Siempre lo digo y no es un «bienqueda»: analizar temas de bolsa provocados por desgracias humanas es lo que peor llevo de mi trabajo. Pero hoy toca ver cómo afectan a las bolsas los ataques entre Irán e Israel. El riesgo real es por el petróleo. El efecto directo de una guerra para las bolsas no es malo. Desgraciadamente, es un negocio: desde armas (tan de moda ahora provocando que a mucho inversor le dé igual el aspecto ético de esta inversión) a la reconstrucción, pasando por la financiación.
Como muestra un botón: Israel está siendo bombardeada estos días y su bolsa está en máximos históricos.
Es cierto que la empresa que más sube este año es Elbit Systems (defensa), pero entre las cinco posiciones más grandes hay tres bancos (más una farma de la propia Elbit) con lo que, por el peso de la banca, se ve que el mercado no teme una crisis económica en Israel. Como decía, el riesgo está en el petróleo y no hace tanto que lo vivimos: más coste para las empresas y familias, una fuerte inflación en general, que a su vez nos lleva a sufrir tipos de interés más altos.
Aunque en 2021, a pesar de lo que dicen los políticos (principalmente los que están en bancos centrales), la verdadera causa de la hiper inflación fue haber tenido tipos negativos durante muchos años (el petróleo la acentuó). La verdadera causa no es que Irán deje de vender (ya nos vende poco) es que consigan cerrar el Estrecho de Ormuz. Es una localización fundamental para el comercio de petróleo mundial: es la salida al mar del Golfo Pérsico. Es decir, todo el petróleo que llega por mar desde países como Arabia Saudí, Bahréin, Catar, Irak o el propio Irán pasa por allí. Estamos hablando del 20% del petróleo que se consume en el mundo.
Si eso ocurriera, el precio del petróleo se dispararía: una parte estancada que no llegaría nunca y la parte que sí llegaría lo haría con retraso y con un gran sobrecoste de transporte. Echando la vista atrás, en otros momentos tensos para el precio del petróleo se demuestra que es verdad que las bolsas a corto plazo sufrieron (con alguna excepción como el +15/+18% que se anotaron 6 meses después del inicio de la Guerra de Irak en 2003) pero tardaron poco en recuperar.
Sin duda, hay que estar muy atentos a esta situación pero siempre desde la frialdad y desde el cumplimiento de estrategias. Hay varios factores que lo aconsejan:
El primero es que cerrar el Estrecho de Ormuz no es poner una barrera o un semáforo en rojo, se habla de ataques a barcos, minas… no es tan sencillo, al menos impedir el paso de todos los petroleros, pero tampoco imposible.
Del segundo ya he hablado: la historia demuestra, como en tantos momentos de miedo, que el impacto, si lo hay, es muy pasajero en las bolsas.
El tercero es indirecto: aunque suba la inflación, no es fácil que los Bancos Centrales suban tipos (efecto colateral de la inflación), ya que no se produciría porque el mundo consuma mucho petróleo, sino que éste llega en menor cantidad o con más coste.
Y el último: a pesar de las últimas subidas, el petróleo sigue muy barato; hay margen de subida para empezar a hacer daño.