Josep Cifre es el presidente de Colonya Caixa Pollença desde el año 2008.

Colonya Caixa Pollença es una institución no lucrativa de carácter social y financiero. Fundada en 1880, el pasado miércoles 20 de enero cumplió 136 años.

Está presidida por Josep Cifre, tiene a Gabriel Bauzá como director general y es una de las dos cajas de ahorro que han subsistido a la crisis financiera. Mantiene intacto su espíritu de servicio a la comunidad y, aunque es consciente de la necesidad de crecer, de ganar tamaño, no renuncia a la solidez. Su función primordial consiste en la difusión de la práctica del ahorro, su captación y administración, destinando los resultados obtenidos a constituir reservas para la mejor garantía de sus impositores, y a crear y sostener obras benéficas, sociales y culturales. Colonya tiene su domicilio social en la plaza Major de Pollença y tiene un total de 20 oficinas en Mallorca, Menorca y Eivissa. La caja, además, posee el 100% del capital social de dos entidades dependientes, que se dedican a la correduría de seguros y a servicios administrativos.

Colonya, que cerró el pasado 31 de diciembre de 2015 con 85 trabajadores a tiempo completo, ha mantenido siempre una actitud prudente.

El saldo de los depósitos de la clientela al finalizar 2015 ascendía a 450.000.000 euros. Es decir, 19.000.000 euros más que un año antes, lo que supone un incremento del 4,38%. Del total de los depósitos, un 94,60% corresponde al sector privado y un 5,40% al público. Si desglosamos estos datos nos encontramos un incremento de los depósitos del ahorro etico del 40% respecto al año 2014.

El importe de crédito a la clientela ascendía al acabar 2015 a 325.000.000 euros. El incremento respecto al año anterior es de 15.000.000 euros, un 4,59%.

Desde el punto de vista estrictamente financiero, no puede dejar de señalarse la solidez de una entidad que tiene más dinero en depósitos que en créditos concedidos. El pasado 2015, antes de impuestos, el resultado consolidado fue de 3.700.000 euros, mientras que un año antes había sido de 2.800.000 (el incremento es del 32%).

FUNDACIÓN Y EVOLUCIÓN. Colonya fue fundada en 1880 por Guillem Cifre de Colonya. La primera de las intenciones era financiar una escuela. Josep Cifre, presidente de Colonya desde 2008, tiene claro que Guillem Cifre “pensaba que la educación era la palanca de cambio de la sociedad” y que para poder construir la escuela que tenía en mente necesitaba la implicación de pollencins con posibilidades y sensibilidad social. Después llegaron otros objetivos como la lucha contra la usura, fomentar el ahorro, facilitar a los jornaleros la adquisición de la tierra que trabajan...”.

Colonya Caixa Pollença mantuvo desde su fundación y hasta los años 60 una sola oficina abierta al público, ubicada, lógicamente, en Pollença. De forma paulatina, pero siempre desde la prudencia, la caja inició un proceso de desarrollo que supuso la apertura de la primera sucursal, situada en el Port de Pollença (1967) y poco después se inauguró la oficina de Cala Sant Vicenç.

No fue hasta 1974 cuando se abrió la primera oficina fuera del término municipal de Pollença, concretamente en Alcúdia, donde en 1987 se inauguró una sucursal en el Port. La entidad dio un importante salto en los años 80 con la apertura de sus primeras oficinas en Palma, que supusieron dotar a Colonya de carácter insular. Josep Cifre recuerda que “en aquellos años se afrontó el proceso de informatización de la entidad”. “Hasta el momento, Colonya dependía informáticamente del servicio de otras entidades financieras”, puntualiza Cifre.

La primera sucursal en Palma se abrió en la avenida Comte Sallent (1986), a la que se unieron Joan Crespí (1988), Soberats Antolí (1990) y Passeig Mallorca (1993).

Inca (1995) y Manacor (1999) abrieron sus puertas y en el año 2000 Colonya llegó a Menorca al inaugurar la sucursal de Maó a la que se uniría la de Ciutadella tres años después. También en 2003, la entidad llegó a la capital de Eivissa. Josep Cifre explica que “en muchas ocasiones se nos ha recordado que crecer, que aumentar la actividad financiera, suponía también incrementar la aportación social”. Con el tiempo, Colonya no ha dejado de crecer, aunque siempre con moderación y prudencia y priorizando la solvencia.

Actualmente, Colonya es una entidad financiera moderna, que puede ofrece cualquier producto con unas condiciones competitivas, pero que tiene un valor añadido, tanto por sus esfuerzos por fomentar el ahorro ético como por su obra social.

Josep Cifre es un firme defensor del carácter social de Colonya, de su implicación en la sociedad.

