Seguro que a muchos de los de mi generación les cayó en alguna ocasión un cómic de Astérix, el galo. Siempre recuerdo uno que empezaba: “50 años antes de J.C. los galos, antepasados de los franceses, habían sido vencidos por los romanos después de larga lucha… toda la Galia está ocupada. ¿Toda…? ¡No! Una región resiste victoriosa al invasor, una pequeña región rodeada de campamentos romanos fortificados”.

En España, tras la gran crisis que hemos vivido, también han sobrevivido una... mejor dicho dos pequeñas regiones rodeadas de invasores: Caixa Ontinyent (Comunidad Valenciana) y Colonya Caixa Pollença (Balears).

El pasado 6 de febrero, Josep A. Cifre, presidente de Colonya, comparecía ante una -supongo- atónita comisión de investigación sobre la crisis financiera de España en el Congreso. Comparecía para explicar, las razones del éxito y supervivencia de la minúscula caja.

El secreto no es nuevo, y supongo que tan antiguo como la banca Monte dei Paschi di Siena que se fundó 20 años antes de que Cristóbal Colón realizara su primer viaje al nuevo mundo, aunque ahora nacionalizada tampoco es que esté pasando su mejor momento.

Cifre explicó la importancia de tener un volumen de concesión de créditos inferior al volumen de depósitos de los clientes (no prestar lo que no tienes); en la práctica esto supuso no depender de los -¿malvados?- mercados, que devoran al que asume riesgos por encima de sus posibilidades; supuso haber moderado el crecimiento del crédito concedido y la limitación en la concentración del mismo (especialmente en el sector inmobiliario); si a esto le sumas una baja tasa de morosidad, por un mejor conocimiento del cliente, ese círculo virtuoso permitió que dos pequeños botes se salvaran en el tormentoso y embravecido mar de las insolvencias, fusiones forzadas y rescates. Las regulaciones están bien, pero la natural codicia humana va a sortear cualquier control, por duro que sea: si me sale bien “gano yo” y si sale mal “pierden accionistas, clientes… y contribuyentes”.

Tengo el privilegio de formar parte de la Asamblea General de Colonya Caixa Pollença desde hace un par de años, a propuesta del Ajuntament d’Eivissa, y espero, dentro de mi modesta aportación, contribuir con el modelo de éxito que ha permitido a la caja gestionar con eficiencia los depósitos confiados por sus clientes y el cumplimiento de su obra social a través de la Fundació Guillem Cifre.