De izquierda a derecha, José María Ramis, director de El Corte Inglés; Juan Góngora, gerente de Festival Park; Luis de la Serna, director de Alcampo; Alfredo Herráez, director regional de Eroski; Llúcia Mayans, directora de Porto Pi Centro Comercial; Francisco García, director de Carrefour; y José Luis Antón, director de Leroy Merlín. | Jaume Morey

La unión hace la fuerza. La fotografía de todo el sector comercial posicionado contra el Govern de José Ramón Bauzá fue uno de los argumentos que motivaron la destitución del vicepresidente Pep Ignasi Aguiló. Había presentado un proyecto de ley que creaba varios impuestos, uno gravaba los envases y otro directamente a las grandes superficies. Y ahora los grandes distribuidores y centros comerciales de Balears están de nuevo en el punto de mira, ya que el Consell de Mallorca ha aprobado recientemente la norma territorial cautelar que suspende la implantación de nuevos equipamientos comerciales por un periodo máximo de tres años a la espera de la aprobación del plan director del sector. “El pequeño comercio no es nuestro enemigo, pero nosotros no somos su enemigo”, repiten, ante la sensación permanente de estar considerados los malos de la película “pese a que hace más de 20 años que no se abre un nuevo centro comercial de alimentación”, dicen de forma casi unánime.

El Económico reunió a los principales representantes del sector de los grandes distribuidores y centros comerciales de las Islas en un ya tradicional Encuentro celebrado el viernes día 19 en el restaurante Caballito de Mar: José María Ramis, director de El Corte Inglés; Francisco García, director de Carrefour; Luis de la Serna, director de Alcampo; José Luis Antón, director de Leroy Merlin; Llúcia Mayans, directora de Porto Pi Centro Comercial; Juan Antonio Góngora, gerente de Festival Park, y Alfredo Herráez, director regional de Eroski. Además, estuvieron presentes el director comercial del Grupo Serra Jesús Boyero; la editora de El Económico y directora de Audiovisuales del Grupo Serra Paula Serra, y el director de El Económico Pep Verger.

Hubo unanimidad en considerar que el pequeño comercio es necesario, pero no hubo una postura única en cuanto a libertad horaria, días de apertura o las perspectivas de futuro. El e-commerce se sitúa como el competidor más fuerte en medio de la incapacidad para consensuar posiciones entre patronales del pequeño y el gran comercio.

MORATORIA. El Consell de Mallorca aprobó el pasado día 11 de febrero la norma territorial cautelar que suspende la concesión de licencias a grandes equipamientos comerciales (superficies de más de 700 metros) durante un máximo de tres años o hasta que se apruebe el Plan Director Sectorial de Equipamientos Comerciales. Hasta entonces, existe una suspensión temporal en la concesión de licencias comerciales. La norma territorial cautelar experimentó cambios sustanciales desde la aprobación inicial hasta la definitiva. Ahora, los grandes establecimientos comerciales individuales podrán aumentar un 15% la superficie útil de exposición y venta con un máximo de 200 metros, siempre y cuando el solicitante sea el mismo titular y no aumente la edificabilidad. En los establecimientos situados en un centro comercial colectivo (como Porto Pi o Festival Park) podrán aumentar su superficie individual, pero no se puede aumentar la superficie comercial total del centro ni reducir los espacios comunes.

Ante esta decisión, el sector de los grandes distribuidores se muestra en contra de la suspensión excepto Alfredo Herráez de Eroski, cuyo grupo empresarial tiene supermercados de tamaño medio o pequeño de proximidad que forman parte de Afedeco.

“Estamos perdiendo una opotunidad para un mayor desarrollo y creación de empleo, y de hacer una comunidad autónoma con más oportunidades”, sentenció José Luis Antón de Leroy Merlin, quien ha tenido que paralizar la apertura prevista de una nueva tienda en Manacor. “150 personas podrían trabajar en un proyecto que requería una inversión de 20 o 30 millones de euros pero como no me dan licencia comercial no voy a iniciar las obras”, admitió.

“Estamos en contra de poner puertas al campo, ya que con internet y con las nuevas tecnologías el mercado es cada vez más abierto. Implementar estas medidas es obsoleto y no lleva a ningún sitio”, dijo en el mismo sentido José María Ramis de El Corte Inglés.

