establecimientos, que ponen en valor el producto local”, concluye.