Juan Torres asegura que la banca pública bien gestionada es muy útil para la sociedad.

Juan Torres (Granada, 1954) es licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales. Ejerce como catedrático en la Universidad de Sevilla en el departamento de Análisis Económico y Economía Política. Es considerado uno de los grandes referentes económicos de la izquierda. Semanas atrás presentó en Palma, invitado por el Cercle d’Economia de Mallorca, Econofakes, su último libro.

¿Por qué un libro de estas características?
Las fakes, las falsedades, las mentiras parece que se han convertido en un signo de nuestro tiempo. Tienen una presencia especialmente perturbadora en la economía.

Enumera hasta diez falsedades, ¿podría suscribir que son mentira cualquier economista con independencia de su ideología?
No es una cuestión ideológica. En el libro he tomado diez frases y demuestro que son mentira, que son contrarias a la realidad. Por ejemplo, cuando yo digo ‘todos los años se concede el premio Nobel de economía’ es mentira. No existe. Cuando yo digo que ‘para crear empleo hay que bajar salarios’ es mentira. Son frases de políticos e incluso de manuales de economía y son mentira.

Es decir, que hay economistas que defienden estas mentiras.
También hay economistas mentirosos. Durante la crisis financiera de 2007/2008 hemos visto cómo muchos informes que se hacían sobre economía estaban falseados.

¿Y eso de que subir el salario mínimo provoca la pérdida de puestos de trabajo?
Se puede decir taxativamente que es mentira. Tenemos docenas de estudios empíricos que han puesto de relieve que ha habido subidas del salario mínimo y no se ha destruido empleo.

¿Sería bueno para España tener un banco público? ¿Se ha desaprovechado una gran oportunidad con Bankia?
Si yo me pronuncio diciendo que sería bueno estaría haciendo un juicio normativo, una preferencia. Prefiero decir que en los países en los que hay banca pública, ésta ha reaccionado mejor ante las crisis que la banca privada. La banca pública puede llevar a cabo tareas en el sector financiero, que la banca privada nunca va a llevar a cabo. Además, una banca pública bien gestionada es de una gran utilidad para la sociedad. En países como Alemania o Estados Unidos hay banca pública que no compite con la privada ya que se dedican a negocios diferentes. De hecho, la banca pública crea buenos clientes para la privada. El problema de las cajas de ahorros que terminaron mal no es que fueran banca pública, sino que estuvieron mal gestionadas.

¿También sería un gran fake pensar que lo público se gestiona peor que lo privado?
Lo que sí es verdad es que en el sector privado hay algo que obliga a hacer las cosas bien. Es que te estás jugando tu patrimonio. En el sector público, los gestores no se juegan su patrimonio. El sector público debe estar bien diseñado, bien controlado, bien gerenciado. Los mecanismos de alerta y sanción del mal comportamiento deben funcionar con eficacia.

Leía yo su libro y me quedé más tranquilo sobre el futuro de mi pensión.
En este libro, lo que digo es que afirmar que el envejecimiento de la población impide financiar las pensiones es mentira. La sostenibilidad del sistema de pensiones depende de muchos otros factores.

¿Pero puedo estar tranquilo?
Yo no estaría muy tranquilo. Hace poco pudimos ver a un ministro de un gobierno que se supone que defiende las pensiones públicas, cómo proponía la existencia de un fondo de ahorro privado. Puede usted estar intranquilo porque desde hace treinta o cuarenta años el sistema bancario y financiero internacional se ha propuesto que el ahorro de la gente no vaya a financiar pensiones públicas sino que vaya a sus entidades para que hagan inversiones rentables. Lo hacen con mucha inteligencia, paso a paso, haciéndole creer a la gente que no va a tener pensión pública. El peligro proviene de que la economía española se haga rentista, no aumente la productividad, no aumente el empleo, los salarios sigan siendo bajos... Lo importante es que cuando se tenga que decidir qué hacer con el dinero público se destine una parte a las pensiones.

En este sentido, el Gobierno desincentiva los planes de pensiones individuales.
Es un gasto fiscal que el estado no debe asumir.

La inflación está disparada, ¿van a subir los tipos de interés a corto plazo?
Espero que los bancos centrales no vuelvan a cometer la gran torpeza de subir los tipos de interés ahora porque estén subiendo los precios. Sería suicida, una barbaridad.

Pero controlaría la inflación.
No. De ninguna manera.

El Gobierno ha anunciado que va a reformar la normativa laboral.
Yo soy partidario de que se reformen algunas cosas que se hicieron en las últimas reformas, no solamente en la de Rajoy. Creo que han generado un problema grande en el mercado de trabajo español y es que desequilibraron mucho el poder de negociación de las partes. Y eso no es bueno… Detrás de esas reformas hay una visión del mercado de trabajo exclusivamente de la gran empresa. Y de la gran empresa que contempla el salario solo como un coste… Lo peor que yo veo es que pone el énfasis en el salario como coste. Me atrevería a decir que la reforma de Rajoy fue en contra de la mayoría de las empresas. Una legislación laboral que baja la masa salarial global quita ventas a las empresas. La patronal española tiene un problema y es que se ha convertido en la patronal de las grandes empresas.

