En 1994, cuando comienza el internet que conocemos hoy, se inicia un nuevo paradigma de la información y comunicación, eficiente, eficaz, económico y global que lo barrió todo hace más de 20 años y cambió nuestras vidas en general y en especial el mundo empresarial, que rápidamente adoptó esta tecnología que permite conectar a millones de personas en las redes sociales de la red, cambiando modelos de negocio lineales de sectores empresariales como los medios de comunicación, el turismo, las telecomunicaciones, etc., basándose fundamentalmente en compartir información. Es el llamado 'internet de la información'.

Pero viene 4.0, es decir la cuarta Revolución industrial, que representa también una revolución tecnológica de internet: el blockchain, o 'cadena de bloques', que dará lugar a un nuevo patrón económico, donde todos podremos intercambiar dinero o servicios sin necesidad de terceros. Con el blockchain nace el 'internet del valor'.

El blockchain funciona como un gran libro mayor de contabilidad, público y descentralizado, en el que se registran todas las transacciones a través de una cadena de bloques ordenados en el tiempo y diseñada exclusivamente para evitar su alteración una vez han sido publicados y de la que todos los que participan en la red guardan una copia.

Todas las operaciones son registradas a todos los participantes o nodos de la red mediante tecnologías P2P basadas en la función hash criptográfica de curva elíptica, lo que aporta una nueva forma de comunicación e intercambio digital que garantiza una auditoría automática, la integridad, legitimidad y fiabilidad del proceso, y si todos tenemos la misma información, esa información es verdad: el consenso crea la verdad.

El concepto y la tecnología fueron creados en 2009 por Satoshi Nakamoto, de identidad desconocida y creador del bitcóin, la polémica moneda virtual, en la que solo existen apuntes contables de entradas y salidas. Y estas anotaciones son incorruptibles, con un sello de veracidad que todo el mundo acepta.

Esta primera aplicación del blackchain con las criptodivisas fue el inicio de un proceso lento, pero imparable, en la descentralización de los pagos, de las transferencias internacionales y de las remesas, pero el campo de las nuevas aplicaciones es tan amplio que cubre todo tipo de sectores como el financiero, seguros, energía, telecomunicaciones, turismo, salud, justicia, administración pública, registros públicos y privados; así como tecnología de base para todo tipo de transacciones que requieren transacciones seguras entre dos o más partes en un entorno de desconfianza y medios inseguros en el marco del 'internet de las cosas'.

Amigo empresario, estamos ante el inicio de un nuevo modelo de gestión del conocimiento sin límite en el que nadie puede predecir el futuro porque estamos instalados en la filosofía de lo inacabado.

En esta situación de complejidad la empresa debe forzar la elección de su postura estratégica de gestión y ahora es el momento de iniciar la aplicación del blockchain en el área de los contratos inteligentes, es decir, en confiar en una 'red distribuida' la confirmación de que las cláusulas de los contratos realizados se han cumplido.

Todo ello sin revelar ningún tipo de información confidencial sobre las partes y/o naturaleza de las transacciones. Su empresa puede ser pionera en este nuevo escenario de optimizar el 'coste de oportunidad'.