Alfonso Rojo es presidente de PIMEEF desde 2015 y procede del sector mayorista de alimentación. | Daniel Espinosa

2022 será un año difícil de olvidar para Alfonso Rojo (Reinosa, 1964). Este ibicenco nacido en Cantabria y cuarta generación de mayoristas de frutas y hortalizas es desde el pasado verano el presidente de PIME Balears y vicepresidente de la Confederación Nacional de Pymes (Conpymes). «Las pymes recordarán el 2022 con orgullo porque ha sido el año de la recuperación, el de la vuelta a la normalidad. Era un año muy complicado, con muchos retos e incertidumbres por la invasión de Ucrania, que parecía que todo se desmoronaba. Afortunadamente, a nivel turístico la gente tenía tantas ganas de viajar que pocos habrán sido los turistas que no hayan venido por culpa de la guerra», apunta Rojo.

Pese a las buenas cifras turísticas, la rentabilidad de las pymes y autónomos «no ha sido la esperada por el volumen de trabajo que ha habido». La razón ha sido «el total descontrol con los costes» que no han podido repercutirse al cien por cien al producto final. «Y si alguien lo piensa es porque no pertenece al mundo empresarial», reta Rojo.

INFLACIÓN. La principal preocupación de cara al futuro es la inflación, tanto la local como la foránea. «Nuestros principales clientes, Reino Unido y Alemania, van a pasar un invierno durísimo con inflaciones por encima del 10%. Eso, para las familias, es un desgaste brutal, no va a haber dinero en el bolsillo y nos preocupa una bajada importante del consumo», avisa el presidente de PIME Balears. En este sentido, Rojo ve con buenos ojos las últimas medidas que el Gobierno ha puesto en marcha para rebajar la inflación. «Son medidas lógicas y que, quizás, se tendrían que haber tomado antes. Las pymes vivimos de que a nuestro entorno le vaya bien». Pero Rojo iría aún más lejos y apostaría por una congelación de las hipotecas: «No puede ser que las familias tengan que incrementar el pago de sus hipotecas cuando sus ingresos no van a aumentar. Esa es la protección que necesitan las familias. Lo que no es normal es que se esté obligando a pagar alzas de algo que no se va a poder pagar».

SALARIOS. Para que los ciudadanos tuvieran más dinero en el bolsillo como reclama Alfonso Rojo también se podrían subir los salarios. Pero, ¿hasta qué punto pueden asumir una subida salarial las pymes? «Nuestra rentabilidad se ve disminuida, es complicado poder subir salarios. Va a ser imposible que una empresa pueda asumir el 100% del incremento del coste de la vida». No obstante, desde Conpyme han solicitado el incremento del salario mínimo interprofesional hasta los 1.085 euros, una medida que en Balears apenas tendría repercusión ya que hay muy pocos sectores cuyos trabajadores cobren este salario.
El presidente de las pymes pitiusas asegura que el mayor problema que sufren Eivissa y Formentera es el del acceso a una vivienda asequible. «Somos el claro exponente de la especulación», destaca Alfonso Rojo, quien pide a la administración que utilice todas sus armas en luchar contra la actividad ilegal de los pisos turísticos. «Mientras no se ponga toda la carne en el asador vamos a seguir teniendo el problema», avisa.

CONTRATACIÓN. Esta falta de vivienda también influye a la hora de contratar trabajadores. Hace un año, desde la PIMEEF se pidió a los empresarios que tuvieran sus plantillas contratadas al inicio de la temporada «porque preveíamos que no iba a haber suficiente personal ya que muchas empresas no abrieron en 2021 pero sí que lo iban a hacer en 2022. Fue una medida que fue escuchada, la mayoría contrataron la totalidad de sus plantillas en abril y mayo, pero a partir de julio sí que tuvimos problemas». Rojo se refiere a dos sectores concretos: el de la restauración y el de los transportistas (taxis, bus, VTC), donde el pasado verano ha habido numerosos episodios de ‘robo’ de trabajadores entre empresas. «Cuando ya no encuentras nada, te fijas en los profesionales que están trabajando en otros negocios y ahí sí que hubo momentos de tensión porque se ha llegado a duplicar el salario de los trabajadores. No ha sido bueno porque cuando las reglas del mercado se rompen, a corto plazo gana quien la tiene más grande pero a medio plazo el mercado no lo puede aguantar», señala Rojo, quien añade que estas situaciones se han producido, sobre todo, con empresarios que no son locales.

Otra de las preocupaciones de Rojo es la desaparición del comercio tradicional. En este sentido, pide «cordura» a los propietarios de locales a la hora de incrementar los alquileres. «Si tienes un inquilino que lleva 20 años con un alquiler normal, si le pides tres veces más no lo podrá pagar. Al final solo pueden pagar estos alquileres empresas que no son de aquí, que son las mismas que te encuentras en el centro de otras ciudades».