Esta semana publicaba La Vanguardia una noticia más que positiva para nuestro territorio, afirmando que Menorca está cerca de convertirse en un lugar libre de COVID. Los sacrificios de la ciudadanía parecen servir de algo, unidos a una progresiva vacunación en una especie de vía crucis que nos está conduciendo por el buen camino. Sin embargo, cuesta entender por qué no se ha optado desde un principio por priorizar en vacunas a zonas estratégicas desde el punto de vista turístico como Canarias y Balears como medida clave para reactivar la economía, tal y como lo están haciendo nuestros competidores más directos, Grecia e Italia.

La revista Pasos, sobre turismo y patrimonio cultural, ha publicado este mes de marzo un libro con trece entrevistas para repensar el turismo bajo el título ‘La cuestión turística’ en la que referentes internacionales de las ciencias sociales y el turismo aportan su punto de vista en torno al turismo contemporáneo en forma de preguntas y respuestas. En una de ellas, el sociólogo y antropólogo Robert Fletcher recuerda que la expansión del turismo ha sido a menudo un medio clave para intentar resolver las crisis capitalistas. Por ejemplo, después de la recesión mundial de 2008, una de las principales cosas que hicieron muchos gobiernos fue dedicarse a ampliar sus industrias turísticas para estimular la recuperación económica. Esto dio lugar incluso a un crecimiento espectacular del turismo receptivo en muchos destinos que ya eran populares, llegando al punto de que sus efectos fueron ampliamente criticados por constituir una crisis de “exceso de turismo”. Escribe Fletcher que durante la actual crisis de la COVID-19, hemos visto cómo la industria turística ocupa un lugar central tanto en la crisis como en su posible resolución. Unos de los primeros y más dañinos impactos económicos de la pandemia ha sido la práctica desaparición de la industria turística mundial de forma casi inmediata a causa de las restricciones impuestas en el 98% de los destinos de todo el mundo. Esto ha tenido amplias repercusiones en otras industrias que también dependen del turismo. Y sin una reactivación del turismo a una escala significativa es difícil imaginar cómo la economía mundial podrá recuperarse. Ello explica que organismos como la OMT o el Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) estén pidiendo a los países que desarrollen la infraestructura necesaria para permitir que el turismo mundial se recupere lo antes posible y sirva de estímulo para un crecimiento económico más amplio.