Joan Prats Ribas ‘Benet’, en la máquina de embotellado cerrando el aceite recién producido. | DE

Joan Prats Ribas Benet siempre tiene el recuerdo de cuando era pequeño y en su casa, en la finca Can Benet, se juntaban para hacer aceite en el antiguo trull (almazara). “Era muy agradable estar dentro de la almazara cuando se hacía el aceite porque generalmente se hace en invierno y allí se estaba a una temperatura muy agradable y me encantaba el olor de la aceituna molida”. Funcionario del Ajuntament de Sant Josep durante 44 años, cuando tenía 20 le dejaron como herencia esta finca, que cuenta con 10 hectáreas.

“Cuando tenía 20 años hice parte de esta construcción de la finca, lo vallé muy bien y entonces tenía 50 ovejas. Me gustaba, pero me llevaba mucho tiempo, así que lo acabé dejando. Fue entonces cuando empecé con el tema de los olivos. En el 96 arranqué los algarrobos porque en toda esta zona eran algarrobos, y planté los primeros 80 olivos. Hemos estado unos 20 o 30 años que se hacía muy poco aceite en general en Eivissa porque había pocas aceitunas, fueron años secos y se dejó en general la actividad”, afirma el propietario de este aceite ibicenco, que se comercializa bajo la marca de garantía de calidad Oli d’Eivissa.

Y así fue como Joan Prats retomó una actividad arraigada en su familia. Dos años después, en el 98, hizo la plantación principal y en la actualidad cuenta con cuatro hectáreas que albergan un millar de olivos. Fue en ese año cuando instaló una máquina “más grande”, como él mismo explica, y que le permite tratar 1.000 kilos de aceitunas por hora. Por apostar por retomar una actividad tradicional en Eivissa, el Consell d’Eivissa le dio una subvención con la condición de que “hiciera aceite a la gente” o, en otras palabras, que quien tuviera aceitunas en casa y quisiera hacer su propio aceite se las llevara a la finca Can Benet para que Joan Prats lo hiciera. “Desde entonces sigo con esto y me encanta. Año tras año ha ido aumentando la producción y excepcionalmente ha habido menos por las inclemencias del tiempo”, apunta.De sus propias aceitunas comercializa dos aceites desde 1998, el aceite Joan Benet y el Oli des Güelo. El aceite Joan Benet es un 90% aberquina y un 10% picual: “Pongo un 10% de picual porque la aberquina está considerado como el aceite más fino y suave de todos y la picual es al revés ya que tiene mucho cuerpo y es más fuerte, pero se conserva mejor”, señala. El Oli des Güelo, por su parte, se trata de un aceite de autor en el que Joan Prats mezcla diferentes tipos de aceitunas.

Prats tiene claro que la “base” de un buen aceite “es hacerlo lo más pronto posible una vez recogida la aceituna, no dejarla tirada en el suelo”, por lo que cada día en campaña, que suele arrancar sobre el 15 de octubre cada año para acabar en diciembre, producen aceite.

RECIÉN COGIDA. Y otra de las claves del éxito de su aceite, según explica, es que se hace “de la aceituna recién cogida; la que está en el suelo no se toca”. Este último punto costó hacérselo entender a la gente mayor: “Yo he conocido un tiempo en que no se podía perder una aceituna. Antiguamente antes de soltar a las ovejas se repasaban los olivos, se ponían las olivas al sol para dejarlas secar y cuando tenían suficientes iban al trull; salía un aceite muy fuerte y si salía un poquito de humo te provocaba hasta tos. A la gente le costaba entender cuando empecé que solo les haría el aceite de la aceituna recién cogida, pero poco a poco han ido tomando conciencia”, explica Prats, quien precisa que antiguamente “se necesitaba todo y había que aprovecharlo tanto si era bueno o malo, ahora quien más quien menos tiene para comprarse una botellita de aceite”. En la actualidad, este productor de oro líquido tradicional también aprovecha todo de la aceituna, pues genera biomasa con el hueso para las calderas de la finca y de su familia y, tras un proceso con bacterias, genera abono para el campo de la pasta de aceituna.

CAMPAÑA ACTUAL. Esta campaña 2015-2016, Joan Prats recogió 25.389 kilos de aceitunas propias con las que hizo 3.208 litros de aceite con un porcentaje de aprovechamiento de la aceituna del 11,78% frente al 16% que se consiguió en la campaña 2014-2015. Contando con las aceitunas que le llevan para hacer aceite, de 173.000 kilos produjo 20.650 litros de aceite en total. En la campaña anterior hubo 79.000 kilos de aceitunas, incluyendo las que le llevan para hacer aceite que no es suyo. Y de sus propias aceitunas, Prats señala que “ha salido un zumo muy bueno. El porcentaje de aprovechamiento es bajo, pero no es que haya salido menos aceite es porque ha sido un año muy seco y justo cuando se acercaba el final de la campaña de recogida llovió bastante y al llover bastante, la aceituna se cargó de agua y pesa más. Este año ha habido una producción muy elevada de aceituna y de muy buena calidad”, explica.

Prats asegura que cada vez hay más empresarios que apuestan por el producto local: “Vendo mis productos en algunas tiendas, restaurantes y algún hotel, y también se venden en Eroski, que tiene un sitio para productos locales y lo venden en grandes cantidades. Pero los que más me compran son los italianos porque valoran muchísimo el aceite, ya que lo utilizan mucho para cocinar”.

Sus productos se pueden pedir a través de la página web (www.joanbenet.es) y directamente en la finca: “Hay extranjeros que vienen dos o tres veces al año porque tienen casa aquí y vienen con el coche y se van cargados de aceite”, precisa Prats, quien destaca que también hacen pedidos personalizados para, por ejemplo, recuerdos de boda. Su éxito con estos productos es tal que incluso una empresa de productos gourmet de Bruselas se ofreció a comprarle toda la producción de aceite: “Me lo han pedido varias veces, pero hay gente en Eivissa a la que soy incapaz de decirle que no les vendería más porque me compran desde el principio. Tengo clientela fija en Eivissa a la que no puedo fallar. Aquí no tengo problemas y lo vendo muy bien”.
A punto de cumplir 70 años, Joan Prats tiene claro que quiere continuar produciendo el auténtico oli d’Eivissa.