Hace unos días se podía leer que el Banco de España veía con inquietud las subidas salariales generalizadas y se lamentaba de que no se pusiera más atención a los aumentos de la productividad. Soy de los que piensan que salarios y productividad deben ir de la mano. No me parece mal que Messi gane lo que gana y que un mileurista gane, pues eso, mil euros. Para resumir podría utilizar la tan manida cita «Es la economía, estúpido», utilizada en la política estadounidense por Bill Clinton en su campaña electoral de 1992 y que le llevó a la presidencia de los Estados Unidos. En este caso, no es la «economía» sino la «productividad», principio y final de toda justificación de un incremento/reducción salarial.

Si se produce un desajuste entre los salarios y la marcha de las empresas ya sabemos cómo acaba, con cierres de negocios y despidos masivos. Reconozco que es un mal momento para cantar las verdades del barquero porque no van a faltar populistas, y economistas de salón, que te den soluciones sencillas para problemas complejos, pero si los salarios tuvieran que bajar para mantener el empleo, esto debería suceder. Acepto que los salarios en España se han estancado a niveles insostenibles para el sistema a largo plazo. En cualquier caso, no es viable un aumento de los sueldos por encima de la productividad del trabajo - algo que es responsabilidad de los trabajadores, pero en mayor medida también de los empresarios- porque erosiona la competitividad y debería ponerse más el foco en fórmulas para la contratación indefinida, por encima de aumentos en las indemnizaciones por finalización de los contratos.

Escribir desde Ibiza te da una muy buena perspectiva de la economía porque es una economía tremendamente abierta. Cuando las cosas van bien aquí, van fantásticas, y cuando van mal… las temporadas duran 2-3 meses. Así de fácil... Todo sucede primero en las Pitiüses. Los salarios suben antes y de forma más acelerada que en el resto de Baleares y, cuando pintan bastos, los salarios caen, dejan de llegar trabajadores y la espiral comienza a girar hacia dentro. Curiosamente y en contra a lo que afirmaba al principio, el movimiento de los salarios, al alza o a la baja, no está relacionado -ni siquiera mínimamente- con la productividad. Aquí los salarios se calientan y enfrían en función de la escasez o exceso de oferta turística y esto hace que en Ibiza-Formentera vivamos en una montaña rusa permanente. Espero que esta montaña rusa no se convierta algún día en una ruleta rusa y nos toque la bala.