Como todos los años, desde la gran crisis que todavía venimos sufriendo y que se inició en 2008, ofrecemos a nuestros lectores un análisis macro de la situación del país, basado en dos parámetros que son claves en la evolución socioeconómica, como son el paro y el déficit presupuestario, que tanto preocupan a la UE, y el ratio es una recreación del índice de Arthur Okun en el que estos dos factores permiten una rápida visualización del país en el contexto europeo, sin la influencia de valoraciones subjetivas.

El retroceso de los primeros puestos respecto a los años precedentes confirman la lenta recuperación económica. Grecia que no acaba de encontrar la convergencia de su economía sigue con la medalla de oro, con 26,90 puntos; España recupera el segundo puesto con 23,23 puntos (18,63 de la tasa de paro y 4,60 del déficit presupuestario), y Portugal con la medalla de bronce con una puntuación de 14,30.

El exceso de gastos públicos y la elevada tasa de paro durante el año 2016 vuelven a situar a España en los primeros puestos del medallero olímpico llamado rating miseria. El mercado de trabajo presenta un nivel de paro mucho más elevado y persistente que en el resto de la UE, cuya media fue de 9,8% y el de larga duración (más de un año), con el 57%. La mejor respuesta para disminuir el desempleo la ha dado recientemente C. Pissarides, premio Nobel de Economía 2010, en Davos: “Para España, con tanto desempleo de larga duración, es mejor acelerar la creación de empleo, aunque sea con el salario mínimo, y una vez empleados aplicar políticas de mejora salarial”.

El paro juvenil (33,9%) es otro de los problemas a resolver y está lastrado por el elevado fracaso escolar y en el que el 39% de los jóvenes no ha completado el segundo ciclo de Secundaria. Son los ninis, que ni estudian ni trabajan. Hay que combatir el abandono escolar con un mayor impulso a la Formación Profesional dual que tiene un carácter estratégico. Mientras en Alemania representa el 60%, la FP dual en España es solo el 5% de la formación profesional.

La otra pata del rating es el déficit fiscal con el 4,6% en el que el déficit primario, es decir el saldo entre ingresos y gastos excluidos los intereses es (-1,80%), lo que demanda más medidas de convergencia entre recaudación y los desembolsos, poniendo en evidencia los incumplimientos reiterados de los compromisos de déficit con los hombres de negro comunitarios.

Persiguiendo el fraude fiscal, y con ello la economía sumergida con políticas proactivas, reduciríamos la tasa de paro oficial al tiempo que las cuotas a la Seguridad Social y los ingresos vía impuestos del IVA y del IRPF reducirían significativamente el déficit presupuestario. Pero hay aspectos positivos que conviene poner en valor que nos sitúan en puestos avanzados de la eurozona. Somos medalla de oro imbatible en un ámbito tan apreciado como la esperanza de vida, con 83,3 años (86,2 para las mujeres). En 2016 hemos batido también, y por tercer año consecutivo, el récord en crecimiento económico de la eurozona con el 3,2%. Y somos medalla de plata en turismo, detrás de Francia, pero que en Balears nos sabe a oro al haberse superado las más optimistas cifras con más de 15 millones de pernoctaciones.

Apreciado lector, nuestros deseos de que 2017 podamos abandonar el podio de este malvado rating miseria y la mejora actual refleje los efectos de las reformas y el empuje de vientos de cola exteriores que nos son favorables y nos acerquemos a la media de los países de la eurozona, que es el lugar donde nos corresponde.