En esta sección ya se ha analizado la frase típica del mercado bursátil “sell in May and go away” (vende en mayo y lárgate). Este dicho pretende advertir que la bolsa lo hace mal los seis meses de mayo a octubre y bien desde noviembre a abril.

Como se puede ver en el gráfico, en mayo las bolsas europeas bajan mientras que la americana y la japonesa suben ligeramente.

Viendo solo esto parece que hay que dar la razón a la frase, sin embargo hay más factores a tener en cuenta. Uno de ellos es valorar los meses que le siguen hasta octubre (final del periodo “malo”): en estos últimos años, junio, julio, septiembre y octubre han sido meses buenos.

De hecho, si calculamos el promedio de este periodo en estos cuatro índices es positivo en todos ellos, desde el 0,16% del IBEX al 0,86% del Nikkei.

Este simple cálculo ya descarta que no haya que estar invertidos en bolsa, aunque es cierto que el semestre siguiente la rentabilidad promedio es superior. Pero, ¿por qué renunciar a beneficios aunque sean inferiores?

Más que esta pura estacionalidad y frases hechas (fíjese el lector en el mal comportamiento medio de diciembre a pesar del “rally de Navidad”) lo que deben analizar los inversores es el potencial de la empresa, ratios, entorno, soportes, resistencias y, por qué no, estacionalidad como un factor más entre los enumerados.

En este periodo preestival nos encontramos con unas bolsas que han subido muy fuertemente desde marzo de 2020 con una rotación de sectores de crecimiento (growth) a cíclicos desde noviembre, coincidiendo con anuncios exitosos de vacunas contra la COVID de varios laboratorios.

Por lo tanto las dos preguntas son claras: ¿seguirá la tendencia alcista y los valores cíclicos seguirán reduciendo el hueco ganado en los últimos años por las compañías “growth”?
A pesar del refrán, lo que llevamos de mayo es continuista: las bolsas están subiendo con la resaca de buenos resultados empresariales del primer trimestre (también lo están haciendo las más rezagadas que los están presentando este mes), con la excepción de los índices más tecnológicos.

EXPLOSIÓN DE BURBUJAS. Lo que sí parece que quiere detonar este mes de mayo es la explosión a dos grandes burbujas financieras.

La primera es la de la deuda pública creada durante años de caídas de tipos con rentabilidades negativas del “no riesgo” incluso a largo plazo. El cambio de ciclo y los datos de inflación están alimentando potenciales subidas de tipos que provocan fuertes caídas de precios y, por tanto, subida de rentabilidades. Ello afecta a la bolsa por la posible sustitución del riesgo por compra de deuda con rentabilidad positiva (todavía estamos lejos) y por las bajadas de valoraciones que provocan a empresas tecnológicas (por cálculos de valor objetivo que no entraremos aquí ahora). La segunda es la de las mal llamadas criptomonedas, ya sea por los tuits de Elon Musk o por las regulaciones, el mercado se ha girado con fuerza.

Todavía es pronto para asegurar ni que las bolsas seguirán con la tendencia alcista, ni que han explotado estas dos burbujas, pero mirar el calendario para ver en qué mes nos encontramos poco ayudará en la estrategia.