El acceso mediante vehículo privado hasta la playa de Macarella ha estado prohibido esta temporada y se ha sustiuido por autobús. | ARCHIVO

La sensación es que ha sido una temporada extraña, plagada de altibajos, en la que la expectativa por repetir un año similar a 2017 se desvaneció nada más empezar y el optimismo dejó paso a la preocupación, tal y como expresaban sobre todo desde la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa de Menorca al dar cuenta de la caída en la facturación sus empresas asociadas. Los hoteleros también acusaban el despertar de la ribera norte del Mediterráneo con el descenso del mercado británico y se veían obligados a hacer ofertas en plena temporada alta.

Otro fiel reflejo de este vaivén lo protagonizó el aeropuerto de Menorca, que en junio recibía un 4,8 más de pasajeros que el año anterior, pero en julio y agosto descendía un 3,3% y un 2,7% respectivamente.

La limitación por vez primera del acceso a la playa de Macarella y al faro de Favàritx con vehículo privado fue también uno de los temas que generó polémica a nivel político, pese a demostrarse una medida eficaz con 94.000 billetes vendidos. La nota más positiva, el aumento del gasto medio según el Instituto Nacional de Estadística.

CRÍTICAS DE PIME. La Federación de la Pequeña y Mediana Empresa (PIME) ha sido la más crítica con la temporada turística, calificándola de decepcionante. Los resultados de la encuesta que elabora mensualmente desde hace 21 años a 250 empresas asociadas para valorar los resultados de sus negocios, encendieron las luces de alarma a finales de mayo cuando un 62,60% de las empresas avisaban de una caída de su facturación respecto mayo de 2017.

Tan solo un 23,28% se mantenía igual y apenas un 14,12% aumentaba facturación. El sondeo realizado a negocios de distintos sectores, como comercios, restauración, náuticas, alquiler de vehículos o viviendas vacacionales, apuntaba hacia los problemas de movilidad de los visitantes por culpa de las obras de la carretera general, la falta de limpieza de playas y el estado general de las urbanizaciones.

Para PIME, la imagen proyectada de Menorca era de descuido y por ello provocaba un freno a la buena marcha de la temporada turística. La encuesta de junio de la patronal siguió la tónica bajista con una caída de facturación en el 52,36% de las empresas y arreciaron más críticas a la administración, en este caso por el cierre del acceso con vehículo privado a algunas playas estrella como Macarella o Favàritx que había impuesto el Consell Insular de Menorca.

Tampoco los meses de julio y agosto dieron signo de recuperación según PIME, que comparaba los malos resultados obtenidos por sus empresas asociadas a los que se habían producido en 2012. La confianza en que septiembre y octubre podrían devolver el buen sabor de boca a todos estos negocios también se pronosticó en negativo.

BUS A MACARELLA. Pero sin duda la novedad de esta temporada turística ha sido la limitación del acceso mediante vehículo privado a la playa de Macarella así como al faro de Favàritx, dos medidas promovidas por el Consell Insular de Menorca y el Govern balear para evitar repetir el colapso producido los últimos años y los riesgos que ello suponía para la seguridad de las personas.

El resultado final de esta prueba piloto en Macarella, con 94.000 billetes vendidos y 47.000 usuarios tras cinco meses de funcionamiento, fue valorado satisfactoriamente por la empresa que se encargó de la prestación por cuenta y riesgo, así como desde el Departamento de Movilidad del Consell Insular, pensando en volverla a implantar de cara la próxima temporada.

Sin embargo, la actuación no estuvo exenta de diversas críticas como las que se suscitaron desde el Partido Popular o desde PIME Menorca, así como también los inconvenientes que produjo en las playas colindantes como Cala en Turqueta y Son Saura, que recibieron la presión de los usuarios que evitaban Macarella.