El sector lácteo camina desde hace tiempo al filo de la navaja pero en éste último año la situación se ha recrudecido, poniéndolo a las puertas de su desaparación. | Josep Bagur Gomila

El sector vacuno lechero de Menorca ha pulsado el botón rojo de emergencia ante el colapso que afirma está a punto de hacerlos sucumbir. Las cuatro asociaciones agrarias con presencia en la isla, Agrame (Asociación de Empresarios de Explotaciones Agrarias de Menorca), Fagme (Federación de Agrícola y Ganadera de Menorca), la Asociación Frisona Balear y Unió de Pagesos, constatan que los costes de producción del litro de leche están muy por encima del precio al que la cobran.

Esta situación, que hace años vienen advirtiendo, va a conducir de manera inevitable a una destrucción del tejido productivo lechero menorquín porque no existe recambio posible. En consecuencia, más de un centenar de explotaciones se verían abocadas a cerrar y por ello reclaman un plan de choque antes que sea demasiado tarde.

Lo reclaman porque están en riesgo más de 450 puestos de trabajo que se generan de manera directa entre agricultores, trabajadores de la industria láctea, suministradores, veterinarios así como un largo etcétera de trabajadores cuyo volumen de facturación suma entre 35 y 40 millones de euros.

COSTES. Desde Agrame, su presidente Luís Nadal de Olives explica que mientras la leche se sigue pagando en Menorca al mismo precio desde ha varios años, 0,315 €/litro, los costes suman nueve céntimos más llegando a 0,40 €/litro, lo que supone una ruina que no solo afecta a la isla sino que también se extiende por todo el país y hace que el sector lácteo esté en pie de guerra.

“El drama es que desde agosto de 2020, los costes de producción de la leche han aumentado entre un 15% y un 20%. Los piensos han subido un 25%, los abonos un 44%, el gasóleo un 23% y la electricidad otro porcentaje todavía sin determinar”, detalla Nadal. “Por si ello no fuera poco, la sequía que estamos padeciendo solo ha hecho que contribuir a la reducción de pastos y forrajes, circunstancia que ha obligado a una mayor importación de piensos y a una reducción de la propia producción lechera. Incluso las vacas de desecho y terneros para engorde han disminuido su precio”, explica.

La afectación al sector en Menorca es mucho mayor porque hay que recordar que, con casi 17.000 cabezas de ganado vacuno según datos de la Direccció General d’Agricultura, Ramaderia i Desenvolupament Rural del Govern balear, Menorca es la isla ganadera por excelencia del archipiélago, cuya enorme producción láctea equivale al 1% de toda la leche que se recoge en España cuando tan solo representa el 0,14% del territorio nacional. En cifras absolutas, según informan desde la Asociación Frisona Balear, en el año 2020 se produjeron en Balears 65.200 toneladas de leche entre las 114 ganaderías existentes en Menorca, las 18 de Mallorca y las dos de Eivissa, de las cuales 29.800 toneladas (un 45,8%) se comercializaron como leche líquida y 35.400 toneladas (54,29%) fueron transformadas en queso y derivados.

“La vaca de leche gestiona y ocupa prácticamente el 90% de la superficie agraria útil cultivada de Menorca donde es hegemónica. Si desaparece, se acabarían abandonando muchas hectáreas con una repercusión negativa sobre el paisaje del que tanto presume la isla como reclamo turístico y también con el peligro añadido de bosques a merced de incendios cada vez más frecuentes como consecuencia del cambio climático”, comenta Luís Nadal de Olives.

PROPUESTAS. Ante la emergencia, desde el propio sector se intentan apuntar las soluciones que contribuirían a frenar la debacle. Tanto desde Fagme como sobre todo desde Agrame expresan que se ha empezado a trabajar en un frente común formado por ganaderos, cooperativas, asociaciones, industria láctea y administración pública.
En este sentido, se busca una salida conjunta que pase precisamente porque la propia administración pública vele y exija que se cumpla lo legislado relativo a la cadena de formación de precios para que el sector productivo, los ganaderos, el elaborador, las industrias, el distribuidor y el vendedor final del producto al consumidor, obtengan todos la retribución que les corresponde y no suceda como hasta ahora, donde el único que tiene su margen es el vendedor final.

“La sensación es que la gran distribución parece que también está dispuesta a colaborar en la solución”, explican desde Agrame. Así mismo, desde la Asociación Frisona Balear también apuntan a que se debe involucrar a restauradores y propietarios de hostelería para que prioricen la adquisición de leche y derivados de procedencia local en sus establecimientos.

Las cuatro asociaciones ganaderas también reivindican la aplicación inmediata del Régimen Especial en el transporte, vigente desde febrero de 2019 pero que sigue sin aplicarse para compensar la insularidad en la negociación de la nueva Política Agraria Común que asegure la supervivencia de un sector que ha sido declarado estratégico y esencial en Balears por parte de las administraciones públicas.

En este sentido, el Govern balear confía que las ayudas de la nueva Política Agraria Común (PAC) prevista para finales de 2023 sirvan para resolver esta situación pero para las asociaciones agrarias esta solución llegaría demasiado tarde. Así lo manifestaban desde la Asociación Frisona Balear, manifestando que ni Govern ni Consell Insulsar de Menorca pretenden aplicar medidas a corto plazo que ayuden a mitigar el desfase existente entre el bajo precio de la leche y los altos costes de producción.

MENORLAC. Uno de los balones de oxígeno para el sector primario de Menorca, aunque más de futuro que no de presente, es el que ha sido presentado desde la isla para poder optar a los fondos europeos de financiación dentro de los proyectos Next Generation EU. La idea nuclear pasa por transformar el suero lácteo que se genera tras la elaboración de queso, en materia prima necesaria destinada a los productos senior y de alimentación infantil.

El proyecto Menorlac plantea dar solución a uno de los retos de la industria láctea menorquina, que radica en el pobre aprovechamiento de los subproductos de la leche, como sucede con el suero lácteo. En este sentido, se busca conseguir desmineralizar este suero para su posterior transformación en materia prima como producto de mayor valor añadido. Se trata pues de un proyecto de economía circular liderado por la empresa Cathedral Capital, que ya tiene experiencia previa en iniciativas similares llevadas a cabo en otras regiones de España, y que cuenta con la implicación directa de Quesería Menorquina (antigua El Caserío), así como también de las cooperativas agrarias, los productores artesanos y afinadores de quesos así como los principales elaboradores industriales de queso como Coinga, La Payesa o Dalrit, entre otros, que constituirían una nueva compañía denominada Menorlac. El proyecto necesita una inversión de 23 millones de euros y aspira conseguir la mitad de la financiación.