Las turbulencias en los mercados bursátiles producen siempre, para bien o para mal, miedo e incluso pánico a inversores y especuladores. Estas situaciones tumultuosas suelen coincidir con la volatilidad de los mercados, ya que una mayor volatilidad representa un mercado menos estable y por ello un mayor riesgo de inversión, pero paradójicamente la volatilidad artificial baja producida por las llamadas antiburbujas (valoraciones artificialmente bajas que el mercado supone ciertas) es asimismo una bomba de relojería.

Para detectar la temperatura de la volatilidad bursátil hace ya más de 25 años la Bolsa de Chicago creó el índice VIX (Volatility Index), conocido como antes hemos reseñado como el indicador del miedo y que mide de volatilidad de los contratos futuros a 30 días que se hacen sobre valores del SP500 (Standard & Poor’s 500 Index) que es el índice más representativo de la situación real del mercado y se basa en la capitalización bursátil de las 500 grandes empresas, que representan el 80% del capital que cotizan en la Bolsa de Nueva York o en el Nasdaq.

Un índice bajo representa escasa volatilidad, no hay miedo inversor y las bolsas suben lentamente. Un índice alto significa alta volatilidad y nerviosismo en el mercado (miedo) y el VIX que empieza a caer desde las alturas nos indica que las bolsas están infravaloradas con recomendación de comprar.

Este barómetro predictivo del tiempo bursátil es muy importante en el mundo financiero porque nos está señalando si habrá tormenta y hay que salir con el paraguas o por el contrario estamos en tiempo de estabilidad y los mercados están optimistas.

En los últimos meses la media del indicador de volatilidad implícita VIX está alrededor de los 16/17, pero tenemos una escena reciente que se produjo en la primera semana mes de febrero pasado que el VIX se disparó de 17,31 a 33,06 provocando un lunes de pánico en la bolsa estadounidense, en la que el índice Dow bajó un 4,60%, es decir, la peor caída de su historia, y el Nasdacq perdió los 7.000 puntos.

Los inversores culparon el fenómeno turbulento de aquel momento al colapso de dos productos cotizados en la bolsa y a la retroalimentación de ventas preprogramadas por sistemas algorítmicos con cortocircuitos stop loss, aunque los técnicos en bolsa- que no descartaron una manipulación criminal- se inclinaban por una reiterada pérdida de soportes del S&P 500 por debajo de la media durante un período superior a las 50 sesiones.

Amigo lector, si es inversor en productos bursátiles y especialmente si especula, una buena recomendación es la de revisar -entre otros parámetros- el comportamiento del VIX para saber qué piensa el mercado y así poder negociar contratos de derivados y opciones cuya rentabilidad dependerá del valor del índice y hasta dónde puede subir o caer el mercado y de esta forma la evolución de las cotizaciones bursátiles no será motivo ni de miedo ni de pánico, solo de seguimiento del eficaz diagnóstico del índice VIX.