Más de 100.000 ciudadanos kirguises de etnia uzbeka se han refugiado en Uzbekistán tras huir de los enfrentamientos étnicos en el sur de Kirguizistán, que han causado la muerte de al menos 187 personas, informó ayer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef). El 90 por ciento de estos refugiados son niños, mujeres y ancianos, según los datos de este organismo, citados por la agencia kirguís AKIpress.
Gran parte de los refugiados han sido alojados en 75 campamentos en la región uzbeka de Andiyán.
Mientras, decenas de miles de uzbekos continúan atrapadas en la frontera después de que el paso fuera ayer cerrado, con la esperanza de pasar y huir de la violencia.
Los choques entre kirguises y uzbekos en el sur de Kirguizistán comenzaron en Osh, la segunda ciudad del país, la madrugada del viernes pasado y luego se propagaron a la vecina Jalal-Abad, pese al estado de excepción decretado por el Gobierno provisional kirguís.
Los dos primeros aviones fletados por la agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) con ayuda humanitaria llegaron ayer por la tarde a Andijan, informó la organización.
Los dos aviones de carga llevaron 800 tiendas ligeras, coberturas de plástico, mantas y colchonetas, que serán dirigidos inmediatamente hacia el este del país, donde se encuentran los refugiados.
En total ACNUR tiene previsto realizar seis vuelos hasta el final de esta semana, para llevar hasta 240 toneladas de ayuda de emergencia procedente de los almacenes centrales del organismo en Dubai.
«Apreciamos la cooperación que estamos recibiendo del gobierno uzbeko para que la ayuda vital pueda llegar a los afectados», dijo el alto comisionado para los Refugiados, Antonio Guterres. «Es una situación dramática y que está evolucionando rápidamente. se necesita ayuda urgente», subrayó.