Maria Rosa Cardona y su hermana Neus, cuarta generación. | Gemma Andreu

El consignatario de buques, agente marítimo o agente consignatario de buques es aquella persona o empresa que actúa en nombre y por cuenta del armador o el capitán cuando estos llegan a tierra, tanto para sus funciones operativas como también comerciales. Hablar de la Agencia Cardona no solo es explicar una parte de la historia del propio puerto de Maó sino, probablemente, hacer referencia a una de las empresas más antiguas de Balears.

Vocación de servicio las 24 horas al día durante todo el año para cuatro generaciones de la familia Cardona, que ha sabido convertirse en un referente para las navieras consignando el 90 por ciento de cruceros y yates de gran eslora que atracan en la rada mahonesa, además de desarrollar labores de estiba y desestiba del 90 por ciento de los ferris y cargueros. Solo un dato: este 2017 habrán atendido las necesidades de 88 de los 101 cruceros que han llegado a Maó y ya tienen las previsiones confirmadas de los próximos dos años.

ORÍGENES. Como relata el cronista Alfonso Buenaventura en un libro dedicado a la compañía con motivo de su 125 aniversario, fue en 1883 cuando Federico J. Cardona Alimundo abrió su oficina consignataria en unos almacenes del puerto de Maó, en el Moll dels Vapors, donde tramitaba documentaciones de tráfico de buques y mercancías, sobre todo ultramarinos, con el nombre de Agencia de Aduanas y Transportes del señor Federico J. Cardona Alimundo. Recibía toda clase de mercancías, pero también consignó los primeros cruceros e incluso ejerció de canciller del consulado de Italia en diversas ocasiones.

Tras su fallecimiento, fue su viuda María Thomas Robert, la que asumió la responsabilidad de dirigir el negocio hasta que pudo hacerse cargo su hijo, Federico J. Cardona Thomas, en 1934. Por desgracia, este ingeniero de telecomunicaciones estuvo poco tiempo al frente de la agencia, ya que al estallar la Guerra Civil fue destinado a la Península, donde pereció a consecuencia de la contienda. La empresa entonces adoptó por segunda vez el nombre de Viuda de Federico J. Cardona, esta vez bajo la dirección de Águeda Trémol Orfila, que se había casado con Federico Cardona Thomas y era madre de dos hijos, Federico J. y Pedro Luis, y de una hija, María Milagros.

En 1958, al cumplir los 25 años, Federico J. Cardona Trémol se convirtió en el nuevo director de la agencia consignataria, en un momento en el que las descargas de los barcos se seguían haciendo de manera manual y podían durar hasta tres días. Su extraordinario don de gentes y su gran conocimiento del negocio (había empezado a trabajar a los 14 años) le hizo interesarse por el transporte marítimo y la actividad portuaria, un hecho que le sirvió de aprendizaje empresarial.

En este sentido, vivió toda la transformación del transporte marítimo, con el paso de los motoveleros, los barcos de casco metálico, la llegada de los contenedores, el embarque de los pasajes al vapor, así como el auge los cruceros turísticos y los cambios portuarios. “Mi padre era una persona muy apreciada en el sector y contribuyó a mecanizar los trabajos portuarios, rodeándolos de mayor seguridad y de una extraordinaria rapidez, un hecho que le ayudó a consolidar como cliente fijo a la compañía Naviera Mallorquina, que posteriormente pasó a ser Trasmediterránea y actualmente Acciona”, explica María Rosa Cardona, gerente de la empresa.

Fallecido en 2011, Federico J. Cardona Trémol formó parte durante veinte años de todas las juntas directivas de la Asociación Patronal de Empresarios Marítimos de Balears (APEAM), colaboró activamente en la revitalización del puerto menorquín y recibió diversas distinciones y reconocimientos en vida por parte de las patronales.

La cuarta generación lidera hoy en día la Agencia Cardona, con María Rosa y su hermana Neus Cardona Oliveras al frente de negocio. Como consignatarios, tienen a su cargo no solo la estiba de Acciona sino también la consignación de los buques tanque portadores de combustible y de cargamentos especiales. En la oficina trabajan cinco personas y para las tareas de estiba y desestiba se subcontrata en función de las necesidades.

“Somos esencialmente una empresa de servicios sin límites y nuestra mayor virtud es la disponibilidad los 365 días del año”, detalla María Rosa Cardona. El trabajo de consigna de cruceros es otra de las responsabilidades de las que se encargan y que suponen un arduo trabajo de planificación que empieza un año y medio antes de que la embarcación atraque en el puerto.

“Desde la solicitud de disponibilidad de muelle con Autoritat Portuària hasta la coordinación con los prácticos, el servicio a los pasajeros, las tramitaciones con policía y aduanas o incluso el soporte para las evacuaciones médicas en caso de emergencia, todo pasa por nosotros”, añade Cardona. Pero una vez el barco está aquí, también prosigue su trabajo en atender las necesidades de suministro, la asistencia a cualquier necesidad del pasaje o de tripulación como por ejemplo, un tóner para una impresora, una asistencia médica, una compra de víveres, entre otras.

Las peticiones de los cruceros o de los yates de gran eslora pueden llegar a ser de cualquier tipo, por estrambóticas que nos puedan parecer. Por suerte internet nos ha facilitado mucho la vida, pero recuerdo una ocasión en que nos encargaron unas formas consagradas para poder celebrar una misa en Semana Santa y tuve que recurrir a unas monjas. Otra vez, tuvimos una solicitud de césped natural para un yate privado que hicimos traer de Mallorca, y que imaginábamos era para poder jugar al golf pero cuyo verdadero destinatario era la mascota del armador”, comenta Cardona. En relación con los megayates, del mismo modo que con los cruceros son subagentes de grandes compañías, también ostentan la representación de la mayoría de grandes esloras y de este modo les llega el aviso de las llegadas.

FUTURO. La Agencia Cardona no ve con optimismo la situación del puerto de Maó. “Por un lado tenemos una caída generalizada del tráfico de mercancías en los últimos cinco años en favor del nuevo dique de Ciutadella, que ha hecho disminuir la actividad. Por el otro, una falta de inversión y una lentitud en la ejecución de muchas decisiones, que nos ha hecho perder competitividad”, explica Mª Rosa Cardona. “En el tema cruceros tampoco veo una situación halagüeña ya que hace años que se sabe que la tendencia pasa por la construcción de esloras cada vez más grandes, que difícilmente podrán acceder. No hemos planteado ninguna alternativa ni hemos querido solucionar las restricciones de calado de nuestro puerto, cosa que supone un freno. Por otro lado, tampoco veo que la población esté volcada en querer apostar por el turismo de cruceros”, comenta.

Respecto a la opción de convertir Cala Figuera en zona de yates o megayates, Maria Rosa Cardona opina que no será fácil que pueda funcionar a no ser que la concesión la obtenga una empresa que ya tenga clientes y los haga venir, porque se trata de un negocio que funciona con una demanda muy específica, para unas fechas muy concretas.

En cuanto a posicionarse para temas de refit, cree que han de cambiar muchas cosas para que acabe funcionando, ya que no hay mano de obra cualificada que esté disponible para hacer este tipo de trabajo. “Todos los puertos modernos han situado el tráfico hacia fuera, pero en Maó seguimos manteniendo el trafico comercial y el de mercancías peligrosas, dentro y de manera peligrosa”, concluye Maria Rosa Cardona.