Tomás Méndez
Tomás Méndez

Economista

Comercio y geopolítica (II)

TWL

En el artículo anterior explicamos cómo venimos de un mundo globalizado que permitía, a través del comercio, obtener bienes y servicios al menor precio a escala mundial. El comercio ha permitido la especialización y la división del trabajo y ampliado el mercado a una mayor escala, facilitando los cambios tecnológicos y las habilidades de los trabajadores que han aumentado la productividad y el crecimiento económico, dando lugar a una enorme variedad de bienes y servicios incrementando el bienestar material de la población mundial.

Estados Unidos ha sido el principal impulsor de la globalización desde la Segunda Guerra Mundial, pero el presidente Trump rompió con esa política y defendió durante su primer mandato (2017-2021) un sistema proteccionista en lo económico y nacionalista en lo político. Ahora, comenzando su segundo mandato, avanza con mayor empeño en esa política. Su gran obsesión es el déficit de su balanza comercial, especialmente con China, pero también con sus aliados Europa y Japón, y está utilizando ese hecho para establecer aranceles y contingentes sobre sus importaciones de una forma agresiva, con amenazas a los europeos y a sus vecinos Canadá y México. Trataremos de examinar qué significan ahora y hasta donde está dispuesto a llegar con sus slogans más repetidos: «Hacer América Grande de Nuevo» y «América Primero», y ver qué base histórica, ideológica y teórica tiene y, finalmente, sus consecuencias a escala americana y mundial.

Hay tres ejemplos fallidos de utilizar los aranceles para mejorar la balanza comercial. En los Estados Unidos en 1930, para combatir la Gran Depresión de 1929, se aprobó una ley con el nombre de los senadores que la propusieron (Ley Hawley-Smoot) que elevó exagerada y unilateralmente los aranceles, con el fin de aumentar la demanda de bienes fabricados en el país. La consecuencia fue que otros países tomaron represalias, elevando los aranceles sobre los bienes de Estados Unidos y el resultado fue mayor desequilibrio comercial, recesión y pobreza para todos. A principios del siglo XXI lo intentó George W. Bush, pero desistió a los dos años. Y por último, en el primer mandato, Trump prometió que disminuiría el déficit comercial y sin embargo lo aumentó (importó más bienes de los que vendía al extranjero) aunque acusando del déficit a los Acuerdos Comerciales de sus antecesores.
La idea básica del presidente Trump parece que se generó en sus negocios con Japón en los años 80 y 90 del siglo pasado. Según él los Aliados se aprovechan de Estados Unidos, especialmente de su ayuda militar, sin dar nada a cambio. Aquí empezó su obsesión con los Aranceles, para hacer pagar a los Aliados un precio justo. En su primer mandato (2017-2021) bloqueó a la Organización Mundial del Comercio (OMC) y todos los acuerdos sobre el comercio multilateral que estaban vigentes desde Bretton Woods en 1944. También ha hecho declaraciones parecidas de Europa y considera que su Unión y el euro se hicieron para fastidiar a Estados Unidos. Considera que los Estados Unidos de Europa con una moneda comparable al dólar, debilita a América y prefiere tratar bilateralmente con cada uno de los países que la componen. En este comienzo del segundo mandato, ya más fortalecido, insiste en una guerra comercial que ahora puede ganar, porque puede imponerlo por todos los medios, incluida la fuerza. Considera que puede poner todo tipo de barreras arancelarias cuando afecta a objetivos estratégicos relacionados con la defensa del país, es el caso del arancel del 25% sobre el acero importado, necesario para el armamento, la construcción y los automóviles y base de la industria. Aranceles también si no hay igualdad en los impuestos (el IVA) o son exportaciones a bajo coste, para que los bienes puedan ser producidos en el país en las mismas condiciones, lo que evitaría que las fábricas se deslocalizan a otros países con impuestos menores. Justifica las restricciones a la importación si la balanza comercial es muy desfavorable lo que supondría un endeudamiento excesivo del país y por ese motivo considera adecuado todo tipo de represalias. Las consecuencias de esta política sobre el crecimiento, el empleo, la inflación y el comercio en Estados Unidos y en Europa, así como las más concretas sobre España y Balears, las veremos en el próximo artículo.