Juan Góngora de Festival Park piensa que es “de juzgado de guardia” que se necesiten tres años para reordenar el sector. “Tenemos que ser libres porque el mercado se regula por sí solo, con ciertos límites, y es el consumidor el que al final define si hay espacio o no para más superficie comercial”, puso de manifiesto.

En cambio, Alfredo Herráez explicó que el pequeño y mediano comercio de proximidad está a favor de la suspensión cautelar de licencias y considera que no puede hablarse de moratoria. “La suspensión cautelar significa que tiene que haber una reordenación territorial del comercio. Creo que hay una burbuja en el sector y no hay clientes suficientes para tantas grandes superficies”, valoró.

Luis de la Serna advirtió que desde Alcampo están “totalmente en contra de la moratoria”, y rebatió que sí se puede hablar en estos términos porque “moratoria es aplazamiento”. “Estamos a favor de la competencia y el crecimiento. Si se protege, al final lo que se hace es pudrir o atrofiar el tejido comercial y empresarial y favorecer el comercio electrónico, que es mundial. A lo mejor un día se inventan algo para controlarlo, pero es el que crece a razón de dos y tres dígitos y nos empobrecerá más”, explicó.

Francisco García representa a Carrefour y es el presidente de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (ANGED) Balears. Considera que existe una “superprotección mal entendida sobre el comercio urbano pese a trabajar todos en el mismo negocio”, y considera que es una política errónea porque crea inseguridad jurídica. “Nunca sabes a qué atenerte. La presidenta Francina Armengol dijo que hablaría con todos y que no utilizaría el decreto, y lo primero que hizo después de derogar los símbolos fue un decreto ley contra las grandes superficies. Nadie ha dicho que se no se tenga que regular el comercio, pero desde el comercio, y con nosotros no han contado para nada nunca. Siempre somos los malos de la película”, afirmó.

Llúcia Mayans explica que en su día a día manda la ley de la selva. “El más fuerte se está comiendo al otro. Todo lo online es aceptado, todo es admisible, y en el otro lado todo son limitaciones y trabas. Desde Porto Pi pensamos que tiene que existir un equilibrio, pero vamos dando bandazos en función del partido que gobierna. Defendemos el pequeño comerciante y lo invitamos a participar en nuestro centro, que por su antigüedad ya se ha convertido en una marca mallorquina”, sostuvo.

¿Es legal la norma territorial cautelar? Para Juan Góngora no. “Es ilegal porque va contra la directiva Bolkenstein, que es supranacional, y además contra la norma nacional. Es un órdago”, dijo, al igual que Francisco García, para quien las autonomías hacen lo contrario de lo que predica la norma nacional.

Luis de la Serna también habló de ilegalidad. “Yo digo que la normativa nacional y la europea no permiten moratorias. Ha habido varias, pero antes de la directiva Bolkenstein”, dijo, y volvió al debate diciendo que “no es defendible que unos tengan que estar protegidos y los otros fastidiados”.

José María Ramis incidió en el problema de la inseguridad jurídica que se vive desde hace más de 20 años. “En este plazo ya es la segunda moratoria que se ha impuesto a grandes superficies. ¿Y quién nos garantiza que el próximo gobierno que venga no va a querer hacer su propio plan director o su propia ley de comercio y nos ponga otra moratoria?”, sentenció.

“¿Estaríais de acuerdo en que se dijera que en el centro de Palma no se pueden tener más de 78 restaurantes, o un número máximo de tiendas de textil por cada 1.000 habitantes?”, reflexionó De la Serna.

Por contra, Alfredo Herráez comparó la situación de las grandes superficies comerciales y de distribución con los sectores regulados como construcción, hostelería, estancos y loterías: “No puede ser que haya una ley turística que establezca las camas que puede haber en Balears y no exista lo mismo en el ámbito comercial”, opinó.

LIBERTAD DE HORARIO. Respecto a la cuestión de la libertad de horarios, Alfredo Herráez considera que los horarios tienen que regularse “por motivos sociales y laborales”. En cambio, el resto de ejecutivos están a favor de la libertad y de que se permita a cualquier establecimiento abrir todos los domingos. “Si los clientes quisieran comprar a las cuatro de la mañana, abriríamos si hubiera demanda”, expresó Juan Góngora, recordando que en internet sí hay barra libre.

