La mayoría de locales comerciales están cerrados. Solo pueden abrir negocios de alimentación, farmacias, quioscos y los considerados servicios esenciales.

La recesión es inevitable. Balears avanza hacia una crisis de proporciones aún desconocidas, pero devastadora en el corto plazo. La actividad de la economía balear se ha paralizado en un 80% aproximadamente. El sector turístico se ha detenido en seco, tanto alojamiento como bares y restaurantes. Además, el comercio permanece cerrado. Y así estará durante el estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez.

Esta crisis no es comparable con ninguna otra. Es diferente a todas. Los atentados terroristas del 11-S en Estados Unidos provocaron consecuencias económicas importantes, especialmente en el sector turístico, aunque fueron muy limitadas en el tiempo. La recuperación fue rápida, efectiva y sólida.

La crisis financiera de 2009, provocada por la quiebra de Lehman Brothers, fue también devastadora. El sector turístico sufrió, pero mucho menos que el resto de actividades. De hecho, y aún en plena crisis, los hoteleros de Balears apostaron por aprovechar las facilidades que les otorgaba el Govern para remodelar, modernizar y ampliar sus establecimientos.

La gravedad de la crisis del coronavirus dependerá fundamentalmente de su duración. Las causas de la recesión parece que desaparecerán con el paso de las semanas, tal y como ha sucedido en China o Corea del Sur, que de forma paulatina van recuperando la normalidad. Otra cuestión es saber cómo quedará la economía una vez superada la pandemia. En este sentido, es vital saber las consecuencias de la pandemia en los principales emisores turísticos.

Son multitud los economistas que apuntan a una recesión en forma de ‘V’. Es decir, con una caída brusca, pero una recuperación rápida. Otros economistas, más pesimistas, aseguran que la economia quedará tocada, entre otros factores por el alto endeudamiento -tanto público como privado-. La recesión, en este caso, sería en ‘L’.

En el peor de los escenarios, es evidente que el turismo también sufrirá. Eso sí, una vez estén abiertos los establecimientos, aunque las ocupaciones sean menores y la rentabilidad más baja, es claro que la economía de Balears padecerá menos que en otros lugares.

AFECTACIÓN AL EMPLEO. Balears es una economía muy especializada en servicios y con ocupaciones que deben ser presenciales. Por ello, está más expuesta a la crisis que otras comunidades que tienen una actividad más diversificada. En marzo de hace un año había 468.830 afiliados a la Seguridad Social, por tomar una referencia de la posible afectación que podría generar esta crisis en el empleo. Entre ellos, 90.880 autónomos, según el Ibestat.

La hostelería empleaba a 77.175 personas en marzo de 2019 (16,46% del total de afiliación). De estos, en servicios de alojamiento trabajaban en marzo del año pasado 36.015 afiliados, el 7,7%. Ahora, la mayor parte de establecimientos que ya estaban abiertos han cerrado sus puertas o lo hará en los próximos días. En cuanto a los servicios de comidas y bebidas, un año atrás empleaban a 41.160 personas en Balears. Los establecimientos están cerrados al público, aunque pueden ofrecer comida para llevar. La mayoría ha cerrado.

Solo en el gasto de los turistas -que incluye tanto el desemboloso en origen como en destino- en marzo de 2019 alcanzó los 424,72 millones de euros, y en abril, coincidiendo con la Semana Santa, ascendió a 1.091,69 millones. Es probable que gran parte de estos ingresos no se puedan obtener en esta ocasión.

La rama del comercio y la reparación de vehículos ocupaba hace un año a 77.398 empleados. En concreto, en comercio al por mayor estaban afiliados 19.204 trabajadores. Y en comercio minorista, 49.743, uno de cada diez afiliados. La mayor parte de estos negocios han cerrado sus puertas, ya que solo está permitido que abran las tiendas y supermercados de alimentación. La venta y reparación de vehículos ocupaba en 8.451 personas.

