Para simplificar vamos a agrupar a los que defienden la tesis de gravar a los ricos frente los que no, para corregir las desigualdades, incluyendo las disparidades políticas, con alternativas de enfoque. Los discursos ideológicos se desarrollaron por las clases dominantes y las mejoras que aparecen con un nuevo orden suponen más una regulación del capitalismo que la superación de sus límites. Con la redistribución y la movilidad social se supera la idea de que el nacimiento predetermina el futuro, como consecuencia de crecimientos carentes de inclusividad o la propia falta de crecimiento. Este apareció después de las dos primeras décadas del siglo XIX, en Europa, aunque no en China a pesar de todos los inventos allí generados. Seguramente, como explican algunos historiadores, por un conjunto de factores: la libertad de circulación de las ideas, la codificación del saber, los derechos de propiedad sobre la innovación y la competencia entre países europeos. En China, cuando alguien innovaba, el emperador temía posibles desafíos a su poder y los propios innovadores estaban intimidados. En Europa podían partir hacia un país vecino, Suecia, Suiza… La innovación genera efectivamente fortunas, desigualdades, pero las rentas son bastante temporales y aunque se transmiten, la innovación acaba siendo imitada, competida y superada en aplicación del fenómeno de la destrucción creativa. La experiencia nos constata que en aquellos lugares donde hay más innovación la movilidad social compensa las desigualdades de tal manera que los desequilibrios globales medidos por el coeficiente de Gini no aumentan. Esto no significa que no aparezca el tratamiento fiscal, supeditado al operatorio consecuente que previamente se tipificará. El fundador da Appel Steve Jobs es un innovador. En cambio Carlos Slim es el patrón de una teleco mejicana que se ha hecho millonario gracias a un monopolio. Existe el peligro de que las riquezas acumuladas sirvan para impedir la entrada de otros innovadores. Para que esto no ocurra hay que regular el capitalismo.

Las fronteras no son claras cuando Mark Zukeberg desarrolla Facebook sobre una simple buena idea y consigue un buen patrimonio o una buena renta. En la lógica de Shumpeter, el innovador de ayer se convierte a menudo en un jugador retirado, un rentista que sitúa barreras a la entrada de su mercado para impedir la competencia. Aquí el gravamen tendrá su papel. Si exageramos, corremos pasivamente el riesgo de matar la innovación y el crecimiento. Lo importante es situar esta fiscalidad en un contexto conceptual sin olvidar nuestras políticas de empleo. Cualquier reforma de la normativa laboral que modificara una mínima objetividad de las rescisiones contractuales tendría efectos muy negativos de cara a futuras contrataciones y los comentarios serían antológicos cuando los que saben de estos temas divulgaran que los orígenes provienen de un gobierno socialista que con el nuevo enfoque del despido objetivo se eliminó el poder de la magistratura para calificar sin datos determinadas situaciones empresariales.

Por tanto, el factor determinante sería el propio sistema fiscal. Tenemos unos tipos impositivo de los más altos de Europa, exceptuando el IVA y estadísticas para comparar e invalidar opiniones basadas en nuestra aparente presión fiscal consecuencia de la mala gestión tributaria del gobierno del Reino de España, penalizando siempre a los que pagan imponiéndose la envidia, la mediocridad, aumentando los tipos, y la pereza, descuidando la recaudación y una razonable gestión del gasto público.