Cuentan que los ingleses conocieron antes nuestro puerto que su ciudad, y es que Mahon’s Harbour fue siempre un lugar muy codiciado.

El cuento hoy ha cambiado y lo que tendría que ser uno de los motores económicos de Menorca no lo es. Un puerto natural con un gran potencial, capaz de contribuir a la desestacionalización por su versatilidad, tanto en verano como sobre todo en invierno. Desde la náutica recreativa hasta el interesante mundo del refit, destinado a grandes esloras como sucede en Mallorca, o la náutica deportiva, en forma de eventos de altos vuelos y como sede de entrenamiento para equipos del norte de Europa, para quienes los meses de invierno menorquines son un bálsamo. Por no hablar del turismo de cruceros, del que estamos perdiendo la partida. El potencial es enorme, pero no somos capaces de materializar nada. No sé si el problema es que no se piensa en un dibujo completo de toda la rada mahonesa o si se piensa, no se actúa por el miedo a equivocarse o una falta de coordinación. Un ejemplo reciente es la inminente conversión de la central térmica de Maó, que actualmente quema fuel y gasoil, a gas natural. Se trata de una excelente noticia desde el punto de vista del medio ambiente y la salud de las personas de la que me alegro, pero que vuelve a resolver solo una parte de la ecuación. Sobre todo, viendo el planteamiento que se propone con la instalación de unos grandes depósitos para el almacenamiento del nuevo combustible que están hipotecando el crecimiento del actual varadero y añaden un elemento más de riesgo para la convivencia entre personas, cruceros y embarcaciones. ¿No se podría haber pensado en una tubería que condujera el combustible a unos depósitos situados en otra ubicación? Parece que prevalece un interés general y un abaratamiento de la operación. Y más teniendo en cuenta que cuando esté conectado el segundo cable y desplegadas las renovables, toda esta instalación caerá en un funcionamiento más residual.

Por no mencionar otra gran asignatura pendiente como el tratamiento de las aguas residuales, que se vienen vertiendo y que generan un auténtico teñido marronáceo cada vez que llueve con cierta intensidad, acompañado de un hedor típico de ambientes purines. ¿Podemos ponernos de acuerdo en trabajar intensamente para que este puerto tenga más futuro que pasado? Nos conviene.