Analizamos hace dos semanas si era peligroso el hecho de que el IBEX perdiera los 11.000 puntos y advertimos a los inversores a largo plazo que la paciencia y el cumplimiento de una estrategia dan buenos resultados.

Así está sucediendo, ya que tras la subida del lunes pasado en la que nuestro selectivo se apuntó casi un 4%, le permitió, tras un cierre semanal ligeramente por debajo del soporte “clave”, colocarse holgadamente y con extrema rapidez por encima de 11.200.
Desgraciadamente, estos movimientos no son más que “ruido” que hay que obviar para el largo plazo, pero que para el corto pueden provocar pérdidas ya que debieron saltar stops mientras que pocos días después el mercado volvía a estar en precios aptos para comprar. Este es uno de los motivos por los que la especulación cortoplacista es mucho más difícil y suele provocar más pérdidas que la más sostenida en el tiempo, siempre que esta se haga a conciencia.

El movimiento en el resto de Europa fue similar al experimentado por la bolsa española: caídas hacia niveles de soportes clave que no se pierden ni siquiera en nuestro IBEX, que si bien alcanzó un mínimo la semana pasada de 10.654 puntos, advertíamos que un cambio de tendencia lo debe marcar, al menos, un cierre semanal confirmado mínimo por dos o tres cierres diarios consecutivos, algo que no se llegó a dar en ningún momento.

Ahora, mientras no pierda y consolide niveles por debajo de 11.200/11.000, se plantea un objetivo claro: el mismo que tenía hace dos meses, los 12.200, aunque ya habrá dos niveles “delicados” antes: la nueva resistencia que ha marcado el máximo anual (11.850) y el número redondo de 12.000.

El DAX alemán, que ha rebotado casi al céntimo en sus soportes de 10.870, tiene menos referencias por encima, pero una meta mínima debe ser su máximo histórico situado casi en 12.400.

Por su parte el EuroStoxx también debe respetar el entorno de 3.500/3.420 que no perdió en ningún cierre semanal, teniendo su primer objetivo claro en los 3.800/3.900 puntos.