En los últimos años se ha producido una proliferación de trabajadores pobres.
Es un mal endémico desde hace años. Es el resultado de la continua modificación del equilibrio a la hora de negociar.

Rajoy abarató también el despido, pero no está sobre la mesa esta cuestión.
A mí lo que me importa no es si mi entierro será caro o barato, sino morirme lo más tarde posible. Prefiero que se hable de las condiciones que permitan que no se llegue al despido antes de estar hablando de cuánto me van a pagar si me despiden…

La semana laboral de cuatro días, ¿es posible o es una utopía?
Va a ser inevitable, pero no sé si lo veremos. En el último siglo la jornada laboral ha pasado a la mitad… Las horas de trabajo se están multiplicando y eso no tiene sentido.

Usted se ha definido en varias oportunidades como un hombre de izquierdas. ¿Tenemos un gobierno de izquierdas? ¿Qué opina del fenómeno Yolanda Díaz?
Cada vez me cuesta más trabajo saber cuáles son los míos. Los míos no son quienes atentan contra la libertad de los demás, contra los derechos humanos… Me cuesta mucho identificarme. La izquierda, para mí, es la salud pública, la educación, las pensiones… Pienso en qué tipo de organización social y de principio filosófico y de organización política permitiría que los seres humanos nos garanticemos el sustento de una manera más satisfactoria y equitativa. Me cuesta identificarme con algunas cosas que veo en la izquierda. Yolanda Díaz me parece que es una persona de mucha valía. Espero que tenga éxito, pero también creo que es muy complicado que solo una persona sea suficiente. El liderazgo es importante, pero no creo que baste. Tendríamos que recuperar el sentido del sentido común. Tendríamos que ir a buscar políticas del sentido común. El sentido común nos dice que no podemos destruir el planeta, no es de sentido común que se acumule la riqueza en tan pocas manos… Hay que recuperar el sentido común.

En 2014 colaboró usted con Podemos. He percibido en algunas declaraciones suyas resentimiento...
Afortunadamente he logrado evitar que dentro de mí haya malos sentimientos. Si el resentimiento es algo negativo, no lo tengo. Es verdad que tengo mal sentimiento hacia quien no me trató bien en lo personal y en lo político… Yo he escrito mis desacuerdos múltiples con Podemos e incluso he expresado mi desagrado con el trato que recibí. Otra cosa es que lo que se ha hecho contra dirigentes de Podemos ha sido una auténtica carnicería antidemocrática, una vergüenza en lo personal, en lo político, en lo judicial… Es injusto. Se ha difamado, calumniado y mentido sin ningún recato.

Los fondos europeos Next Generation suponen una oportunidad excepcional para España. ¿Cree usted que se aprovecharán?
Espero que sí, aunque poner el dinero en manos de los que han hecho lo que han hecho no es la mejor opción.

¿Se refiere a los políticos o a los grandes empresarios?
A las grandes empresas de los sectores oligopólicos.

¿Y las hoteleras?
Es un mercado diferente. El problema que ha tenido el sector turístico español es diferente. En gran parte, el problema es que se han vendido muchos activos hoteleros. El turismo es una actividad problemática sobre el territorio, por su propia naturaleza, pero mucho más si esta inversión turística no está contemplada como una fuente de ingresos y de riqueza que revierta sobre el territorio.

¿Dependemos en demasía del turismo en Balears?
El problema no es depender mucho del turismo, sino hacerlo en exclusiva. Eso es un problema.

Pero la especialización es buena, ¿no?
Son cuestiones diferentes. Una industria turística concebida como actividad volcada en el desarrollo territorial alimenta otro tipo de actividades. Por ejemplo, una cadena hotelera global, que tiene que rentabilizar al máximo sus suministros, no va a estar pendiente de saber si puede hacer las compras de cercanía, que le van a salir más caras. El turismo no es intrínsecamente negativo.

La estacionalidad es un problema de difícil solución.
Es inevitable. El monocultivo es un problema. Hay que tratar de generar equilibrio sectorial. Tenemos que entender que no es posible consolidar un modelo económico mínimamente capaz de generar riqueza que no tenga una base industrial importante. No estoy pensando en unos altos hornos, pero sí en actividades de transformación, de generación de alto valor añadido…

Balears tiene desde hace años un grave problema de financiación.
Un estado se tiene que vertebrar. El estado de las autonomías se nos ha ido de las manos.

¿Apuesta por su supresión?
No. De ninguna manera. Hemos de pensar con mucha fraternidad territorial de qué manera articulamos España. Tenemos un grado de descentralización elevado.

¿Excesivo?
Desvertebrado. ¿Hace falta que los sistema educativos sean tan distintos? Hay que ver qué estructura estatal necesitamos, qué manera de coordinar ingresos y gastos es mejor… El estado de las autonomías no está funcionando. ¿Cómo lo resolvemos? No es tanto un problema de financiación, de gasto… es un problema de filosofía, de ciudadanía.