“Colonya es de todos, es un instrumento para la obra social. Dotamos siempre de gran seguridad al producto. A finales de los 90 y principios de 2000 fue muy criticada por su falta de ambición, puesto que se decía que Colonya no crecía”, recuerda.

“La prudencia aconseja no concentrar excesivo riesgo crediticio a un solo acreditado. Así, orientativamente, no solemos conceder créditos por encima de dos millones de euros. Es una decisión de la propia entidad y no viene impuesta por nadie. Ello supone un mejor control del riesgo ante la morosidad pero a la vez una limitación en el crecimiento. Los 70.000 clientes de Colonya no deben asumir el riesgo de una excesiva concentración en la inversión crediticia. De esta forma, cuando se produce alguna contingencia en relación a la morosidad, el impacto que se causa es mucho menor”, añade.“Curiosamente, las críticas de falta de ambición en el crecimiento, con la crisis financiera se conviertieron en fortalezas y las actuaciones en valores de prudencia y virtudes de coherencia. La crisis nos afectó, porqué afectó a nuestros clientes, pero el balance de Colonya aguantó perfectamente”, sentencia.

Josep Cifre recuerda que cuando en 2008 se incorporó al consejo de administración fue presidente de casualidad “porque prácticamente era el único que no excedía el plazo legal como consejero”. “Martí Torrandell, que entonces era el presidente, me enseñó el balance y me dijo que no me preocupara pues las cuentas de la entidad tenían importantes fortalezas. Ese mismo año se produjo el inicio de la crisis financiera mundial, y lo cierto es que la pudimos soslayar. Con preocupación, no lo niego, pero más por la incertidumbre del momento que por la convicción con lo que estábamos haciendo”.

Una de las peculiaridades de Colonya es que tiene más dinero en depósitos que en créditos. “Nos da seguridad y tranquilidad, aunque hoy es un pequeño problema porque no rentabilizamos los depósitos de los clientes que sí debemos remunerar con intereses. La ventaja es que nos permite tener liquidez. Colonya no financia grandes promociones inmobiliarias, nuestra filosofía es facilitar hipotecas a las personas que quieren comprar su primera vivienda”, explica.

SOLO QUEDAN DOS CAJAS. La crisis financiera ha provocado la conversión en sociedades de la práctica totalidad de las cajas de ahorro con dos excepciones: Caixa Ontinyent y Colonya Caixa Pollença.

La solvencia fue el argumento definitivo para convencer a los legisladores de la necesidad de continuar como caja. La entidad, de hecho, nunca ha recibido ningún tipo de ayuda pública y Cifre sostiene que si “Colonya hubiera tenido que recurrir a los fondos públicos del Estado porque no podía cumplir sus obligaciones debería haber desaparecido”. El presidente de la entidad insiste en el carácter social de la entidad y recuerda el espíritu del fundador. “Nosotros somos una herramienta, un instrumento en favor de la sociedad y, por consiguiente, si creamos un problema a la sociedad, debemos desaparecer”.

En este sentido, Cifre recuerda que Colonya ha colaborado con las instituciones públicas en multitud de ocasiones, con independencia del color político del gobernante. En este sentido, explica la voluntad de servicio de la entidad. “Al inicio de la anterior legislatura se produjo una concentración de empresas del tercer sector delante del Parlament. El Govern debía cuatro millones de euros en un momento en el que las entidades financieras no daban crédito. Colonya en aquellos momentos de grave situación financiera de la Administración y el problema de aquellos colectivos decidió excepcionalmente financiar las subvenciones incluso por encima del criterio orientativo de concentración en la inversión crediticia”, asegura Cifre.

LEGITIMIDAD. El Gobierno, cuando más polémica se había suscitado respecto la intervención de los políticos en la gestión de las cajas de ahorro, decidió suspender los procesos electorales de renovación de cargos. Cifre considera que provocaron un problema de legitimación de los rectores de Colonya. “La ley de cajas y de fundaciones bancarias, publicada en el Boletín Oficial del Estado el 28 de diciembre de 2013, contemplaba la posibilidad de que Colonya continuara como caja de ahorros”, explica Cifre. El Govern balear se vio también obligado a legislar y Colonya tuvo que modificar sus estatutos para adaptarlos a la nueva realidad. La nueva normativa, y como simple curiosidad, obliga a las cajas a convertirse en bancos si tienen el 35% de cuota de mercado.

Colonya está ya en proceso de renovación de cargos -un 50%-, si bien no será hasta abril cuando se reunirá la nueva asamblea, que estará formada por 36 miembros, con presencia de profesionales independientes -una obligación impuesta por Europa-.

