En junio de 2020 se dio un paso más en el proceso de desescalada y las playas se llenaron de gente. | Efe

El sector turístico vive instalado en la euforia ante la reactivación de la principal industria de Balears en Semana Santa. La temporada estival, en todo caso, se prevé discreta. Todos los agentes implicados en la cadena de valor turística son conscientes de que un cambio en la evolución de la pandemia puede provocar el desastre. El pasado mes de junio, de hecho, Balears ya vivió momentos de gran alegría y confianza cuando comenzaron a llegar turistas en una prueba piloto auspiciada por los hoteleros con el beneplácito del Govern y la colaboración del turoerador alemán Tui. Entonces, la temporada estival, como se sabe, acabó a mediados de agosto en la mayoría de los establecimientos, tras las restricciones impuestas desde Inglaterra y Alemania.

Días atrás, Alemania sacó a Balears de la lista de zonas de riesgo por coronavirus y las reservas para Semana Santa se dispararon. El gobierno alemán eliminó de esta manera la obligación de presentar una PCR negativa al retornar de las Islas y de guardar cuarentena. Maria Frontera, presidenta de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, se mostró satisfecha de la decisión del gobierno alemán, pero insistió en la necesidad de acelerar el proceso de vacunación.

Ryanair ha aumentado sus vuelos a Mallorca desde el 28 de marzo y hasta mediados de abril. Además, TuiFly, que tenía previsto volar a Mallorca desde el 27 de marzo, ha adelantado una semana su programación. Alltours, por su parte, anunció que piensa traer 400.000 alemanes durante el verano a Mallorca. Además, Son Sant Joan pasará de siete vuelos diaros con Alemania a 50 el primero de abril.

De esta manera, las previsiones apunta a una Semana Santa con una buena ocupación. Los visitantes deberán, lógicamente, cumplir con todas las restricciones vigentes. Es decir, que los turistas, por ejemplo, tampoco podrán prolongar su estancia fuera de los establecimientos hoteleros más allá de las diez de la noche.

Eso sí, los establecimientos que abrirán sus puertas serán pocos, muy pocos. De hecho, en los últimos días algunos hoteles han decidido abrir sus puertas cuando no lo tenían previsto hacer hasta finales de mayo o principios de junio. En cualquier caso, la planta hotelera, en su inmensa mayoría, permanecerá cerrada en Semana Santa.

El gobierno alemán no se ha sumado a la euforia imperante y ha recomendado no realizar viajes que no sean estrictamente necesarios.

La semana pasada se anunció también que el Gobierno de Pedro Sánchez destinará 11.000 millones de euros al turismo y que casi 1.000 serán para las empresas de Balears.

Las noticias positivas han sido numerosas en los últimos días, pero existe el convencimiento entre el sector turístico que la temporada estival será, en el mejor de los casos, discreta.

En este sentido, Jaume Horrach, vice presidente de la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca y presidente de las asociaciones de Alcúdia y Can Picafort declaró días atrás que esperaba una temporada de cuatro meses y con una ocupación media del 50%. Es el sentir mayoritario del sector turístico, si bien la evolución de la pandemia puede provocar cambios importantes.

En el sector turístico se considera de capital importancia incrementar el ritmo de vacunación para alcanzar el más alto porcentaje posible antes del verano. Convertirse en un destino seguro es el gran reto. La vacunación de la población es fundamental, aunque también es decisivo contar con protocolos de actuación adecuados, que ofrezcan seguridad a los visitantes.

La reactivación se ha iniciado y podrá visualizarse durante la Semana Santa. Recomenzar es fundamental, aunque todo el mundo es consciente de que la actividad turística será aún muy limitada durante los próximos meses. De hecho, los británicos, si no hay cambios, no podrán viajar hasta Mallorca hasta el 17 de mayo en el mejor de los casos.

Más de 16 millones de turistas visitaron Balears durante el pasado 2019. Nadie espera que durante 2021 se puedan conseguir cifras similares, pero todos los agentes implicados sí pretenden que la temporada estival sea mejor que la pasada y pueda llevarse a cabo sin grandes sobresaltos. Balears ha perdido conectividad, tanto de destinos como de frecuencias. Durante las próximas semanas, la conectividad de los aeropuertos de Balears irá mejorando, pero no se aproximará a la que tenía en 2019.

Son muchos los factores que inciden en la temporada turística que se acerca y que provocan que no se pueda aún pensar en una temporada ‘normal’.

Hay una demanda embolsada, pero no se prevé que se refleje hasta el año que viene (2022) en el mejor de los casos.

Por otro lado, y con el objetivo de preservar la seguridad sanitaria, se reforzarán los controles que se efectúan a los viajeros llegados a Balears desde el extranjero. Sanidad Exterior realizará una doble verificación a todos los pasajeros de los vuelos procedentes de otros países categorizados de riesgo. En la actualidad, la mayoría de países de la UE. La doble verificación consiste en que se comprobará que el pasajero cuenta con una PCR o TMA negativa practicada dentro de las 72 horas anteriores a su llegada. Todos los pasajeros, además, y con independencia de su nacionalidad, deberán pasar por el control primario, donde se les toma la temperatura y son sometidos a un examen visual.

Por otro lado, el Govern exige desde el jueves pruebas negativas de coronavirus a los viajeros de cualquier región de España con independencia de la incidencia acumulada a 14 días por 100.000 habitantes que tenga ese territorio. Este endurecimiento de los controles se mantendrá hasta el 11 de abril. Hasta ahora, solo se pedia la prueba negativa de coronavirus a los pasajeros que llegaran de regiones con una incidencia acumulada superior a los 100 casos.

Finalmente, destacar que el sector turístico recibió con alegría que la comisión europea aprobara el pasado miércoles su propuesta de pasaporte. Contendrá, entre otra información, toda la referente a la vacunación.