Por tercera vez durante este 2016 las bolsas europeas están intentando consolidar niveles por encima de resistencias clave. No se pueden lanzar las campanas al vuelo, y más teniendo en cuenta que las anteriores roturas fueron un simple espejismo y en pocos días se volvieron a perforar para situarse en niveles inferiores.

Pero aun sin consolidar, la impresión que daban los mercados del viejo continente era de cierta fortaleza ya que si se miran los gráficos de los principales índices encontramos cómo, durante todo 2016, los mínimos y máximos han sido crecientes formando un canal alcista, eso sí, con la pega de que el nivel clave estaba justo en el centro de dicho canal.
A la hora de escribir este artículo las bolsas europeas están dentro de ese canal, pero rompiendo la resistencia. Así por ejemplo, en el índice representativo de la bolsa de la zona euro, el EuroStoxx 50, se está intentando dejar atrás los 3.000/3.030 puntos o en el DAX alemán los 10.050.

En caso de consolidarse estos niveles, los objetivos de rentabilidad para inversores a largo plazo pueden estar en los 3.500 en un primer término y en los 3.800 (máximo de 2015) en el EuroStoxx y los 10.900 y 12.400 en el DAX. En ambos casos, habrá que estar atentos al punto donde se encuentre la cotización con la directriz bajista que se ha formado desde 2015, que podría suponer una resistencia natural y ser un freno a la potencial revalorización. También hay que dar niveles de peligro si no vuelve a consolidar las subidas, que se pueden marcar en los mínimos anuales de este mismo año: los 2.650 en EuroStoxx y los 8.700 en DAX.

El caso del IBEX es algo más complejo ya que la resistencia a superar todavía está lejos: en un primer lugar los 9.250/75 y especialmente los 9.800; eso sí, los 8.200 están funcionando bien como soporte. Desde luego, los problemas políticos (desgobierno, Catalunya) y Brasil todavía le están lastrando.