La redactora de El Económico, Aina Ginard, analiza los incidentes provocados por Arran y Ciutat per a qui l'habita durante los meses de julio y agosto

Las protestas contra la masificación turística se han reiterado este verano, con acciones programadas durante toda la temporada alta. Movimientos como Arran Palma o Ciutat per a qui l’Habita quieren poner de manifiesto que el turismo destruye Mallorca.

El 12 de julio, varios miembros de Arran Palma leyeron un comunicado en el que instaban a las autoridades y a la sociedad civil a “iniciar un proceso de debate público sobre cómo avanzar hacia un modelo de turismo sostenible a nivel ecológico y social”. Piden impulsar la vivienda social, diversificar la economía y garantizar el derecho a un trabajo digno. Difunden sus acciones por Twitter. En su contra, son muchas las entidades que han criticado este tipo de movilizaciones porque atentan contra la fuente más importante de ingresos del Archipiélago.

El 9 de julio Arran colgó una pancarta en un autobús turístico en la zona del Castell de Bellver de Palma con un mensaje en contra de la masificación turística. El 13 de julio, una veintena de personas protagonizó una protesta en el aeropuerto de Palma.

El 14 de julio, numerosos hoteles del centro de Palma amanecieron con pintadas en contra del turismo en sus fachadas. Fue una de las acciones más criticadas desde todos los ámbitos de la sociedad.

El 14 de agosto protestaron con una pancarta en el campo de golf de Son Vida y en la reserva natural del Toro. Y el 23 de agosto la protesta se trasladó a la Platja de Palma, donde Arran Palma desplegó una pancarta dentro del agua con el mensaje ‘Aquest model turístic ens ofega. Tourism kills Mallorca’.

Y el 27 de septiembre, coincidiendo con el Día Mundial del Turismo, Ciutat per a qui l’Habita cambió el nombre de las principales calles y plazas de Palma. Cort amaneció como Plaça d’Starbucks.