United Airlines ha anunciado el inicio en junio del próximo año de vuelos directos entre Palma y Newark, New Jersey, centro de distribución del gigante americano, que sirve también como aeropuerto de Nueva York. Igualmente volarán desde Tenerife. Las nuevas rutas, que han sorprendido al sector turístico y a las administraciones de las dos islas, forman parte de un proyecto de expansión de la compañía de Chicago que llevan preparando desde hace tiempo.

La expansión se puede llevar a cabo gracias a la autorización para que aviones de dos motores y un solo pasillo crucen el Atlántico. Al necesitar muchos menos pasajeros para operar rentablemente, las compañías pueden abrir nuevos itinerarios. En este caso, excepcionalmente, el avión elegido es un 767-300 de doble pasillo y capacidad para 204 pasajeros.

Desde Mallorca, lógicamente, se considera que es una oportunidad turística y ya preparan, en colaboración con Turespaña, acciones de promoción en Nueva York y otras ciudades. Sin embargo, el director general de ventas Internacionales de United, Marcel Fuchs, tiene otro punto de vista. En un comunicado asegura: “Estos nuevos vuelos refuerzan nuestra red de rutas internacionales y brindan a nuestros clientes de España las opciones más convenientes para volar a la capital y a muchos otros destinos del continente americano gracias a las facilidades de conexión con una escala a través de nuestros hubs en Estados Unidos”.

Las prioridades están claras: competir con JFK como puerta de entrada a Estados Unidos desde el Atlántico y con Heathrow y Barajas como puerta de salida. Por supuesto, si por el camino pueden llevar turistas americanos a Mallorca, magnífico.

Los entes de promoción turística deben aprovechar esta magnífica oportunidad. Mallorca es conocida en los cuatro o cinco estados que envían turistas cosmopolitas a Europa, pero no deberían caer en la tentación de subvencionar, abierta o encubiertamente, un tráfico que mayoritariamente será de españoles viajando fuera. El ejemplo de Ryanair es claro. Convencieron a las autoridades cántabras para financiar el vuelo Santander-Londres que llevaría turistas ingleses a la región, hasta que descubrieron que el 70% eran españoles que se iban a Inglaterra de vacaciones, pagadas en parte por el Gobierno regional.