Con un comienzo de año como el actual, marcado por una elevada volatilidad y por caídas importantes en los índices de renta variable (un 7,7% el IBEX y un 7,4% el Euro Stoxx 50, en el momento de elaboración de esta nota), es importante analizar los fundamentales de la situación económica y tomar algo de distancia respecto del día a día de los mercados.

En nuestra opinión, la economía española va a reducir algo su crecimiento, que podría situarse en el entorno del 2,7% en 2016, superior al 1,7% esperado para la eurozona, siendo los principales riesgos las cuentas públicas (difícilmente se cumplirán las metas de reducción del déficit), el elevado endeudamiento (público y privado) y una tasa de desempleo que seguiría por encima del 20%.

En la eurozona los menores precios energéticos, los bajos tipos de interés y un euro más débil permitirán que la economía mantenga una tendencia de aceleración gradual y alcanzará el mayor crecimiento desde 2011, aceleración impulsada por la reactivación del consumo privado y una confianza de los consumidores que a finales de 2015 se situaba por encima de su promedio histórico.

Un motivo de preocupación es que la inversión empresarial muestra algunos síntomas de debilidad, a pesar de los estímulos monetarios por parte del BCE, lo que podría suponer un freno para el crecimiento futuro, debilidad que en España es en parte consecuencia de la incertidumbre política derivada del resultado de las elecciones de diciembre y la falta de un gobierno estable.

Por lo que hace al crecimiento de Estados Unidos, prevemos un crecimiento sólido con una ligera aceleración de la actividad pero que no alcanzaría niveles de anteriores recuperaciones económicas y se mantendría por debajo del 3%. La economía estadounidense muestra una elevada fortaleza gracias a una demanda interna impulsada por un consumo privado soportado por una elevada creación de empleo y a la reactivación del sector inmobiliario, si bien la apreciación del dólar, que pensamos podría situarse a finales de año en el entorno del 1,05%, frenará las exportaciones, lo que unido a la caída de la inversión en el sector energético restará décimas al crecimiento.

La inflación, tanto en la eurozona como en Estados Unidos, seguirá contenida pero con tendencia al alza.
En este escenario de crecimiento y con una inflación moderada, las perspectivas de la renta variable son positivas en la eurozona, con un esperado aumento de márgenes y ventas gracias a unos menores costes financieros y energéticos y a un euro menos fuerte, y en Asia, que tiene el mayor potencial de crecimiento y auge del consumo. Son neutrales en Estados Unidos, por valoración, márgenes en máximos y subida de tipos de interés, y negativas para el resto de los países emergentes.