La playa de Magaluf estuvo casi vacía muchos días del pasado verano. Foto: P. Bergas | Paula Berga

El primero de mayo es el inicio tradicional de la campaña turística. La inmensa mayoría de los hoteles tiene ya abiertas sus puertas, pero este 2021 será muy diferente. La pandemia ha causado estragos en la economía balear, que depende casi exclusivamente del turismo, que ha experimentado un retroceso más que abrupto.

La situación varía de forma rápida y del pesimismo más catastrofistas puede pasarse al optimismo en cuestión de horas. La evolución de la pandemia marca los ritmos y es determinante en las decisiones clave que afectan al turismo. En este sentido, no solo es importante la situación sanitaria de Balears, sino que también es de capital importancia la evolución de la pandemia en los mercados emisores.

La temporada estival no comenzará el primero de mayo en Balears. O no lo hará con un gran número de establecimientos abiertos. De hecho, la inmensa mayoría de hoteles no tienen previsto abrir sus puertas hasta mediados o finales de junio, aunque todos, sin excepción, están dispuestos a replantearse la situación en función de la evolución de las reservas. En Semana Santa, según la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, abrió el 13% de la planta hotelera y consiguió una ocupación media del 67%. A finales de marzo estaban abiertos 57 establecimientos y con motivo de la Semana Santa abrieron 52 hoteles más, de los que 18 cerraron al acabar el periodo festivo. En circunstancias normales, en Semana Santa está operativo más del 80% de los establecimientos de Mallorca. En las próximas semanas van a ir abriendo hoteles, aunque en una proporción claramente inferior a la de los años pre pandemia.

Reyes Maroto, ministra de Industria, Comercio y Turismo, declaró el pasado viernes 23 de abril que España recuperaría en 2021 el 50% de los visitantes de 2019. De igual manera, son muchos los empresarios del sector que han asegurado que contar con el 50% de los visitantes de 2019 sería un éxito. Es decir, que la temporada será discreta en el mejor de los casos.

Hay un buen número de señales que invitan al optimismo como por ejemplo el hecho de que el grupo alemán Tui haya anunciado que reemprenderá los viajes a Eivissa, Formentera y las islas griegas de forma escalonada desde principios de mayo. En el lado opuesto, Jet2 anunció semanas atrás que no reanudará sus vuelos y paquetes turísticos hasta finales de junio.

La evolución de las reservas no es buena. Los hábitos de compra de los alemanes se han visto trastocados y son muchos los que aún no han decidido si irán de vacaciones. En este sentido, enero es tradicionalmente el mes en el que se realizan más reservas en Alemania para la temporada de verano. De hecho, en años anteriores se realizaban dos tercios del total. Según los datos de la compañía de investigación de mercados alemana Gfk, las reservas para el verano han bajado más de un 75%. En cambio, todo apunta a que septiembre será un buen mes, aunque sin llegar, ni mucho menos, a los niveles de 2019.
Uno de los grandes retos de cualquier destino es recuperar la conectividad. La situación también es cambiante en este aspecto. En todo caso, y según los datos de OAG, proveedor global de información aeronáutica digital, están previstos 3.161.882 asientos desde Alemania hasta el aeropuerto de Palma de abril a octubre. Es una cifra claramente inferior a la ofertada en 2019 cuando llegaron a Mallorca un total de 3.607.699 alemanes entre abril y octubre, aunque muy superior a los 419.446 germanos llegados en 2020. Si se atiende al número de pasajeros que pasó por Son Sant Joan, fue de 8.540.922 alemanes en 2019 y 948.295 el pasado 2020.

En Gran Bretaña no se prevé que puedan recuperarse los niveles de 2019 hasta 2022 o 2023, aunque la incertidumbre preside cualquier previsión.

En general, y para cualquier mercado emisor, la evolución de la vacunación y de las restricciones sanitarias marcarán en gran medida el devenir de la temporada. La obligatoriedad de guardar cuarentena al regresar a su país de origen retrotrae la demanda, como también lo hace el que los turistas hayan de presentar una prueba PCR, ya sea para viajar o a la vuelta. Son cuestiones fundamentales para evaluar el comportamiento de la temporada.

El gobierno de Gran Bretaña, que mantiene la prohibición de los vuelos internacionales hasta el 17 de mayo como mínimo, ha anunciado la calificación de países en un semáforo que permitirá identificar a los destinos en función de su situación sanitaria. Falta saber las restricciones que el gobierno de Boris Johnson decretará en función de si los países están en verde, ámbar o rojo. No puede descartarse, incluso, que durante el verano exija PCR negativo a sus ciudadanos al retonrar de vacaciones. El desconcierto ha surgido en el sector turístico británico después de que Exteriores anunciara que podría vetar destinos, aunque estén en la lista verde. Es un factor más que añade incertidumbre.

La Federación Empresarial Hotelera de Mallorca, como también ha hecho en varias oportunidades Gabriel Escarrer, CEO de Meliá, ha reclamado al Govern que priorice la vacunación de los trabajadores del sector turístico. En cambio, Simón Pedro Barceló, copresidente del Grupo Barceló, aseguró días atrás que no es partidario de priorizar la vacunación de los trabajadores del sector turístico.