El pasado 28 de octubre se ha cumplido un año del gran apagón que dejó media Menorca durante 56 horas sin suministro eléctrico. El trastorno para las personas y empresas afectadas fue mayúsculo.

Lo grave del problema es que a día de hoy: uno, persiste el aislamiento eléctrico de la isla (desconocemos la fecha exacta de la puesta en marcha del cable submarino) y, dos, seguimos con la sensación de que Menorca es ninguneada. No es de recibo que ahora, después del tiempo trascurrido, el Gobierno supedite la instalación de los generadores al permiso de la UE. Como dice bien el editorial del Menorca del día 29 de octubre: “Un año perdido para las medidas antiapagón que necesita Menorca”.

Verdaderamente inadmisible. Y lo dejo aquí, porque sobre el particular se han publicado ríos de tinta y personalmente no puedo añadir nada nuevo a lo dicho y denunciado durante todos estos meses.

Paso página. Acabo de leer una noticia la mar de interesante referida a la isla de El Hierro. La autora de la información, Silvia Fernández, inicia su reportaje con estas palabras: “La utopía de vivir utilizando solo energías renovables se hace realidad en la isla canaria de El Hierro gracias al proyecto de la central hidroeólica de Garona del Viento, que en junio de este año cumplió cinco años en funcionamiento”.

La central de Garona, añade la información, abasteció con fuentes limpias durante 24 días consecutivos a la totalidad de la isla. Entre el 13 de julio y el 7 de agosto Garona del Viento generó 596 horas seguidas de electricidad con fuentes limpias, lo que supone un récord mundial en territorios aislados. Según el presidente del Cabildo el objetivo es llegar al 100% de abastecimiento energético con energías limpias en un plazo de cuatro a ocho años. Pero hay más.

Los responsables políticos de El Hierro pretenden hacer de la isla un ejemplo mundial de sostenibilidad. Para ello con el beneficio de Garona han puesto en marcha un plan de movilidad sostenible destinado a la renovación del parque móvil de la isla que incluye subvenciones de entre 7.000 y 10.000 euros a quienes adquieran vehículos eléctricos.

El ejemplo de los herreños es de admirar y me consta que hace tiempo que el CIM mantiene relaciones con los dirigentes de esta isla canaria, contactos que en cuestiones medioambientales nos deberían servir de guía para orientar nuestro futuro en la dirección correcta.