O Beach quiere repetir este año imágenes como esta previa a la pandemia, con sus clientes disfrutando de su piscina y de la música de sus deejays. | Daniel Espinosa

Tropicana, Malibú, Nassau, Blue Marlin Ibiza, O Beach… Los beach clubs de Eivissa son conocidos en todo el mundo. Los hay a decenas repartidos por las playas más populares como ses Salines, Platja d’en Bossa, Cala Jondal o la bahía de Sant Antoni y son ellos los que con su apertura y cierre marcan el verdadero inicio y el final de la temporada turística en la mayor de las Pitiüses. Unos establecimientos que no tan solo son restaurantes de altísima calidad gastronómica a pie de playa sino que ofrece muchos más servicios para que sus clientes tengan una experiencia inolvidable: masajes, música en vivo, deejays o desfiles de moda, entre otros extras, que suponen miles de puestos de trabajo.
A diferencia de Formentera, donde ha habido un clamor social en apoyo a los históricos gestores de los chiringuitos de playa que esta temporada cambiarán de manos, en Eivissa hay voces que reclaman limitar los beach clubs a través de la ley turística que se está tramitando en el Parlament balear. Es el caso de Podemos, que ha anunciado la presentación de una enmienda «para poner coto a los hoteles discoteca o beach clubs para garantizar el descanso de los ibicencos».

Una propuesta con la que no está de acuerdo el sector. Desde la asociación Ocio de Ibiza, a la que pertenecen algunos de los clubs de playa más importante de la isla, apuntan que «a este grupo político le falta información, viven en el pasado. Hablan de molestias de hace ocho o diez años», señala su gerente, José Luis Benítez, quien añade que «Ibiza es lo que es: una isla turística y a todos nos gustaría trabajar todo el año pero también habría que pensar si en Ibiza podría haber gente todo el año, porque tenemos los recursos que tenemos». «¿Molestar? Sí, todo molesta. Los coches, la gente, los negocios, las discotecas, los bares… pero vivimos de lo que vivimos y hay que tener las cosas claras».

No obstante, Benítez sostiene que en la situación actual «necesitamos no pelearnos e ir todos de la mano», y pide que los turistas que visiten Eivissa «respeten a los que vivimos aquí y a esta isla, que es maravillosa». En cualquier caso, la temporada turística ha empezado bien y las perspectivas son inmejorables. «Hemos tenido un muy buen inicio. En Semana Santa se ha visto a mucha gente por la calle y los clubs de playa y restaurantes han estado a tope. Los residentes, después de tanto tiempo de tranquilidad, hemos tenido problemas a la hora de reservar mesa. Todo lo que sea trabajar es positivo, así que la temporada arranca perfecta», comenta Benítez.

VIVIENDA. El sector de la restauración no es ajeno a las dificultades que viven las empresas dedicadas al turismo a la hora de contratar personal por culpa de la escasez de vivienda a precios asequibles en Eivissa. «El sector del ocio en general siempre ha pagado muy bien y sigue siendo así. Pero es verdad que la carestía de la vida es muy alta y el tema vivienda está complicado», asegura Benítez, quien avisa de que será «a principios de junio cuando vendrán los problemas porque la falta de vivienda es un tema preocupante. Llevamos muchos años así y hay que atajar el problema».

El gerente de la asociación Ocio de Ibiza no cree que las empresas vayan a subir los sueldos a sus trabajadores porque «venimos de dos años de problemas» y recuerda que en el sector del ocio «pagamos por encima del convenio». «Si un trabajador viene de la Península y vuelve a casa con lo mismo o con menos dinero porque una habitación le ha costado mil y pico de euros es realmente complicado, pero nosotros no podemos cubrir lo que cuesta la vida aquí. Lo tienen que solucionar los políticos», insiste Benítez.

CITAS. Uno de los puntos calientes de este verano será sa Punta des Molí, en Sant Antoni, donde está ubicado el O Beach. Un establecimiento fundado hace diez años por Wayne y Duane Lineker (hermano y sobrino respectivamente del famoso futbolista inglés ex del Barça Gary Lineker) y Tony Truman. Centenares de turistas pasan a diario por la piscina del O Beach y se dejan agasajar por sus camareros mientras se broncean al sol de la bahía de Portmany. El cliente predilecto del beach club de los Lineker es el británico, un mercado que con el fin de las restricciones debería volver a ser el mayoritario en Eivissa esta temporada. Sin embargo, en O Beach, que en plena temporada alta llegará a tener casi 400 trabajadores, son conscientes de la importancia del cliente local y este verano los residentes tendrán un descuento del 50 % en la entrada.

Este 2022, O Beach celebra su décimo aniversario y lo hará por todo lo alto y durante tres días de fiesta seguidos el 17, 18 y 19 de junio. Una efeméride que coincide con los 60 años que ha cumplido Wayne Lineker. Un cumpleaños que celebró el pasado 24 de abril con una fiesta cuya recaudación (más de 9.000 euros) entregó él mismo a Cáritas. El luchador irlandés Conor McGregor o el cantante Ed Sheeran son algunas de las caras conocidas que se han dejado caer por el O Beach en alguna ocasión.
Muchas más temporadas lleva a su espalda el Tropicana.

Ubicado en Cala Jondal, abrió sus puertas el verano de 1988 de la mano de Toni Marí ‘Moreras’ con el objectivo de emular a los beach clubs de Saint Tropez, en la Costa Azul francesa. Marí siempre explica que su intención no era la de abrir un chiringuito de playa «sino dar un paso más allá» y apostar por «un restaurante de calidad, con un buen servicio y con acento ibicenco». Y lo consiguió. Ahora, ya jubilado, quien se encarga del Tropicana es su sobrino Juan Carlos, que atiende las mesas repletas de neerlandeses ávidos de cerveza como un camarero más y pendiente que nada ni nadie estropee esta temporada tras dos años de restricciones por la pandemia.