La placa de microscopio que ha diseñado Laura del Valle permite realizar un conteo de forma más eficiente y precisa.

Una nueva patente de la Universitat de les Illes Balears facilitará la tarea de los laboratorios. Se trata de una tecnología diseñada por la investigadora Laura del Valle Villalonga, profesora de Geología y miembro del equipo de investigación de Ciencias de la Tierra de la UIB. La investigadora, fruto de su experiencia en el campo de la geografía y más concretamente la sedimentología, ha diseñado una placa de microscopio para realizar el conteo y el análisis composicional de sedimentos de una forma mucho más eficiente y precisa respecto a los métodos actuales, lo que facilitará el trabajo de campo de geólogos y biólogos. «Lo que hacemos es estudiar en el microscopio un grano, ya sea de arena, polen, una sustancia o un sedimento. Para ello, siguiendo la metodología convencional, estos granos son depositados en cualquier tipo de placa o papel, se colocan en el microscopio y se procede al conteo de forma visual. No hay un protocolo específico y esto puede derivar en un conteo erróneo si se cuenta un grano varias veces. Este problema desaparece utilizando nuestra placa, diseñada específicamente para trabajar con este tipo de muestras. Nuestros diseños suponen una innovación en el campo de la sedimentología», explica Laura del Valle.

«En el laboratorio ya estamos utilizando nuestros diseños con buenos resultados. Ahora queremos darla a conocer a la comunidad científica», indica. Con esta herramienta se han podido analizar, por ejemplo, los organismos presentes en las hojas de la Posidonia oceánica, el porcentaje de carbón presente en arenas de playas como las de Cala Pudent (Es Mercadal) o Can Pere Antoni (Palma), además de servir para analizar la turbidez del agua, entre otras aplicaciones. Con esta nueva herramienta los técnicos de laboratorio podrán trabajar con un sistema mucho más rápido y preciso, evitando falsos conteos, tanto en el campo de la geografía como en el de la biología.

FABRICACIÓN. Para que la comunidad científica apruebe el uso de esta placa, la mejor manera es darla a conocer y que se pueda comprobar que el protocolo funciona. Para ello, el equipo de la UIB junto con la Oficina de Transferència de Resultats d’Investigació (OTRI) están trabajando en la búsqueda de empresas que puedan fabricar y comercializar los prototipos patentados, centrando los esfuerzos en un primer momento en pymes locales.
«Pensamos que debería tener un precio asequible, idealmente fabricado con materiales reciclados, reciclable pero duradero», señala. El material puede ser cualquiera que sea fuerte y resistente, como plástico reciclado, aluminio, etc. En función del material, cambiará el proceso de fabricación. «Y los beneficios que obtengamos con la patente, queremos reinvertirlos en ciencia en la UIB», expresa la investigadora.