Opositores permanecen en casa de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, en La Habana. | Alejandro Ernesto

El cadáver del preso político Orlando Zapata sigue en manos de la seguridad cubana, que además ha detenido o recluye en sus casas a más de cincuenta disidentes, dijeron fuentes de la oposición, mientras que el presidente Raúl Castro culpó a Estados Unidos del hecho y negó que haya torturas. «El cuerpo sigue preso, no se lo han entregado aún a la familia», dijo un representante de la oposición, y agregó que la seguridad del Estado ha ordenado que el entierro se haga sin dilación, versión ratificada por otras fuentes.
El general Castro, en la primera reacción oficial, lamentó la muerte pero culpó a Estados Unidos y negó que haya torturas en la isla, en la que hay unos 200 presos políticos, según la disidencia. «No existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base (estadounidense) de Guantánamo», en el este de Cuba, afirmó el mandatario al ser consultado por periodistas brasileños en el Puerto de Mariel, que visitó con el presidente de ese país, Luiz Inácio Lula da Silva.
Huelga de hambre
Un comunicado cubano con esas palabras fue enviado a la prensa extranjera acreditada en la isla, a la que no se permitió el acceso a Mariel para cubrir la visita de Lula. Zapata Tamayo, albañil de 37 años, falleció el martes en un hospital de La Habana, tras pasar 85 días en huelga de hambre para exigir un tratamiento digno en la prisión.
Zapata, un albañil de 42 años, era uno de los 75 disidentes detenidos en 2003, en una operación ahora conocida como Primavera Negra, y acusados de conspirar con EEUU, de atentar contra la independencia del Estado y socavar los principios de la revolución. Su muerte ha originado una oleada de reacciones internacionales que apuntan a la responsabilidad del Gobierno cubano. Una fuente diplomática europea dijo que el hecho causará muchos problemas internos e internacionales al Gobierno por «dejar morir» a Zapata «cuando todos sabían que se estaba agravando».
La muerte de Zapata Tamayo, que exigía que se le tratara como preso de conciencia, estatus que le atribuía Amnistía Internacional (AI), ha provocado un alud de reacciones en Europa y auguran un mal futuro a la campaña para normalizar las relaciones de Cuba, que impulsaba el ministro español de Exteriores, Miguel Angel Moratinos.
La Comisión Europea, por medio del portavoz John Clancy, lamentó «profundamente» la muerte de Zapata, quien cumplía una pena de 36 años por varios delitos, como desacato y actos de protesta por las condiciones de vida en la prisión. Además de manifestar sus condolencias a la familia, Clancy recordó que «la Unión Europea ha pedido en muchas ocasiones al Gobierno cubano que mejore de manera eficaz la situación de los derechos humanos en el país mediante la liberación incondicional de todos los presos políticos».
La misma petición hizo el portavoz del departamento de Estado de EEUU, Philip Crowley, quien señaló que el Gobierno de Barack Obama está «profundamente entristecido» por la muerte del disidente. «La muerte de Zapata realza la injusticia de la detención en Cuba de más de 200 presos políticos que deberían ser liberados sin demora», agregó Crowley.