Leo en El Económico un interesante artículo sobre el Club D3D que la UIB pone en marcha para organizaciones conscientes: un espacio de encuentro para empresas y organizaciones que tiene como objetivo avanzar en el proceso de transformación y construir empresas más humanas, integrales y socialmente responsables. Un proyecto, D3D, que trata de fomentar que sus empresas sean más socialmente conscientes, más internamente responsables y que tengan un mayor compromiso con todos los grupos de interés con los que se relacionan.

Lo que más me llama la atención del reportaje es, precisamente, el título: “Una empresa más humana e integral”. Inmediatamente lo relaciono con el concepto de las empresas cooperativas, las empresas de economía social. La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) es uno de los ejes valorativos fundamentales de estas entidades que se marca como una característica distintiva de nuestro sistema solidario.

Aunque no existe una definición universal aceptada sobre la RSE, sí hay un acuerdo general que engloba acciones voluntarias que van más allá de las obligaciones legales, en áreas como el desarrollo comunitario, la protección medioambiental, los derechos humanos y los laborales. Es una nueva forma de hacer negocios, en la que la empresa gestiona sus operaciones de forma sostenible a nivel económico, social y ambiental, reconociendo los intereses de los diferentes ámbitos con los que se relaciona, como los accionistas, los empleados, la comunidad, los proveedores, los clientes, etc.

La RSE no es un descubrimiento nuevo para las empresas de economía social, sino que es un modelo intrínseco a su naturaleza. De muchas formas distintas, el movimiento cooperativo ha sido el pionero en el desarrollo y la práctica de la RSE. Debido a la estructura democrática, basada en sus miembros, las cooperativas siempre han mirado más allá de las simples ganancias financieras. El cooperativismo, como sector principal de la economía social, cree en los valores éticos de la honestidad, la transparencia, la responsabilidad social y el cuidado de los otros. Estos valores son los elementos básicos de cualquier compromiso genuino y sostenido: de la RSE.

La empresa del futuro, sea cooperativa o no, debe buscar que todas sus políticas y acciones estén al servicio de las necesidades e intereses de sus trabajadores. Los trabajadores satisfechos estarán motivados para trabajar; los trabajadores motivados se implicarán en la empresa. Serán organizaciones más innovadoras que buscarán ofrecer más y mejores servicios a sus clientes. Esto les permitirá sobrevivir en el tiempo, de forma sostenible, hacia el cumplimiento de su misión, visión y valores.

Nuestra meta debe ser que la gestión de las empresas se haga desde la sostenibilidad y la responsabilidad social.