El turismo extranjero cayó en Menorca un 90 por ciento; el nacional diminuyó un 50 por ciento. | Josep Bagur Gomila

Los datos económicos de Menorca están dibujando una composición de la gravedad de la situación a la que tendrá que enfrentarse la isla este invierno y seguramente, la próxima temporada. Con 10.000 personas en paro o en ERTE, este 2020 se están batiendo récords que viene precedido por el cierre de 548 empresas entre el primer y el segundo trimestre del año según datos del Ibestat, lo que supone entre un 13 y un 14 por ciento del tejido activo.

A la pérdida del 70 por ciento del turismo que llegaba a Menorca, con una caída del 90 por ciento de extranjeros y de un 50 por ciento del turismo nacional, se le añade una cifra negativa de un -24 del Índice de Producción Industrial de Balears, como explica Maria García, secretaria de la Federación de la Pequeña y Mediana Empresa.

Desde la Asociación Comercial de Menorca, Vicente Cajuso también aporta datos preocupantes. “A 31 de agosto habían cerrado en Menorca 154 comercios. La cifra de autónomos también había caído respecto 2019 y las cifras de afiliación a la Seguridad Social, también eran peores. En agosto había 4131 trabajadores en el sector comercio, 881 menos que en 2019, lo que supone que se ha perdido un 15 por ciento de trabajadores por el camino. La pérdida de trabajadores respecto a 2019 habrá sido de 5.380”, sentencia Cajuso.

Desde el Cercle d’Economia de Menorca se recordaba que a consecuencia de la última crisis, Menorca estuvo 13 años para recuperar los niveles de contratación laboral y se destruyó un tercio del tejido empresarial. El escenario es duro y empeorará como también apuntan desde CAEB Menorca si no cambia la coyuntura sanitaria.

Todos los sectores reciben el impacto del tsunami COVID-19 pero son comercio y hostelería especialmente, los más perjudicados en consecuencia, su capacidad para generar riqueza y empleo en la isla. “Nuestro mayor interrogante es saber si han desaparecido definitivamente o volverán a abrir su negocio la próxima temporada. Algunas empresas podrán hibernar, pero muchas otras no”, explican desde PIME.

Otro sector que también recibe el impacto es la bisutería, de la que ya han cerrado dos empresas este 2020 y que como el calzado, tiene condicionado su porvenir en función de la exportación. “El calzado no solo depende de la fabricación insular sino también de la que tienen exernalizada en otros países. La exportación también dependrá de si en los países como Francia, Italia o Estados Unidos se pueden abrir las tiendas”, señala García. “En estos momentos, los fabricantes de calzado se están adaptando a una venta virtual de mostruario y reforzar canales online”, apunta.

Por su parte, el sector agroalimentario también ha sufrido las consecuencias de la bajada del turismo y sectores como el láctico, el hortícola o el vitivinícola están sufriendo no solo por lo no vendido sino por los stocks, algunos perecederos.

La nota menos negativa la aporta de momento el sector de la construcción, que mantiene sus niveles de trabajo así como aquellos sectores auxiliares como fontanería, electricidad o carpintería. “Lo que se ejecuta ahora se visó hace dos años y los que se visa ahora se ejecutará de aquí dos años”, comenta Maria García.

Desde CAEB Menorca, su portavoz Enric Casas destaca que ya les consta que algunas empresas de construcción han empezado a parar la ejecución de grandes proyectos. Las dos patronales también insisten en solucionar de una vez por todas la doble e incluso triple insularidad así como centrar el foco en mejorar la conectivdad para asegurar la movilidad de las personas.

Tanto desde PIME como desde CAEB solicitan a la administración local, insular y balear medidas que vayan más allá de los planes de choque paliativos, que en un primer momento se decretaron para parar el golpe de la COVID-19 como las subvenciones o los ERTE, que reclaman se extiendan a todos los sectores y no solo al turístico.

También se apela a medidas de liquidez para poder aguantar la falta de ingresos. Ambas entidades insisten en que ahora lo que se necesita es reactivar la economía con medidas productivas pero que no se están concretando.

“Las administraciones más cercanas tuvieron una primera reacción positiva pero ahora hay una cierta parálisis en cuanto a medidas a medio y largo plazo, que otorguen cierta confianza al empresariado”, detalla la secretaria de PIME.

“La administración pública puede llevar a cabo medidas concretas para sectores concretos, pero medidas que puedan abarcar a todo el tejido productivo son más difíciles de hilvanar y, por ello, estamos apelando a todos aquellos mecanismos que disponen y que afectan a la actividad económica”, añade Maria García.

En este sentido, se reclama una reducción de la presión fiscal de toda clase de tributos, ahora que se están elaborando los presupuestos del año próximo. “Algún ayuntamiento ha hecho algun esfuerzo en reducción de tasas de ocupación de vía pública o de basuras pero a nivel económico, poca cosa más”, comenta García.

“Lo que necesita la empresa ahora mismo son estímulos productivos que le aporten una perspectiva de futuro que la convenzan que puede ser más competitiva porque su carga fiscal o su burocracia se verá reducida, e incluso que puede animarle a invertir”, enfatiza Enric Casas de CAEB.

Desde PIME se pone el ejemplo de los Fondos de Garantía Salarial, ya desaparecidos, que se hacían cargo de una parte del importe de los despidos, para que muchas empresas pudieran subsistir reduciendo plantillas ya que se produce un efecto bola de nieve en la que no hay suficiente actividad para generar recursos y no se despide por falta de liquidez pero cuando se rompe, se rompe de la peor manera posible.

También solicitan a la administración que renuncie a sus privilegios crediticios ya que, en caso de quiebras, sus créditos son siempre preferentes ante el resto de proveedores.

“Si queremos salvar al tejido productivo, tenemos que salvar a las empresas y todas estas medidas que proponemos mitigan la alta mortandad que se puede producir”.

Desde CAEB y PIME ven también como oportunidad los fondos de cooperación europeos pero la sensación es que no llegaran al tejido empresarial de forma directa, que es lo que buscaban realmente estos fondos enfocados a capital humano, medio ambiente y digitalización. “Es difícil que surjan proyectos desde Menorca, en todo caso hay que hacerlo a nivel balear”, anotan desde CAEB.

Respecto a la digitalización de los comercios, en el caso de Ascome se está potenciando con el portal Xuroa, en el que hay dados de alta 80 establecimientos y 5.000 productos.

“Durante el confinamiento las ventas fueron mejores que ahora pero debemos seguir potenciando esta herramienta que es clave para el futuro de los comercios aunque a los menorquines se les olvide que en internet pueda haber algo más que Amazon y que encima es de aquí”, comenta Cajuso.

“Las cifras son buenas pero tendrían que ser mejores porque tenemos 400 socios”, añade Cajuso, que reconoce que esta falta de digitalización que no se afronta desde muchos negocios tiene su handicap en el hecho que muchos propietarios tienen una edad cercana de la jubilación sin relevo generacional.