Estamos a punto de acabar un año bursátil muy complicado: inflación record, subidas verticales de tipos de interés como nunca se habían visto, caídas históricas de la renta fija, curvas de tipos invertidas, confinamientos en China por COVID o la desgraciada guerra de Ucrania han sido demasiados factores para ver subidas en este 2022 (con alguna excepción)y parece difícil que en las pocas sesiones que faltan para acabar se pueda salvar la situación. Muchos inversores se aferran al clavo ardiendo del rally de Navidad, concepto cuyos argumentos para que se den son muy pobres. Hay quien dice que a final de año las bolsas suben porque las grandes gestoras de fondos de inversión y de planes de pensiones «maquillan» sus números. Desde luego, quien conozca internamente este tipo de empresas saben bien cierto que es imposible. Si tuvieran ese poder lo harían siempre, no solo en diciembre. Además, cada vez los inversores buscan más datos a la hora de escoger un buen fondo de inversión: se comparan gráficamente, se buscan caídas máximas, se buscan rentabilidades a plazos de 3 y 5 años o se analiza la cartera de inversión y sus movimientos. Por lo tanto, si ese rally de fin de año fuera cierto, quedaría totalmente diluido. Otro punto es el de aportaciones a planes de pensiones y es cierto que se da más a finales de año. Pero el peso de éstas es ridículo comparado a los volúmenes mensuales que mueve el mercado bursátil, además, también se hacen aportaciones a planes de pensiones de renta fija con lo que el peso en bolsa todavía es inferior.

El tercer punto es el de estacionalidad comercial: como se hace más consumo en estas fiestas, las empresas ganan más dinero y suben en bolsa. Evidentemente el análisis bursátil no funciona así: todos los analistas saben que hay determinadas empresas que venden más en Navidad y se incorporan estos datos en los análisis con lo que carece de sentido esta estacionalidad. Sí puede afectar si estas ventas navideñas son mejores o peores de lo esperado, pero este punto no se conoce hasta la presentación de resultados del cuarto trimestre, que se publican entre finales de enero y principios de marzo.
De hecho, mirando los datos mensuales de las bolsas, no hay rally de Navidad, es más, se trata de uno de los peores meses (mejor dicho, de los «menos buenos»), algo que tampoco quiere decir que no haya que comprar en diciembre ya que se pueden perder grandes oportunidades.

Desde luego esta misma semana ha sido clave para determinar el final de año: los datos de inflación en Estados Unidos mejor de lo esperado del martes, las subidas de tipos de su Reserva Federal del miércoles y las propias del BCE y del Bank of England del jueves van a marcar estas dos semanas dependiendo de cómo lo va dirigiendo el mercado más allá de la volatilidad típica que han producido estas noticias.Haya rally o no, además del que se ha producido en octubre-noviembre, se presenta un año 2023 muy interesante en bolsa y en renta fija: ¿podríamos volver a ver una situación económica complicada y subida en las bolsas, tal como ha pasado otras veces, como 2020 sin ir más lejos?