La atracción y retención de talento y la transición del aula a la empresa en estudios superiores es un tema capital si queremos que Menorca sea capaz de desarrollar un nuevo modelo económico propio, equilibrado, sostenible y respetuoso con el medio ambiente, entorno a la marca Reserva de la Biosfera, que permita el posicionamiento del destino Menorca en el panorama internacional, en términos de calidad y diferenciación de producto como ventajas competitivas.

En el primer curso de Estrategia empresarial y Marketing de cualquier grado universitario de la rama de Turismo, Empresariales o Económicas, una de las primeras lecciones que los alumnos deben aprender es la relevancia de estudiar el mercado con el objeto de conocer las necesidades latentes de los potenciales consumidores, para el caso de Menorca, de nichos de mercado, es decir, grupos de consumidores específicos y reducidos, dispersos por el mundo, que comparten unas necesidades comunes y el deseo de satisfacerlas. Claros ejemplos son el turismo relacionado con la naturaleza, el deporte, así como el turismo náutico, el cultural, el relacionado con la salud, el etnológico y el gastronómico. En definitiva, actividades englobadas dentro del sector quinario. Debe sopesarse que el mantenimiento de la posición competitiva de Menorca vía precios y costes bajos no constituye una alternativa suficientemente viable a medio y largo plazo, especialmente si se considera que Menorca disfruta de un nivel de desarrollo superior al de buena parte de los destinos turísticos emergentes con los cuales compite por la captación de los mismos mercados emisores y con un producto casi calificable de sustituto perfecto. En consecuencia, el análisis de la competitividad turística de Menorca tiene que construirse a partir de factores estructurales como medio para la diferenciación en el ámbito internacional, nacional y regional. En este sentido, el capital humano se revela como clave.

En efecto, la necesidad de atraer y retener talento es una cuestión vital para el progreso económico y social que Menorca necesita. En la actualidad, en la isla, existe más talento, formación y creatividad que medios y sistemas para revertirlos en la sociedad e integrarlos en la economía. Por este motivo, los centros de estudio, formación e intercambio de conocimiento tienen que actuar como verdaderos motores de innovación e investigación, con objeto de promover los sectores estratégicos insulares. De aquí la relevancia de iniciativas como el Parc Bit en Alaior o la implantación, el curso pasado, de los estudios del Grado de Turismo en la sede de la UIB de Menorca (además de los ya disponibles en Administración y Dirección de Empresas). Ambos centros –ParcBit y UIB Menorca– han de erigirse como referentes de investigación y conocimiento y en la semilla para la germinación de fuertes sinergias en formación, asesoramiento y financiación, esto es, todo el ecosistema del ciclo completo para la creación de una empresa.

Imaginen la creación en Menorca de dos polos emprendedores: uno entorno al sector cuaternario (TIC) y el otro pivotando el sector quinario, con generación de eficientes conexiones intersectoriales, bajo la correspondiente transmisión de conocimiento entre el Parc Bit y la UIB Menorca versus el tejido económico y productivo isleño, con todos los posibles y necesarios spin-off universidad-empresa. La investigación aplicada es la base de estas empresas, cuya importancia radica en el desarrollo de nuevas tecnologías, la creación de ocupación de calidad y la capacidad de generar mayor valor añadido. A fin de favorecer este sutil engranaje es vital disponer de capital humano cualificado, innovador y disruptivo, así como de centros de formación y conocimiento igualmente emprendedores y canalizadores hacia la actividad económica, cultural y social de la isla. Si piensan que esto es solo pura teoría sin aplicación práctica, analicen con detenimiento el papel de la Universidad de Stanford en el desarrollo de Silicon Valley, que aglutina la mayoría de las mayores corporaciones de tecnología del mundo y miles de pequeñas empresas en formación, las denominadas start-ups.