Carmen Planas, presidenta de la CAEB y de la Fundación Impulsa Balears.

Carmen Planas, presidenta de la CAEB, cree en la bondad de la Fundación Impulsa. Está convencida de su necesidad para mejorar la productividad de Balears y recuerda que en los últimos años las Islas no han sido capaces de transformar el crecimiento en bienestar.

La Fundación Impulsa Balears se constituyó el 26 de septiembre de 2014. ¿Qué valoración hace de sus cinco primeros años?
- La valoración es positiva porque llegamos a esta cita con los objetivos cumplidos. Impulsa Balears nació hace cinco años bajo el paraguas de CAEB y del Govern, que somos sus patronos natos, con el fin de aglutinar a 50 empresas representativas del tejido empresarial de las Islas. Hoy, Impulsa ha cumplido este objetivo y aglutina una masa crítica única en Balears que constituye, sin duda, el principal activo de la Fundación.

La Fundación Impulsa Balears nació con el Govern presidido por José Ramón Bauzá. Meses después, varió el signo del Govern, ¿fue complicado convencer a Francina Armengol de la necesidad de continuar con el proyecto de la Fundación?
- Impulsa Balears era en aquel entonces un proyecto pionero e innovador que nacía, así lo afirmé, para quedarse, pero que tenía muchos puentes que trazar. Hoy la Fundación es un espacio de intersección con el Govern, y ello abre la puerta a la sinergia público-privada que es otro de los activos de la Fundación. En estos años Impulsa ha demostrado sobradamente su independencia y su rigor.

Impulsa sujeta su gobernanza a distintos tipos de organizaciones: CAEB, Govern balear y 52 entidades. ¿Cuál ha sido su evolución?
- Todos han evolucionado con el proyecto fundacional. Impulsa se alimenta de ellos y, a la vez, los retroalimenta. No se puede obviar que el proyecto ha evolucionado junto a la economía balear, que durante estos cinco años ha estado centrada en recuperar los niveles de actividad y empleo precrisis. No podemos ignorar que, centrados en recuperarnos, hemos seguido relegando reformas estructurales que están pendientes desde hace años.

¿Cuál era la necesidad que detectaban para crear una plataforma como la Fundación Impulsa?
- La razón de ser de Impulsa descansa en una evidencia: la continua erosión del nivel de bienestar que experimenta Balears desde el año 2000. Una realidad ante la que los empresarios no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Por eso quisimos dar vida a Impulsa.

La iniciativa de Impulsa, ¿no debería ser pública?
- No. Conocíamos la fórmula que habían seguido otras regiones para salvar obstáculos parecidos a los nuestros. Esta fórmula situaba a la empresa en el centro y al gobierno como catalizador de la necesaria transformación productiva que necesitaban estas regiones. Impulsa está siguiendo esta misma fórmula, pues la competitividad de una región no es más que la suma de la competitividad de sus empresas. Ahora bien, la alineación con el sector público es fundamental, porque hay palancas de competitividad que solo se pueden accionar desde la Administración pública mediante leyes y políticas encaminadas a mejorar la productividad.

En el anuncio de la creación de la Fundación Impulsa se hablaba de la necesidad de transformar la economía de Balears. ¿En qué sentido? ¿Se ha conseguido?
- La transformación es un proceso inherente a todas las economías. Sin embargo, en Balears es hoy una necesidad. Las Islas han sido la región más dinámica en términos de crecimiento económico de España y la tercera más dinámica en generación de empleo. Sin embargo, Balears no ha conseguido liderar el ranking de renta per cápita. Al contrario, hemos encabezado la cola del ranking. No estamos siendo capaces de transformar el crecimiento en bienestar. Estamos así obligados a revisar nuestros fundamentos productivos, en todos y cada uno de los sectores, incluido el sector público. No se trata de crecer más, sino de crecer mejor. Esta es la receta de Impulsa, un mensaje que ha ido calando en la sociedad y en el que hoy, cinco años después, estamos todos de acuerdo.