La asamblea de Colonya estará ahora formada por 36 miembros, que se dividirán en cuatro grupos. Los impositores -clientes- tendrán 18 representantes. Inicialmente, el legislador estatal pretendía que los nueve impositores con mayor saldo fueran miembros de la asamblea. Finalmente, la normativa aprobada establece que se mirarán los saldos medios de los dos últimos años y todos aquellos que superen la cifra resultante entrarán en un sorteo del que saldrán nueve miembros de la asamblea. Los otros nueve impositores se elegirán primero por sorteo, que escogerá a 90 personas. Estas pasarán un primer filtro en el que se descartarán las que estén sujetas a las incompatibilidades marcadas por ley. Finalmente, se celebrarán unas elecciones para elegir a los nueve asambleístas.

La asamblea contará también con seis representantes de los trabajadores y con seis representantes de municipios en los que Colonya tenga presencia.

Finalmente, Colonya decidió que las entidades representativas de intereses colectivos tuvieran también seis representantes, que serán la UIB, la Unió de Cooperatives, ARCA y tres representantes de la Mesa del Tercer Sector.

El consejo de administración reduce también su número de miembros, puesto que de los 14 actuales se pasa a únicamente 11. La nueva ley establece que la mayoría de sus miembros deber ser independientes por los que estos seis serán escogidos por la asamblea. Los otros cinco seran representantes de los grandes impositores (1), del resto de clientes (1), de los empleados (1), de los ayuntamientos (1) y de las entidades de intereses colectivos (1).

DE CARÁCTER BALEAR. Colonya Caixa Pollença tiene una clara y decidida voluntad de crecimiento, aunque siempre con prudencia. El presidente Josep Cifre tiene claro que la entidad necesita sumar una segunda oficina en Eivissa, puesto que hay un sector de residentes en aquella isla con una sensibilidad hacia el ahorro ético. Además, la lógica y el sentido común apuntan a que la entidad debe incrementar su número de oficinas en Palma. De hecho, la capital balear experimenta los mayores crecimientos, muy especialmente de ahorro ético. Otro de los retos de la entidad es aumentar su presencia en las zonas costeras, donde tienen una presencia escasa.

“Queremos dar servicio a las personas. Nuestro ámbito de actuación son las Balears y Colonya ha de ser una herramienta para todos, no solo para Pollença”, afirma Cifre, que añada que “la obra social se ha de invertir donde se genera”.

Las cajas de ahorro han experimentado un proceso continuado de fusiones y absorciones en los últimos años. Colonya ha tenido la oportunidad en estos años de reestructuración financiera de entrar en procesos de fusión, absorción o SIPs (Sistemas Intitucionales de Protección) con otras entidades, pero su voluntad de servicio al ciudadano ha sido determinante a la hora de continuar en solitario. “Nunca hemos tenido necesidades financieras que nos hayan obligado a fusionarnos. Además, no creo que hubiéramos conseguido mejorar el servicio a nuestros clientes”, afirma Cifre. Colonya sigue en solitario por decisión propia. “Colonya nació en Pollença, lo que la singulariza en determinados valores, pero tiene una vocación claramente balear. Es el espacio que quiere y debe ocupar, así será cada vez menos pollencina y más balear”, asegura el presidente, que no descarta que tenga que trasladar algunos departamentos de servicios centrales a Palma en un futuro más o menos cercano.

Josep Cifre tiene una visión crítica de cómo se ha solventado el problema de las cajas de ahorro. “Me falta información, pero tengo claro que se prestó poca importancia al hecho de que las cajas aportaran más de 2.000 millones de euros en obra social en 2008”, asegura y recuerda que en Balears, por ejemplo, Sa Nostra llegó a destinar seis millones de euros a obra social, que no han sido sustituidos.

El negocio bancario, en la actual coyuntura de tipos de interés muy bajos, está cambiando. Colonya, desde hace años y sin que exista ninguna limitación legal en este sentido, decidió no regalar baterías de cocina, televisores u otros enseres a sus clientes. Lo hizo con la única intención de no perjudicar a los comerciantes.

Colonya es una entidad financiera peculiar por muchas y variadas razones, pero que ha de tomar el mismo tipo de decisiones que el resto. De esta manera, dentro del consejo de administración hay diferentes comisiones delegadas (riesgos, auditoría, inversiones, Fundació Guillem Cifre), que son las que se encargan de adoptar las decisiones más técnicas. El director general, Gabriel Bauzá, tiene un gran peso específico en todas las decisiones estrictamente bancarias. Cuenta con el asesoramiento del comité de dirección.

Colonya está en un permanente proceso de modernización. De hecho, se encuentra ahora en proceso de migración informática, puesto que se han externalizado algunos servicios informáticos que permitirán ofrecer un mejor servicio. Además, la entidad está en proceso de mejora de la banca electrónica. Colonya ofrecerá un producto mejor en el que, por ejemplo, los usuarios podrán ser atendidos en catalán. “Era una de las quejas más reiterativas de los usuarios del servicio de banca electrónica”, afirma Cifre.