La construcción empleaba a 58.393 personas hace un año (12,45%). De momento la actividad está permitida y sigue, aunque se ha ralentizado. Al igual que la industria, que empleaba en sus diferentes ramas a 29.038 personas (6,19% de la afiliación).
En conjunto, la agricultura también sigue. Contaba en marzo de 2019 con 6.684 afiliados en las Islas, un 1,43% del total.

El transporte daba trabajo a 22.446 personas: 11.751 en transporte terrestre -continúa-; 841 de transporte marítimo -que está prácticamente parado-; 2.521 en transporte aéreo -la limitación de la actividad es casi total-; otros 5.823 personas se ocupan de actividades anexas al transporte y almacenamiento, y su actividad no para, más bien todo lo contrario; y 1.510 en actividades postales y de correos, que continúan operativas.

Se espera que la afectación en el empleo sea menor en Administraciones Públicas y Seguridad Social (21.356 afiliados hace un año), educación (24.670) y sanidad y servicios sociales (38.039). Estas tres áreas suponen el 17,9% del empleo, aproximadamente uno de cada seis afiliados.

El resto de servicios empleaba a 113.559 afiliados a la Seguridad Social en marzo de 2019.

CARLES MANERA. Para el presidente del Consell Econòmic i Social (CES), Carles Manera, la crisis será “temporal”. “Creo que las medidas que ha anunciado el Gobierno son muy contundentes y en la línea de las que aplicará Alemania. Falta ver su aplicación práctica”, señaló.

Asimismo, puso de manifiesto que el gran peligro a partir de ahora es la deflación: “Hay que evitar a toda costa la deflación. Los precios caerán porque se reducirá el consumo, lo que a su vez haría caer la producción y sería un espiral negativo. Para evitarlo hay que estimular la demanda agregada, la pública a través de la inversión, y la demanda a través del consumo. Hay margen de maniobra para medidas de política monetaria y política fiscal. El Banco Central Europeo debe seguir comprando bonos de deuda y tiene que haber coordinación entre la Unión Europea y los países. Tenemos que aprender del pasado, ya que la austeridad y el control de la deuda solo alargaron la crisis, una lección que aprendieron desde gobiernos conservadores como el de Merkel hasta a socialdemócratas como España o Portugal. Lo importante es salir del bache”, señaló.

CARMEN PLANAS. CAEB considera “acertadas” las medidas aprobadas por el Consejo de Ministros. Carmen Planas, presidenta de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears, cree que es positiva la facilitación de Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE): “Estamos a favor de que el Gobierno haya recogido peticiones empresariales para facilitar los ERTE a los que pueden acogerse las empresas, ya sean grandes, medianas, pequeñas, microempresas o autónomos, que se han visto afectadas tanto por los cierres decretados con el estado de alarma, como a las que ya sufren una caída de demanda o de producción como consecuencia de la pandemia”, valoró. “También apoyamos que el Gobierno bonifique la cuota empresarial a la Seguridad Social de los trabajadores afectados por los ERTE, figuras jurídico-laborales que sirven para proteger los empleos y no destruirlos”, añadió. Asimismo, considera importante que las medidas “se visibilicen cuanto antes” y que todas las empresas puedan tenerlas a su disposición.

PEP I. AGUILÓ. El economista Pep I. Aguiló no duda en señalar que ha pasado lo peor que nos podía pasar. “Es un fenómeno sin precedentes. Lo peor que nos podía pasar. Ataca la interrelación personal. Estamos ante una situación peor que el terrorismo internacional”, explica.

El profesor de la UIB explica que la pandemia ha acabado con la confianza de la gente, pero valora positivamente la respuesta casi unánime de la classe políticos. “La pandemia rompe con la idea de que la humanidad había superado para siempre las grandes guerras, las hambrunas y las epidemias. Esta confianza ha quedado quebrada. La respuesta política alinea a casi toda la clase política. Y esto es bueno”, dice.

