Dicen que los economistas tienden a moverse entre dos mundos, dos espacios muy diferenciados que se asientan sobre conceptos diferentes, la economía real y la economía financiera. Mundos separados que acostumbran a mezclarse cuando se mira de aplicar medidas del uno al otro, lo cual nunca ha sido aconsejable. Si la economía real es aquella basada en la producción, la distribución o la comercialización de bienes y servicios, la economía financiera es la centrada en los activos y mercados financieros.

La semana pasada tuve la oportunidad de seguir dos eventos en los que se habló de estas y otras cuestiones, pero en la que los verdaderos protagonistas, fueron los ejemplos de la economía real. Por un lado una jornada sobre diversificación económica promovida por Més Per Menorca y por el otro, un curso sobre economía social celebrado en el marco de la Universidad Internacional de Menorca Illa del Rei. Historias en primera persona que configuran la realidad menorquina y que dan cuenta de un mosaico empresarial que se esfuerza día a día y no se desmorona, ante los nubarrones de la economía financiera. Historias de nuevos proyectos en marcha como el de Tuto Saura con Rebot, los botes electrificados made in Menorca, de Catalina Florit con su empresa de turismo activo Son Ángel con la que organizan excursiones a caballo desde hace tiempo para recorrer el Camí de Cavalls, de Toni Moll de La Marcona, una explotación agraria ecológica de Ferreries en la que han recuperado la producción de un trigo autóctono con el que elaboran pan artesano o de la empresa familiar de Rubén Adrián, que ofrece servicios industriales desde Menorca para las principales empresas estampadoras que abastecen a las industria del automóvil en Europa, en un ejemplo único e inspirador como lo es siempre poder escucharle. Pero también está la economía social que mueven entidades como la Cooperativa San Crispín, la cooperativa de consumidores que promueve un supermercado con valores, o Sa Cooperativa del Camp, que guía a los productores en la defensa del producto local, o la Cooperativa Som Energía, que defiende la utilización de energías limpias, o Caixa Colonya, que practica una banca ética, también desde Menorca.