La actual normativa permite a todos los comercios abrir 90 horas semanales en días laborables, distribuidas libremente. Además, los comercios de menos de 300 metros pueden abrir todos los domingos y festivos, igual que las Zonas de Gran Afluencia Turística (ZGAT). Hay numerosas zonas, entre ellas la de Marratxí que incluye a Festival Park y la del centro de Palma, que permite abrir en domingo a El Corte Inglés de Jaume III pero no a Porto Pi, ya que el límite acaba justo a 50 metros. El resto de grandes centros de distribución solo puede abrir los 16 domingos que permite la Ley del Comercio.

Precisamente la zona de gran afluencia turística de Palma es un tema de discusión para Llúcia Mayans: “Consideramos que existe una discriminación cuando el centro de Palma es ZGAT y la limitación nos llega hasta la esquina, a 50 metros. Tenemos tanto grandes superficies como pequeños comercios y la mayoría sí que abrirían, porque ya lo hacen en los domingos permitidos. Lo que no tiene sentido es que El Corte Inglés pueda abrir y nosotros no”, indicó.

Desde Alcampo consideran que tendría que existir libertad horaria y “quien no quiera que no abra”. Citando el beneficio del consumidor, Juan Góngora añadió que “el cliente lo que quiere es poder ir a comprar cuando quiera y no los sábados como latas de sardinas”.

En cambio, para Alfredo Herráez los 16 festivos permitidos son “más que suficientes”, y siguiendo la postura de Afedeco considera que “la libre apertura de domingos y festivos supondría un menoscabo al pequeño comercio que todavía existe porque no puede competir con la apertura en domingo, debido al desequilibrio entre los convenios en el sector. En el convenio de Balears las horas de festivos y domingos se pagan con un plus del 300% y sin embargo, en el convenio de las grandes superficies no se paga ningún plus”, expuso. En cuanto al sector de los supermercados en particular, Herráez “no tendría problema” en abrir más días festivos.

Con la ley vigente, Llúcia Mayans argumentaba que desde que inauguraron Porto Pi hace 21 años el sector de ocio -cines- y restauración puede abrir los domingos y festivos mientras que las tiendas no, algo que también ocurrirá en el nuevo centro comercial Fan Mallorca Shopping que abrirá en verano.

Para el director de Alcampo, es un agravio que “por facturar mucho ya no les dejan abrir” cuando en realidad los grandes centros comerciales pagan los mismos impuestos o más.

Y Alfredo Herráez recordó que el pequeño comercio “no puede competir en precio” y que “hay barrios que se están quedando desiertos de tiendas”, recordó. Considera que “en España falta una política activa de protección al pequeño comercio” y piensa que es mejor promocionar Palma como un gran centro comercial que desarrollar otros centros bajo techo.

PEQUEÑO COMERCIO. El sector de la gran distribución está a favor del pequeño comercio o comercio urbano. “Apoyamos al pequeño comercio y creemos que es necesario porque no se puede tener una ciudad como Palma sin pequeño comercio”, defendió Francisco García. “En Mallorca cabemos todos”, dijo.

En el mismo sentido argumentó José María Ramis. “Los ciudadanos piensan que las grandes superficies se están cargando el pequeño comercio de toda la vida”, lo que considera incierto, según reflexionó a continuación: “Si consideramos Jaume III un centro comercial, que lo es, El Corte Inglés es un motor y el pequeño comercio cercano se enriquece. No han cerrado, sino todo lo contrario. Allí antes no habia comercio, era una zona de oficinas, y toda la actividad llegó gracias a nuestro centro”, puntualizó, y añadió que ya pasó lo mismo cuando abrió El Corte Inglés de Avingudes: “Hubo una gran polémica por temor a que el pequeño comercio cerrara, y se demostró que no fue así”. Y Luis de la Serna sentenció: “El pequeño comercio no es nuestro enemigo pero nosostros no somos su enemigo”.

