Curro Frau y su socio Dani Boix, copropietarios actuales de De Vins Menorca.

Distribuyen y comercializan más de 250.000 botellas al año de vino de todo el mundo y cuentan con más de 1.500 referencias en tienda, además de ser los representantes de un centenar de bodegas. Sin duda la empresa De Vins Menorca ha sabido convertirse en uno de los mejores embajadores del mundo del vino en Menorca para restauradores y público en general a lo largo de sus 25 años de recorrido.

Un camino nada fácil en el que se han ganado su reconocimiento de expertise, gracias la gran labor de asesoramiento y difusión, con la organización de catas y eventos como la feria bianual que llevan celebrando desde el año 2004 y cuya octava edición tendrá lugar el lunes 9 de abril.

El nacimiento de De Vins Menorca surgió de una afición que se fue transformando en pasión hasta convertirse en la gran distribuidora que es hoy. Un sueño hecho realidad que quiso llevar a cabo Curro Frau en 1993 cuando aterrizó en Menorca por primera vez. Licenciado en Bellas Artes, su talento natural por el arte y la naturaleza le hizo sentirse atraído por la viticultura. Sin prisa pero sin pausa fundó un pequeño negocio de distribución dedicado a la venta de vino para la restauración, siguiendo la experiencia adquirida en Barcelona y los contactos que había establecido con algunas bodegas.

Compaginando la docencia, primero en un instituto de Ferreries y posteriormente en Maó, dedicaba sus tardes libres a realizar tareas comerciales para tratar de dar forma a la distribuidora y, de paso, darse a conocer entre los restaurantes. “Tenía el almacén en el garaje de casa y me organizaba para poder servir los vinos a los primeros clientes. Tuve la fortuna de convencer a restaurantes de referencia en la isla como S’Espigó, Jágaro o Café Balear, que hoy día son más que amigos”, detalla Curro Frau, copropietario de De Vins Menorca. Tres años más tarde, alquilaba un local en Sant Climent y al poco tiempo, en 1999, se trasladaba a una nave compartida en el polígono industrial de Maó.

Fue precisamente aquel año cuando Frau se dio cuenta de que necesitaba un apoyo para llevar el negocio y le propuso a un amigo suyo, Dani Boix, que se asociase. Boix regentaba en aquel entonces junto a Reme Benavent uno de los restaurantes estrella de la época. “Me fijé en Dani porque la carta de vinos del Villa Madrid era de las más atrevidas del momento y la cocina que ofrecían, la más innovadora”, explica Frau. El equipo se completó con la incorporación de un tercer socio, Xavi Solano, que era amigo común y que les pudo aportar su gran conocimiento del sector vinícola. “El encaje más allá de la amistad fue la pasión que sentíamos por el mundo del vino. Los tres queríamos replicar en Menorca modelos de distribución de referencia de nuestro país como Vila Viniteca y sabíamos que había recorrido para hacerlo”, afirma Dani Boix.

Es por ello que De Vins Menorca se convirtió en la primera empresa en llevar a la práctica el servicio de distribución de botillería para restauración, en vez de venta de caja entera. También fueron los primeros en confeccionar cartas de vinos para sus clientes, haciendo una selección a medida para cada establecimiento y en algunos casos, incluso llevando a cabo la impresión de las cartas. “Cambiamos el perfil típico del distribuidor que existía entonces en la isla, no tratando de vender solo volumen sino sobre todo calidad, asesorando y ayudando al cliente, haciendo una labor de distribuidor y no de simple comisionista”, afirma Curro Frau. “Esta manera de hacer nos posicionó como distribuidores de confianza para el sector de la restauración y por ello, hoy contamos con una base de 250 clientes. Asimismo fuimos ampliando el número de bodegas con las que trabajábamos para poder ofrecer realmente un abanico suficientemente rico, llegando actualmente a más de 100 bodegas suministradoras”, añade Dani Boix. De Vins Menorca cuenta con una plantilla estable durante todo el año de ocho personas, que en temporada llega hasta las diez.

TIENDA Y CLUB

En 2002 decidieron dar un paso más con la idea de convertirse también en una tienda al detalle a pie de calle. “Menorca era uno de los lugares con mayor porcentaje de compra por catálogo de vino y nos dimos cuenta de que podría existir un hueco en el mercado que nadie había cubierto hasta entonces”, explica Dani Boix.

En abril inauguraban un local de 180 metros cuadrados que también les serviría de almacén para poder compaginar el trabajo de distribución. Abandonaron la nave que compartían en el polígono y concentraron todo el negocio en la sede central. Este paso les animó a crear también una sala de catas para ofrecer degustaciones y sesiones de formación para los restauradores, pero también para los clientes de tienda que cada vez más querían experimentar más allá de Rioja y Ribera del Duero. Este crecimiento de la afición fue la excusa para constituir un Club de aficionados al Vino donde cada mes se encargaban de preparar una selección distinta para poder conocer nuevas referencias. “Para nosotros el Club, con 200 miembros actualmente, supone la confirmación de que el interés por el mundo del vino existe y ha existido en Menorca. Precisamente la primera selección la hicimos de vino de Menorca, con las bodegas que existían en aquel momento”, explica Curro Frau. En 2009 abrieron una tienda online para poder distribuir fuera de la isla y el año pasado abrieron una tercera tienda en el Mercat del Claustre del Carme para poder estar más cerca de sus clientes.

MOSTRA DE VINS

Siguiendo esta filosofía de difusión y promoción de la cultura del vino, en 2004 organizaron una feria orientada a sus clientes restauradores que, con el paso de los años, ha logrado consolidarse como una cita imprescindible para profesionales y también aficionados al mundo del vino. “La primera edición la montamos en Ciutadella y logramos reunir a 20 bodegas en un local del puerto. Para nosotros fue un reto organizativo sin precedentes porque éramos muy pocos en la empresa. Lo que no sabíamos es que se consolidaría hasta el punto de que hoy día acude un centenar de bodegueros”, señala Dani Boix.

La jornada se complementa con catas comentadas por expertos y la presentación de novedades, además de la posibilidad de poder interactuar con los bodegueros que acuden para participar en la Mostra. Desde 2014 el evento se celebra en el Club Marítimo de Maó como un escaparate ideal frente al mar que permite que pasen más de 1.000 personas por la Mostra.