El presidente de los Estados Unidos Barack Obama durante un discurso en el Capitolio de Washington. | Reuters

La creación de empleo será «el objetivo principal de 2010», prometió ayer el presidente de EEUU, Barack Obama, en su discurso sobre el Estado de la Unión, en el que la economía tuvo la mayor relevancia y se le vio pasar de la célebre frase del «sí podemos» al «yo no me rindo». Este cambio viene a resumir el primer discurso de Obama a los estadounidenses: realizó un discurso combativo, pero defensivo aunque no renunció a su programa, incluida la reforma sanitaria.

En su discurso ante ambas cámaras del Congreso, de cerca de 70 minutos de duración y que tuvo que corregir en el último minuto por la derrota electoral en Massachussetts, Obama buscaba devolver la ilusión a los demócratas, desmoralizados tras la pérdida de la mayoría absoluta en el Senado, y recuperar la iniciativa frente a un electorado cada vez más escéptico por lo que reclamó unidad y pidió recuperar la esperanza. Ante la realidad de un paro del 10% y un déficit fiscal de 1'35 billones de dólares para este año, optó por proponer una serie de medidas que aseguró que servirán para crear puestos de trabajo.

Objetivo número uno
«El empleo debe ser nuestro objetivo número uno en 2010 y por eso pido este año un proyecto de ley para la creación de nuevos trabajos», dijo. Propuso usar 30.000 millones de dólares de las ayudas devueltas por Wall Street para que los bancos comunitarios, que son pequeñas entidades locales, extiendan más créditos a las empresas y éstas puedan efectuar más contrataciones.

Anunció un incentivo fiscal para las empresas que aumenten sus plantillas o que eleven los salarios, y rebajas tributarias para fomentar la inversión. Se comprometió a doblar las exportaciones en los próximos cinco años.

Las propuestas económicas del presidente estadounidense incluyeron también la congelación parcial del gasto público, excluidas las partidas destinadas a la Defensa, la seguridad, las pensiones y la sanidad. Con ello busca ahorrar cerca de 250.000 millones de dólares en los próximos diez años.

Se refirió a la reforma sanitaria, su gran prioridad legislativa en 2009 y que se encuentra en entredicho después de que los demócratas perdieran la mayoría absoluta en el Senado la semana pasada. «No abandonemos la reforma. No ahora. No cuando estamos tan cerca. Encontremos una vía para unirnos y completar el trabajo en beneficio del pueblo estadounidense», instó.