La batería de medidas aprobadas por el BCE el pasado jueves día 10 han sido ampliamente comentadas por los distintos medios de comunicación locales y nacionales. Sin duda son de un importante calado, lo que confirma la preocupante situación económica de la zona euro. Si con estas medidas adicionales aprobadas no se consigue consolidar un crecimiento sostenido en Europa y alejar definitivamente el riesgo de la deflación, deberemos concluir que en estos momentos la Unión Europea, además de una política monetaria súper expansiva del BCE, requiere de la colaboración activa de los estados miembros que implementen en sus respectivos países las necesarias reformas estructurales que permitan incrementar la inversión público-privada, potenciar la productividad y relanzar el consumo.
Efectivamente, vamos a ver si los estados toman conciencia, ahora sí, de que el BCE prácticamente ha agotado la munición monetaria, que es la única arma efectiva de que dispone, a diferencia de la Reserva Federal y del Banco Central de Gran Bretaña, para estimular el crecimiento y asumen que deben gastar más y rebajar en la medida de lo posible la presión fiscal para, insistimos, incentivar la demanda con el propósito de superar definitivamente la anemia económica en la que estamos instalados.
No obstante, erre que erre, Alemania sigue insistiendo que para superar la actual atonía y hacer frente a la abultada deuda de la eurozona mediterránea, los países deben mantener como objetivo prioritario la consolidación fiscal, que pasa inexorablemente por mantener políticas de ahorro y austeridad.
Por supuesto que las deudas deben pagarse pero ello no se contradice con que paralelamente los estados implementen políticas que refuercen las bases económicas del país, la capacidad productiva y el tejido industrial, y en nuestro caso con un apoyo especial a las pequeñas y medianas empresas, que son el motor más efectivo en orden a la generación de riqueza y empleo. El crecimiento económico, sin duda, es la mejor garantía para poder hacer frente al pago de la deuda y al mantenimiento del estado de bienestar.