El último reparto de los fondos del impuesto del turismo sostenible por parte del Govern balear ha sido especialmente cruel con Menorca y ha aumentado, si cabe un poco más, la distancia que nos separaba con Mallorca.

El enfado por el mal reparto es general (Consell, ayuntamientos, PIME, CAEB, GOB….) como pocas veces se ha visto en los últimos tiempos, y resulta imposible de comprender o empatizar con el anuncio de destinarse, entre otros fines, para hacer un conservatorio de música en Maó. Es especialmente dañino por haber omitido una petición unánime de ayuntamientos, Consell Insular de Menorca y entidades económicas para que llegasen 6 millones de euros para la mejora y modernización de las urbanizaciones turísticas, que incluso había sido prometida con un “esta vez, sí” por el propio titular de la Conselleria de Turismo, Iago Negueruela.

La decepción ha sido tal que incluso ha logrado poner de acuerdo a todo el Consell Insular (gobierno y oposición) en el pleno del pasado lunes para instar que se lleve a cabo una nueva propuesta del reparto del fondo. Para ponernos en antecedentes vale la pena saber que desde el año 2001 (dieciocho años atrás) se ha venido pidiendo por parte de la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa en su informe anual que la mejora de las urbanizaciones debe formar parte de las agendas políticas de manera prioritaria. Y es que los retos de un destino como Menorca, que se disputan en un tablero altamente competitivo, son muchos y hay una consciencia colectiva en trabajar por la calidad en todos los sentidos para superar a los competidores.

Ello implica que la mejora de los servicios o de los establecimientos hoteleros que se ofrecen va ligada al escenario que les rodea y al entorno inmediato en el que estén ubicadas, sea en una parte de la isla o sea en otro. Por ello, las urbanizaciones turísticas, que no dejan de ser las arterias principales por las que circula buena parte del Producto Interior Bruto que nos devenga el residente y el turista, son tan necesarias para que siga latiendo con fuerza el pulso económico de la isla. En este sentido, el plan de diagnosis y modernización sobre las zonas turísticas que ha lanzado recientemente el conseller Miquel Company para lograr encontrar fondos locales, autonómicos estatales o europeos, es una manera de intentar paliar este déficit.

Se está poniendo todo el esfuerzo para lograr el objetivo, pero hubiera sido de justicia que los fondos de un impuesto que provienen del turismo se revertieran en lo que tocaba.