Analizar si un conflicto que está causando verdaderos dramas humanitarios puede generar momentos para invertir puede ser algo frívolo, pero mucho se habla de las oportunidades de inversión que da la guerra.

El ejemplo más claro lo vemos con la II Guerra Mundial ya que el periodo posterior a la misma es el que encadena más años consecutivos sin crisis económicas relevantes.

¿Y qué ha pasado más recientemente? En el gráfico se muestran cuatro hechos: los atentados del 11S en Nueva York, la posterior invasión a Irak, los del 11M Madrid y los del 7J en Londres.

En casi todo, a pesar de las fuertes caídas a muy corto plazo, seis meses después cotizaba con subidas, siendo ya muy importantes al cumplir un año: entre el 8,51% de revalorización del EuroStoxx tras la barbarie de Madrid y el 72,16% del S&P tras los primeros bombardeos sobre Irak.

Desgraciadamente, estos actos tienen algo en común con el actual intento de invasión de Rusia a Ucrania: bien está pasando en Occidente, bien hay petróleo en juego.

La única excepción también se asemeja al actual conflicto, con lo que puede generar algunas dudas al inversor: el ataque a las Torres Gemelas se produjo en plena explosión de la burbuja tecnológica lo que acentuó las caídas que comenzaron a partir del año 2000.

Ahora también venimos de años de subidas, y ya se habían visto bajadas de bolsas a raíz de la inflación. Posiblemente sea inoportuna la comparativa, pero hay que plantearla.

En el gráfico se muestran otros dos acontecimientos no bélicos que causaron un gran revuelo: el Brexit y la COVID. En ambos la recuperación fue fulgurante, y especialmente en el segundo, las repercusiones económicas son mucho más graves.

Hay una doble explicación a estas subidas: la primera es objetiva y algo éticamente conflictiva ya que tiene que ver con la destrucción y posterior reconstrucción. En una guerra se necesita infraestructura, logística, financiación y sanidad a lo que se suma la construcción posterior y todo ello mueve dinero.
La segunda es fruto del miedo de los pequeños inversores: muchos venden sin analizar las consecuencias del hecho concreto en sus inversiones realimentando las bajadas que aprovechan los grandes, especialmente si las bolsas están en máximos.

Saber si estas subidas se darán también tras esta guerra es muy difícil, pero sí hay que valorar algunos sectores que se ven claramente influenciados. Los posibles vencedores pueden ser tres, obviando el armamentístico que no se analizará aquí por cuestiones de responsabilidad social, (i) las energías renovables, que tras fuertes caídas se debe poner en valor la importancia que le darán los políticos en el futuro; (ii) la salud, que debe actuar como sector defensivo a lo que hay que sumar una reactivación del sector tras quedar monopolizado por la COVID y (iii) la tecnología, castigada por las subidas de tipos de interés que pueden verse ralentizadas por el problema energético.