Acto seguido, Aguiló no duda en señalar que cambiarán muchas cosas en el futuro inmediato. “La recuperación puede ser fuerte y rápida. Habrá un antes y un después. No será mejor ni peor, sino diferente. Una parte de los conceptos que teniamos hasta ahora ha desaparecido. Nos cambiará la forma de vida”, augura. “El gran peligro para Balears es que puede cambiar el concepto de viaje. La ciudadanía puede querer evitar el transporte masivo”, afirma.

Respecto a las consecuencias económicas, el profesor de la UIB apunta a la contundencia de la caída por una parte y a las cuantiosas medidas aprobadas por el Gobierno. “Las pérdidas económicas son cuantiosas. Si dividimos el PIB español entre doce meses nos salen 100.000 millones al mes y la economía está ahora en torno al 20%. Es decir, que las pérdidas en un mes pueden alcanzar los 80.000 millones de euros. Las medidas del Gobierno pueden mitigar el problema, pero no es una solución. Los 200.000 millones de euros de los que habla el Gobierno habrán de salir de algún sitio. La economía se empobrecerá. Las consecuencias se notarán en los próximos dos o tres años. La caída del PIB será brutal. La recesión es inevitable”.

PAU MONSERRAT. Según el economista de Futur Legal Pau Monserrat, experto en banca, considera que la crisis de actividad provocada por el coronavirus será temporal: “Mi visión es que es una crisis temporal grave que se solucionará. Habrá una recesión, la clave será tomar medidas para que sea corta. Me parece más una crisis como la del 11-S que una recesión como la de 2008”, apuntó.

Por el momento, considera que la paralización es casi total y que, además del tiempo que dure el confinamiento, la economía tardará un tiempo en reactivarse y que, por tanto, el efecto de la paralización se alargará, aunque no se sabe cuánto. “El día cero, cuando podamos volver a salir a la calle, habrá miles de personas en el paro debido a ERTEs (Expediente de Regulación Temporal de Empleo) o muchas otras si ingresos. Habrá que esperar un tiempo para que la economía se reactive, los países emisores vuelvan a viajar y la empresa vuelva a necesitar a los trabajadores. Serán unos meses más. La temporada de verano no sé si está tocada de muerte, pero no será para nada a pleno rendimiento”, asegura.

“El impacto en Balears será muy grande, mayor que en conjunto de España, porque los ingresos han caído por completo en el turismo y la hostelería ya que el trabajo es presencial. Gran parte del tejido balear tiene cero ingresos. El turismo estará muy afectado. El impacto será muy superior que en las comunidades donde tienen la economía más diversificada, que tengan una actividad relevante en nuevas tecnologías y que pueden aplicar el teletrabajo”, señaló Monserrat.

En cuanto a las medidas que ha anunciado el Gobierno estatal para paliar los efectos económicos derivados del coronavirus, las considera “un parche ni suficiente ni del todo acertado”. “Si se inyectaran 200.000 millones, un 20% del PIB, debería ser suficiente, pero no es así. Creo que las medidas son muy limitadas y no bastan. Solo hay 600 millones de euros en transferencias a las comunidades, y de inyección directa de dinero a la economía hay 16.400 millones. Han dicho que se ayudará a los colectivos vulnerables, pero en este momento todos somos colectivos vulnerables”, señaló.

Monserrat inició especialmente en la falta de medidas para los alquileres y las pocas soluciones reales que se dan a los autónomos: “De los alquileres no se ha dicho nada, cuando son realmente los más vulnerables. En cuanto a los autónomos, solo se ha ha propuesto el cese de actividad para que puedan cobrar el paro, pero esto no ayuda, porque lo que deberíamos buscar es que no cesaran la actividad. Los autónomos lo que necesitan es que se los exima de pagar cuotas e impuestos durante este tiempo sin ingresos y ayudas directas. Un autónomo no puede ir al paro, debe poder seguir aunque no tenga ingresos para poder continuar la actividad cuando esto pare”, apuntó.

Asimismo, considera imprescindible que, dado que la crisis es global, las soluciones sean también a nivel planetario y estén coordinadas con la Unión Europea.