Se da la circunstancia de que la mayoría de centros comerciales engloban tanto pequeños comercios como grandes superficies que “actúan de motor”, como es el caso de Porto Pi, Festival Park, Carrefour y Alcampo. Este último tiene 54 pequeños comercios, explicó Luis de la Serna.

Para el director de El Corte Inglés el pequeño comercio “no peligra en absoluto” y convive con grandes centros comerciales y de distribución.

Y Juan Góngora apeló de nuevo al consumidor: “El cliente es el que elige, y la realidad es que los grandes establecimientos comerciales hemos perdido cuota en los últimos años y el pequeño comercio está creciendo. Crecen más las grandes cadenas de distribución que los negocios tradicionales, pero son pequeño comercio al final”.

INDITEX Y NUEVAS MARCAS. Los empresarios aprecian que buena parte del pequeño comercio de Balears ya no es tradicional, sino de grandes cadenas de distribución o franquicias que abren tiendas medianas. “Es inevitable que las grandes cadenas como Inditex sean el boom, no lo podemos evitar porque sus tendencias van cien años por delante de nosotros y son imparables”, dijo Llúcia Mayans.

Una opinión común que teorizó Juan Góngora es que “hacen más daño los Aldi, Mercadona y Lidl que han aparecido en los últimos años que las grandes superficies”. Y Luis de la Serna le dio la razón: “Con el subterfugio de que son pequeño comercio, están defendiendo un statu quo que prolifera su creación porque se les permite crecer y a los grandes se les prohíbe la expansión”, dijo, y añadió que los mercados callejeros también son un foco de competencia desleal por parte de comerciantes que no pagan impuestos.

E-COMMERCE. El e-commerce es un reto. Es una opinión prácticamente unánime, como que la regulación del negocio tradicional favorece el comercio online. “Mañana mismo puede venir Amazon y montar una nave de 25 mil metros cuadrados y nadie se lo impide, y esto es lo que va a hacer daño al sector”, puso de manifiesto Juan Góngora, que se refirió a las naves de distribución y almacén que utiliza el comercio electrónico, que sí están permitidas, al contrario que los centros comerciales con venta al público.

“En una ocasión pedí al Govern una moratoria a internet y al e-commerce, y se nos quedaron mirando diciendo: ¿cómo lo voy a poner? Y esto es lo que se está comiendo el pastel: tienen festivos, abren 24 horas los 365 días del año, compras hoy y te lo traen a tu casa mañana gratis, si no lo quieres se lo devuelves gratis. ¿Y contra eso cómo se lucha?”, se preguntó.

“¿Dónde crean el empleo? Y dónde se llevan sus beneficios?”, añadió José Luis Antón. “El problema es que Amazon ofrece más de un millón de productos, y nosotros podemos ofrecer solo entre 70 y 80 mil y si queremos ampliar, hay una moratoria. Por tanto, estamos en situación de inferioridad”, sentenció.

Para Alfredo Herráez los gobiernos “no están preparados” para legislar con el propósito de controlar internet, “no es que no quieran”.

FUTURO. “En los últimos 20 años no ha abierto ningún gran centro de distribución de alimentación y seguimos siendo los enemigos”, teorizaba Luis de la Serna sobre la imagen pública de su sector que ahora quieren cambiar. Este es uno de los objetivos del sector en un futuro, junto a la apuesta por el producto local. Y es que en los últimos años las grandes superficies de distribución han perdido poder de decisión sobre el surtido de productos o los precios pero, en cambio, se han convertido en “embajadores” tanto del sector de la alimentación como de productos industriales locales que distribuyen por todo el país si creen que aportan un valor añadido. Otra tarea que nunca acaba es lidiar con los costes de logística, ya que el coste de insularidad no se repercute en el precio final que paga el consumidor y los márgenes se resienten.

Aunque el reto más importante sin duda es seguir siendo competitivos en un mercado cada vez más global y digital. El futuro está, según comentan, en el comercio online y multicanal. “El e-commerce no es el enemigo, es un hecho”, recordaba José María Ramis, y todas las marcas cuentan ya con plataformas de compra por internet. “El comercio electrónico solo es un enemigo para el pequeño comercio que no se ha actualizado”, recordaba Francisco García, pero las compras por internet “funcionan y van a más”.