Cuenta el Dr. Mario Alonso Puig, cirujano de Harvard, aunque más conocido por sus conferencias sobre coaching personal y empresarial, que hace años fue invitado por dos de los grandes partidos políticos españoles a dar una conferencia. Al finalizar, de forma separada, los organizadores se acercaron y le manifestaron que les había dejado ‘descolocados’. El doctor les preguntó por qué, a lo que ambos contestaron: «Nos has hecho ver que tenemos que entendernos».

Por otra parte, la reciente película 42 segundos del director Àlex Murull narra la historia de la selección española de waterpolo en su proceso de preparación para la Olimpiada del 92. En el equipo se juntan dos formas de entender la vida y vivir el deporte. Las formas poco ortodoxas de su entrenador, para hoy en día, actúan de catalizador y hacen descubrir a los jugadores la necesidad de entenderse para alcanzar el éxito.

Continuando con un símil deportivo, el sistema nacional de salud (SNS) tal y como lo conocemos se encuentra en tiempo de descuento. Los retos y problemas a los que se enfrenta son conocidos: una alta y creciente demanda; el envejecimiento poblacional, que no hace más que incidir en el incremento de esta demanda; los avances técnicos, con nuevas terapias personalizadas costosas pero del todo necesarias para combatir las enfermedades; pero, sobre todo, la situación de de escasez de profesionales sanitarios, éxodo de médicos a otros países, necesidad de nuevos marcos competenciales de las mismas profesiones sanitarias adaptadas a los retos actuales, etc., junto con ataques a la necesaria colaboración público-privada que se ve amenazada, entre otras, por posibles cambios legislativos como es el proyecto de ley de equidad y universalidad que pretende dejarla para casos muy excepcionales, cuando es y ha sido una de las palancas en las que se viene sustentando dicho sistema…

No me voy a extender en explicar cuál es la situación preocupante a la que ha llegado nuestro SNS, especialmente agravada por el último envite que ha supuesto la pandemia. Es suficiente con leer y estar atento a los medios de comunicación.

Creo que nos encontramos en ese momento próximo a un final, aunque también creo firmemente en la idea de que el partido no termina hasta que termina…, título de un cuento del psicoterapeuta Jorge Bucay que invita a la reflexión y aporta esperanza.

Es preciso incrementar la capacidad de entendimiento entre todos los actores implicados a fin de que este preciado bien pueda salir de ésta anómala e indeseada situación. El sistema de salud no puede ni debe ser un arma política. Estar expuesto constantemente a un fuego cruzado de acusaciones y entredichos, en ocasiones sin un fundamento claro y que se propagan por medios y redes a una aterradora velocidad de vértigo, especialmente en los momentos de calentamiento de posicionamientos políticos preelectorales como el actual, atacando directamente a su sistema inmunitario y empeorando, cada día más, su estado de salud. Es demasiado importante y valioso para el bienestar y progreso de nuestra sociedad.

Los retos y problemas a los que se enfrenta el sistema nacional de salud no tendrán una solución satisfactoria si no se apoyan en una verdadera capacidad y voluntad de entendimiento entre todos los actores implicados. La teoría la conocemos. Ahora falta, el ánimo de ponerla en práctica.