¿Cuál es el modelo económico que queremos para Balears? Es una reflexión que deberíamos decidir los ciudadanos en su conjunto y no dejar que los políticos, algunos con ideas antiguas, lo hagan por nosotros.

En Balears no somos expertos en turismo, no nos equivoquemos, somos expertos en alojar turistas y recibirlos, pero nos falta mucho expertis en otras áreas del turismo, como la emisión de turistas (tour operación), el trasporte de los mismos o incluso en ofrecer una oferta turística de alto valor más allá del sol y playa.

Llama la atención que no exista un plan público-privado que promocione otros sectores relacionados con el turismo, como por ejemplo la creación y comercialización de software (para la gestión de reservas, gestión hotelera, etc.), empresas de consultoría (marketing turístico, dinamización y competitividad turística, etc.) o la especialización de producto (turismo sanitario, deportivo, de congresos, cinematográfico). Este último ha cobrado auge en los medios de comunicación tras el incremento en Nueva Zelanda del turismo en un 30% por el rodaje de la trilogía de “El Señor de los Anillos”.

Respecto al turismo del deporte, cada vez está más claro que hay un conflicto entre instituciones y la organización de pruebas deportivas. Vimos cómo se anuló la Ultra Mallorca, una prueba que hacía que la Serra de Tramuntana se conociera en muchos países del mundo, y ahora se empiezan a poner trabas a pruebas como el Iroman de Alcúdia o la Mallorca 312, una marcha ciclista que recorre toda la isla.

El turismo deportivo desestacionaliza, puesto que estas pruebas se suelen realizar en temporada media o baja. Los deportistas que vienen (muchos de ellos con sus familias) son turistas en general de alto poder adquisitivo y que cuidan el medio ambiente. Normalmente vienen días e incluso semanas antes del evento para conocer los recorridos y aclimatarse, dejando grandes beneficios en los lugares donde se celebran. Además los medios de comunicación y las redes sociales se hacen eco de estas pruebas, lo que hace una promoción del destino impagable.

Por ejemplo, se estima que el IronMan del año pasado tuvo un impacto económico de 9 millones de euros, según un estudio económico-social del departamento de Economía de la Empresa de la UIB.