Imagen de la nave industrial de Novacero, situada en el polígono industrial de Maó.

Siempre se ha dicho que la industria de la construcción es mucho más que su propia acti­vidad directa, cuya cadena de valor como sector incluye nu­merosas actividades productivas. Una de ellas es la que lleva a cabo en Menorca desde hace más de dos décadas Novacero, una empresa de referencia en el suministro de hierros y aceros para la construcción, su transformación y manipulación así como toda clase de cerramientos. Ubicada en el polígono industrial de Maó desde 1998, esta empresa de raíces valencianas ha sabido ganarse la confianza de la mayoría de constructores de la isla y pasar a formar parte con sus productos acabados de muchas de las obras más significativas realizadas durante estos años. El año próximo celebrará los 25 años de implantación en Menorca.

ORÍGENES. Fue a principios de los años 90 cuando el empresario valenciano Salvador Pons-Fuster decidió llevar a cabo la expansión en Balears de la empresa siderúrgica que su familia tenía en Gandía. Fundada en 1964, Duracero era una empresa especialista en la fabricación, venta y montaje de productos derivados del hierro y el acero inoxidable con gran implantación en toda la costa de Levante. En aquella época se estaban abriendo camino en el archipiélago canario y su objetivo era hacer lo mismo en Balears, con lo que empezaron a establecer las primeras relaciones comerciales con constructoras bajo el nombre empresarial de Novacero.

Una primera fase de aterrizaje en la isla no exenta de dificultades para conseguir ganarse la confianza como suministradores y abrirse paso en un sector de por sí muy tradicional, e incluso de poder disponer de personal cualificado que en la primera etapa provenía de Valencia hasta que consiguieron crear un equipo profesional local. «El objetivo en aquel entonces de Pons-Fuster era poder montar una industria moderna con un almacén en Menorca, equipado con maquinaria de última generación y trabajando en nave cerrada, un concepto innovador en aquel momento porque este tipo de materiales, se almacenaban y manipulaban al aire libre», explica Jaume Gonyalons, director-gerente de la empresa desde el año 2008. Jaume Gonyalons se incorporó en 2002 como responsable de administración y seis años más tarde pasó a responsabilizarse de la dirección del negocio.

Jaume Gonyalons
Jaume Gonyalons

Otro ejemplo de las ventajas de Novacero era que podían ofrecer descarga a graneles del acero, que habitualmente viaja en container o encima de una plataforma, lo que encarece su precio de suministro. «Nuestro crecimiento fue tranquilo, sin la intención de desplazar a ningún competidor, estableciendo relaciones de confianza duraderas con socios comerciales que nos ayudaron a entrar en el mercado», comenta Gonyalons. En 1998 se estableciron en una nave de 900 metros cuadrados en el polígono industrial de Maó para culminar este proceso de implantación que posteriormente fueron equipando con maquinaria diversa, como un puente grúa de cinco toneladas para facilitar el trabajo logístico, una zona de soldadura, una línea de corte o un espacio aislado para el acero inoxidable, entre otros.

MATERIALES. El secreto de Novacero ha sido apostar por la satisfacción del cliente suministrando materiales de calidad certificada y desarrollando un sistema de trabajo basado en la productividad, plazos de entrega y costes ajustados. El hecho de poder disponer de un amplio surtido de material en estoc pero, al mismo tiempo, poder contar con el apoyo de la casa madre en Valencia, les ha servido para garantizar el suministro a sus clientes. En este sentido, trabajan no solo para clientes finales como constructoras o instituciones como brigadas de ayuntamientos o el Consell Insular de Menorca sino también para otros almacenes de la isla a los que también hacen de proveedores en una vocación de servicio y colaboración.

Obrero
Disponen de una nave de 900 metros cuadrados en la que almacenan los distintos materiales que preparan y transforman para poder entregar a sus clientes.

Además de los productos habituales de hierro o acero inoxidable como barras corrugadas o bobinas de acero, una parte importante de su labor es la fabricación de armaduras para hormigón armado, el suministro de perfiles, hierros comerciales, productos planos como por ejemplo pletinas o chapas, tubos o vigas o que pueden cortar a medida con la maquinaria de la que disponen. Otro de sus productos estrella son los cerramientos en lo que hace referencia a mallas de simple torsión, electrosoldadas o anudadas, entre otras. «Con el equipo profesional del almacén preparamos el material y lo mecanizamos según las necesidades del cliente», detalla Gonyalons.

TRAYECTORIA. A lo largo de todos estos años han ido sorteando las distintas crisis que han azotado al sector de la construcción y en las que han tenido que adaptarse para poder sobrevivir. «Hemos mantenido desde siempre una política de prudencia basada por un lado en la confianza por el tipo de cliente y, por otro lado, asegurando las operaciones grandes de crédito para evitar sorpresas desagradables», explica el director. «Fue una norma de funcionamiento desde el principio ayudar al pequeño cliente, lo que nos permitió el tener las puertas abiertas no solo a empresas grandes sino a aquellas con pocos trabajadores las cuales se han mantenido fieles a nuestra empresa», añade. «Estoy convencido que Novacero fue una bocanada de aire fresco en el sector cuando aterrizó en la isla, aportando tecnología, conocimientos y nuevos métodos de trabajo ya que de nuestros talleres salieron muchos oficiales de primera, que hoy están en otras empresas de construcción e incluso en almacenes de la competencia. Estas cosas pasan y por suerte tenemos muy buena relación», destaca Gonyalons.

SOLIDARIDAD. Novacero siempre ha querido sentirse implicada en el territorio no solo como empresa que ha contribuido a generar riqueza por los proyectos realizados o por la formación a diversos profesionales que han trabajado a lo largo de estos casi 25 años de trayectoria en el negocio, sino también en su vertiente más solidaria. En este sentido, en 2005 y 2011 se involucraron en el proyecto de Rotary Club Mahón-Mô con el suministro del material necesario para la construcción de una piscina adaptada para el Centro Carlos Mir de Maó o de un centro laboral para la entidad Asinpros en la Fundació de Discapacitats de Menorca. Así mismo también han participado con la donación de material en otras iniciativas sin ánimo de lucro como la recuperación del Hospital de la Isla del Rey o la reconstrucción de los antiguos molinos de viento en es Castell, entre otras muchas iniciativas. Igualmente, no ha dudado en colaborar con cualquier ayuntamiento cuando se lo ha solicitado.